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Pactos de Estado para sumar al PSOE
Ofrece acuerdos en pensiones, empleo, educación, violencia de género y reformas institucionales.
Mariano Rajoy ha propuesto hoy a los partidos, en su discurso de investidura en el Congreso, alcanzar acuerdos en materia de pensiones, educación, financiación autonómica, violencia machista o de ciencia e innovación.
Mariano Rajoy se presentó ayer a su investidura con un discurso de mano tendida al diálogo, sostenido en su acuerdo con Ciudadanos y esquivo con la confrontación directa con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, del que depende que pueda salir adelante su Gobierno. Aun en el caso de que el PNV diese su apoyo al PP tras las elecciones vascas, Rajoy no cuenta con los votos independentistas catalanes y esto hace obligada la participación socialista. De hecho, ayer fue especialmente combativo con el independentismo y llamó a los demás partidos a defender con él la unidad nacional. Otra razón más, a su juicio, por la que urge que haya un acuerdo de investidura.
En su discurso optó por el perfil de Estado, moderado, pero reivindicativo, eso sí, de la gestión de su etapa legislativa. Estratégicamente, el candidato popular midió las referencias expresas al PSOE y hasta a Ciudadanos. Aunque a la dirección socialista se dirigió, por ejemplo, para emplazarla, como partido que también ha asumido responsabilidades de gobierno en España, a actuar ante la responsabilidad que los españoles han dejado en sus manos para que acabe el bloqueo político y pueda haber un nuevo Gobierno. Una presión sobre el PSOE vestida siempre de guante blanco, pero implícita en la mayoría de sus argumentos. Rajoy se enfrentó con tres ideas al hecho de que acuda al Congreso para perder, ya que, salvo sorpresa, el viernes no sacará adelante la investidura pese a su acuerdo con Ciudadanos y Coalición Canaria (CC). Defendió que España necesita un Gobierno con urgencia, que los españoles se pronunciaron con claridad en las elecciones sobre cuál era su preferencia y que no hay alternativa razonable a su candidatura. Y todo ello envuelto en las razones económicas que elevan la urgencia de recuperar la estabilidad y la «normalidad democrática». Rajoy optó por ajustar su mensaje al tono más institucional posible, siendo fiel a su ideario tradicional y al pacto que ha firmado con Albert Rivera. Desde la tribuna, llamó a los socialistas, y a los demás grupos políticos, a buscar primero los elementos que les puedan unir, a buscar concordancias, para establecer un marco básico y necesario sobre el que luego construir «las diferencias».
Para dar contenido a esta llamada al diálogo, y a este perfil de candidato que entiende que los resultados electorales le obligan a ceder y a consensuar, aunque haya mejorado en votos y en escaños respecto a diciembre, Rajoy ofreció grandes pactos de Estado, citando expresamente al PSOE: sobre financiación autonómica, pensiones, educación, violencia de género y reformas institucionales. También llamó a sentarse a negociar dos grandes planes nacionales sobre energía e I+D+i, y apeló, asimismo, a los pactos de Estado ya vigentes sobre yihadismo, Europa y unidad territorial. «Ahora toca buscar concordancias, y ya llegará la hora de las diferencias. Estamos ante una situación excepcional y esto compromete a quienes desde el Gobierno de España hemos contribuido con nuestros planteamientos distintos a engrandecer el país», defendió.
Y ahí, como elementos también de presión sobre la bancada socialista, señaló la necesidad de aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el próximo año y de cumplir con los compromisos con Bruselas, es decir, implementar las medidas necesarias en materia de ajuste fiscal y déficit que exige Europa antes del 15 de octubre. Sin citar expresamente a Pedro Sánchez, pero presente entrelíneas en todo momento como responsable de un bloqueo que puede traer sanciones de Bruselas o recortes en la financiación europea, que amenaza además a la evolución de la economía doméstica, a las inversiones y hasta al objetivo de conseguir los 20 millones de empleos en 2020.
El líder popular hizo hincapié en que la economía aguanta, y evoluciona positivamente, mérito que atribuyó a sus políticas, pero incidiendo a la vez en los riesgos de mantener la inestabilidad política. «No sería justo nublar el horizonte de prosperidad y malograr la marcha de la economía por la inestabilidad política», sentenció. «Hay que poner fin a la anomalía democrática de tener un Gobierno en funciones y limitado a la hora de tomar decisiones que afectan al interés general», añadió. Frente al «no» de Sánchez, inamovible, de momento, frente a las presiones externas de todo signo ideológico y a la división en su partido, Rajoy reivindicó su derecho a gobernar. «Estoy aquí porque lo han querido los españoles», apostilló. Y también incidió en que no hay otra salida a su Gobierno que la de convocar unas terceras elecciones. «No hay alternativa que responda al interés de los españoles, que suscite confianza y que esté en condiciones de intervenir sin ser una aventura de radicalismo, ineficacia e incertidumbre. Si existiera, sería para componer un Gobierno de mil colores, hipotecado hasta por intereses de partidos que tienen como objetivo desafiar nuestro modelo democrático y romper la unidad», proclamó, echando tierra sobre un posible entendimiento con el nacionalismo independentista. Y, por tanto, sobre el lema en el que Ferraz intenta justificar que no se mueva del «no», su tesis de que Rajoy puede buscar el apoyo del nacionalismo y de los independentistas, aunque ésta fuera una de las líneas rojas que el Comité Federal del PSOE marcó al propio Sánchez cuando él intento la investidura en la Legislatura fallida. El candidato popular pidió ayuda a todos los demás partidos para defender la unidad de España. «España puede contar con un Gobierno. Pero no le vale cualquiera, estaríamos engañando a los españoles si les dijéramos que basta con cualquier Gobierno para desbloquear la situación. España reclama un Gobierno que pueda gobernar y que sea capaz de atender a los problemas. Un Gobierno estable, duradero, sólido y no sometido a vaivenes constantes», explicó. La alternativa de izquierdas, que hoy volverá a plantear Iglesias a Sánchez, y que éste, al menos, no ha negado con claridad, sería, según Rajoy, una salida inviable y que llevaría al país a una Legislatura estéril. «Hace falta un Gobierno basado en acuerdos y nos enfrentamos a desafíos que ningún partido puede atender en solitario». remató.
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