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El Ejército de Felipe VI

La Razón
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Va a ser inevitable que durante este primer año de reinado, todos los discursos, audiencias, gestos y viajes de Felipe VI tengan el marchamo de «primer». No hay que preocuparse. El tiempo se encargará de ello. Pero también es pertinente recordar hoy que ésta será su primera Pascua Militar; el primer discurso del Rey a las Fuerzas Armadas. Y hay cierta expectación por sus palabras. No es para menos. Y no lo es porque en los dos discursos importantes que hasta ahora ha pronunciado –el de proclamación y el de Navidad– no hubo ninguna referencia explícita al Ejército. Algunos empezaban a ver en ello una distancia con lo que había hecho su padre, pero, aunque las comparaciones son inevitables, las diferencias son más que notables.

Efectivamente los militares españoles tuvieron un protagonismo en el reinado de Don Juan Carlos que no van a tener con Don Felipe. Veníamos de una dictadura militar y algunos pretendían que el Ejército siguiera conservando el papel de vigía de una transición a la democracia que tuvo sus momentos difíciles. El golpe del 23-F y algunas otras intentonas de menos fuste dibujaron un estamento que no se sentía cómodo con aquella nueva etapa de la historia de nuestro país. Además, poco a poco, los militares iban dejando los puestos políticos, desde las antiguas Cortes hasta el Gobierno. Fue Leopoldo Calvo Sotelo el que resolvió que el ministro de Defensa fuera un civil, Alberto Oliart, incluso contra la opinión de Don Juan Carlos. Y entonces aún eran muchos los generales que pensaban que el papel del Ejército pasaba por estar también presentes en la política nacional. Y no. Don Juan Carlos heredó un Ejército omnipresente y dejó unas Fuerzas Armadas centradas en lo suyo, en su trabajo, en su papel de la defensa nacional, que no es poco.

Es de justicia también reconocer, que muy pocas instituciones se han adaptado a su nuevo papel como las Fuerzas Armadas, especialmente si tenemos en cuenta el castigo que recibieron durante años de ETA. Así lo recordó Don Felipe en su proclamación: «En esa mirada deben estar siempre presentes, con un inmenso respeto también, todos aquellos que, víctimas de la violencia terrorista, perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad. Su recuerdo permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón. Y la victoria del Estado de Derecho, junto a nuestro mayor afecto, será el mejor reconocimiento a la dignidad que merecen». Sí, fueron años duros para los militares. Soportaron una provocación de unos asesinos que les llamaban fuerzas de ocupación. Eran también estos terroristas los primeros interesados en que hubiera una involución. Pero aquella tampoco se produjo. Hoy los militares españoles realizan maniobras con ejércitos aliados de todo el mundo; participan en misiones de guerra y también de paz; responden al mandato de Naciones Unidas y del Gobierno español, hablan inglés, son expertos en telecomunicaciones y tecnología punta... Son parte de España. Y decisiva. Porque al margen de la disparatada bisoñez de algún político, la defensa nacional es una necesidad de presente y de futuro.

Pues bien, éstas son las Fuerzas Armadas con que se encuentra el nuevo Rey. Las conoce bien. Su paso por las academias militares dejó poso en su personalidad; y sus frecuentes maniobras y visitas a acuartelamientos y destacamentos son algo habitual en su agenda. No. Don Felipe no tiene alergia a los militares, por mucho que la foto fija de su proclamación no tuviera nada que ver –por la presencia de uniformes– con la de su padre, en aquellas Cortes franquistas. Y por eso creo que el Rey comprende también el esfuerzo que hacen. Me queda la duda de conocer la preparación que la princesa Leonor recibirá; pero estoy seguro de que tendrá –además de la formación civil– otra militar. Y eso teniendo en cuenta que el jefe del Estado español, en contra de lo que algunos creen, no es como el presidente de los Estados Unidos, comandante en jefe de su Ejército. En España, el que manda en las Fuerzas Armadas es el Gobierno. Atrás queda ya para la historia ese relato de Don Juan Carlos en chándal llamando a todas las capitanías generales para frenar el 23-F. Hoy el ejército español es otra cosa: profesionales preparados en todos los campos, pero, sobre todo, españoles dispuestos a dar la vida por nuestro país, como hemos comprobado estos últimos años. Así lo recordará hoy el Rey, que tampoco olvidará que está con sus compañeros. Y se notará. Y es bueno que así sea.