PSC
El Govern se rompe entre elecciones autonómicas y DUI tras una reunión nocturna de cinco horas
Dos consejeros del PDeCAT, Santi Vila y Meritxell Borràs, y dos de ERC, Toni Comín y Carles Mundó, amagaron con renunciar.
Tras reunirse esta madrugada durante más de cinco horas, tres opciones continúan sobre la mesa: proclamación de la República y elecciones constituyentes, declaración unilateral de independencia o comicios autonómicos anticipados.
La fractura se mantiene en el Govern. Durante más de cinco horas ha permanecido reunido esta madrugada el llamado «estado mayor del procés» para trazar su hoja de ruta ante la activación del artículo 155. Según informan varios medios catalanes, tres opciones continúan sobre la mesa: Proclamación de la república y elecciones constituyentes, Declaración unilateral de independencia y comicios autonómicos anticipados.
Naciódigital.com asegura que el encuentro ha terminado con un «acuerdo frágil por la República», que contemplaría la declaración de independencia
Puigdemont está reflexivo, dicen los que ayer tuvieron contacto con el presidente de la Generalitat. No suelta prenda de cuál será su decisión final. Las alarmas saltaron en la CUP, que ayer amenazó, como sólo saben hacer los anticapitalistas, al Gobierno de la Generalitat con tomar la calle y, sobre todo, liderarla si convoca elecciones autonómicas. PDeCAT y Esquerra Republicana han optado en las últimas horas por bajar tensión y vestirse de camuflaje tras el presidente catalán. Los primeros, por convicción, los segundos, por estrategia.
La inestabilidad en el Gobierno catalán se evidenció la tarde del jueves pasado, como adelantó LA RAZÓN. La CUP se negaba a tramitar una DUI en el Parlament porque «la gente votó por la independencia el 1-O». Los anticapitalistas apostaban por poner en marcha la Ley de Transitoriedad y convocar elecciones constituyentes. En ese momento, Puigdemont valoró la posibilidad de hacer una DUI por decreto, sin descartar una convocatoria de elecciones. Lo comunicó a sus consejeros y al menos cuatro de ellos se plantaron. Santi Vila (Empresa), Meritxell Borràs (Gobernación), Toni Comín (Sanidad) y Carles Mundó (Justicia) amagaron con su renuncia.
Santi Vila no dudó incluso en presentar una «dimisión preventiva» si se efectuaba una Declaración de Independencia. Las alarmas saltaron en PDeCAT y ERC porque entre los consejeros figuran dos republicanos: Mundó y Comín. Durante dos días, a pesar de la publicación de LA RAZÓN, se puso sordina a la información. Incluso Vila la negó. Sin embargo, la noche del lunes, en la cena anual de la patronal CECOT, el consejero Vila compartió con sus compañeros de mesa las cuitas del Govern y reconoció que le había planteado la dimisión a Puigdemont.
La tensión aumentó el domingo cuando el conseller de Presidencia, Jordi Turull, dijo en RAC-1 que el Gobierno catalán no contemplaba la posibilidad de convocar elecciones. Turull lidera al sector encabezado en el PDeCAT por Marta Pascal, la coordinadora del partido, y el propio Santi Vila. Sus encontronazos son habituales tras el último congreso del PDeCAT en el que Turull tuvo que entregar armas y bagajes ante Pascal. Nunca se lo ha perdonado y aprovecha cualquier resquicio para resolver desavenencias internas.
Las palabras de Turull no gustaron en el partido. Artur Mas, el ex presidente de la Generalitat y actual presidente del PDeCAT, tomó cartas en el asunto –de hecho, nunca las ha abandonado– e intensificó sus conversaciones con Puigdemont para tratar de convencerle de que «preservara la Generalitat ante el 155» convocando unas elecciones. Artur Mas puso voz a la dirección nacionalista y sus movimientos fueron tenidos en cuenta por Puigdemont, que tras sus conversaciones con Mas se ha mostrado dispuesto a comparecer en el Senado.
Esquerra Republicana mantiene discreto silencio. Oficialmente no renuncia a la DUI, pero una convocatoria electoral le daría una alegría. Podría acusar a Puigdemont de flaqueza en la defensa del «procés» para erigirse en el único garante. Ante esta situación, ERC tendría fácil negar una candidatura de país, como le propone el PDeCAT, y ganar por primera vez las elecciones llevando a Junqueras al Palau de la Generalitat. En cambio, si las elecciones se convocan con el 155, ERC tendría harto difícil escabullirse de una «lista de país».
Que el presidente catalán esté reflexivo tiene su explicación. La reunión del Consell Executiu de ayer acabó como el rosario de la aurora. No hubo unanimidad en la hoja de ruta a seguir. Más bien al contrario. Tantas fueron las diferencias, que el consejero portavoz, Jordi Turull, dijo que «el Gobierno daría una respuesta política al 155 contando con los partidos políticos y las entidades». Es decir, como el Govern es incapaz de posicionarse, la respuesta será compartida con los partidos y grupos independentistas.
Las reuniones del sanedrín independentista son como las meigas, no existen, pero «haberlas haylas». Estos días, además del sanedrín se producen múltiples contactos entre los diferentes actores. Puigdemont valora seriamente convocar elecciones de carácter autonómico, aunque se busca una fórmula para evitar el desasosiego del independentismo. Algo así como un artículo común en los programas de todas las fuerzas independentistas y el compromiso de seguir adelante con la independencia si este bloque gana las elecciones.
El presidente catalán, por otra parte, escucha también a los Comunes de Colau, que reniegan de la DUI y del 155 y a los socialistas de Iceta y Pedro Sánchez, dispuestos a ser interlocutores con el Gobierno de Rajoy si Puigdemont convoca elecciones y deja las veleidades soberanistas para mejor ocasión. Con este panorama, es comprensible que Puigdemont esté reflexivo. No es para menos.
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