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Un argelino recién separado de una española conversa al islam
Abdelouahab Taib, poco conocido en el barrio donde vivía, se había radicalizado y lucía barba
Abdelouahab Taib, poco conocido en el barrio donde vivía, se había radicalizado y lucía barba.
La casa del asaltante de la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Cornellà de Llobregat, está situada a unos escasos 30 metros de la sede policial, y ayer ya desde la primera hora era un hervidero de agentes, periodistas, vecinos y curiosos. Abdelouahab Taib tenía 29 años, era de origen argelino y sin antecedentes policiales. «No era marroquí», confirmó un residente en la zona.
Vivía en el segundo piso de una vivienda de la calle Garraf, y una vecina del quinto explicó lo mismo que el resto de residentes consultados por este diario. Esto es, que casi nadie le conocía, y eso que llevaba dos años en el barrio, y varios en el país.
Nadie en el barrio de la Gavarra de Cornellà había detectado nada sospechoso en el asaltante de la comisaría, más bien todo lo contrario, ya que pasaba desapercibido, al margen de sus visitas a una cercana mezquita. Es la única de esas calles, aunque también hay un locutorio frecuentado por miembros de la comunidad musulmana.
Más conocida era la joven, Luci, de 40 años, que hasta hace pocos días era su pareja. Se separaron la pasada semana y ella tenía dos hijos, fruto de una relación anterior. Los vecinos sólo tenían buenas palabras para ella, a la que conocían mucho más que a él. Trabaja en un restaurante y se levantaba muy pronto. Él había conseguido un empleo a través del Servicio de Ocupación de Cataluña (SOC).
Al cabo de entablar la relación sentimental fue cuando ella empezó a llevar el velo y además se convirtió al islam, un hecho que sorprendió a algunos de los vecinos, sobre todo por la rapidez de la conversión. Este cambio en los hábitos religiosos de la joven disgustó a algunos de los residentes, por lo que se escuchó ayer. Pese a esta rápida conversión, al parecer a ella le molestaba que Taib se pusiera a rezar de madrugada, uno de los factores que finalmente derivó en la ruptura de la pareja.
La ex mujer explicó ayer a los Mossos que el agresor descubrió que era gay hace un año, de lo que se sentía avergonzado por su religión musulmana, y que tenía ideas suicidas. Aseguró que había notado una radicalización en sus ideas religiosas y que se había dejado barba.
Sobre él hubo varios comentarios. Desde que «tenía que estar enfermo» por lo que hizo a que estaba enfadado por la ruptura o que «alguien le tenía que haber inducido» a cometer el ataque, quizá en una referencia a Estado Islámico.
La Gavarra cuenta con más de 20.000 habitantes, en una de las mayores ciudades de la periferia de Barcelona. Un barrio que ha cambiado mucho en los últimos 50 años. Como tantas zonas del área metropolitana de la capital catalana, en los años 60 y también en los 70 del pasado siglo llegó mucha gente de origen andaluz y extremeño. El edificio en el que está el piso de la pareja forma parte de una serie de bloques que se construyeron expresamente para acoger a estos nuevos inmigrantes.
Sin embargo, el perfil del barrio ha cambiado. Ahora predominan los inmigrantes de origen marroquí, ecuatoriano, chino y rumano. No se trata de una zona conflictiva, pero la comisaría de los Mossos se encuentra en estas calles, y el agresor no vivía ni a dos minutos del edificio.
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