Espionaje en Cataluña
El informe policial desmonta la versión del jefe de los Mossos
Manel Prat habló con la periodista diez minutos después de que ésta estuviese con el jefe de Método 3 y luego la recogió en su coche
El director de los Mossos d'Esquadra, Manel Prat, está empeñado en asegurar que no guarda ningún vínculo con la trama de espionaje en Cataluña articulada en torno a la agencia de detectives Método 3, pero los informes policiales sugieren que sí existe relación. El principal argumento de Prat es desmentir a las fuentes policiales que sostienen que su vehículo oficial estuvo el 18 de febrero ante el domicilio del jefe de Método 3, Francisco Marco, sólo unas horas antes de que éste fuera detenido. Pero lo cierto es que el informe de la Policía Nacional hace muy verosímil la sospecha de que Prat tuvo interés en conocer de primera mano aspectos relacionados con el escándalo de espionaje, a pesar de que los Mossos no son titulares de esta investigación que salpica a CiU. El caso –es necesario recordarlo– está en manos de la Policía por decisión de la Justicia.
El informe policial, al que ha tenido acceso este diario, detalla la secuencia del 18 de febrero y pone de manifesto que se produjeron dos reuniones consecutivas entre, primero, el jefe de Método 3 y una periodista (redactora de «El Periódico») y, después, entre la periodista y el director de los Mossos d'Esquadra. La concatenación de ambos encuentros en un espacio inferior a los 30 minutos ha levantado la sospecha inevitable: el director de los Mossos quiso conocer detalles sobre la trama de espionaje en un momento en que el tema ya estaba judicializado y ya había trascendido que el antiguo responsable de seguridad de Convergència, Xavier Martorell, tenía relaciones fluidas con Método 3.
Según el informe policial, a las 14:30 horas, la periodista en cuestión se presentó en el domicilio del jefe de Método 3 –esto es la confluencia de las calles Aribau y Provenza–. Allí se vio con Marco y mantuvo una conversación con él de 35 minutos mientras daba vueltas alrededor de su manzana. A las 15:05 horas, se despidieron. La periodista se fue a pie hasta la calle Muntaner (paralela a Aribau) y descendió hasta la calle Aragón, donde se detuvo en la esquina con Rambla de Cataluña. Este recorrido lo cubrió en 15 minutos y, a continuación, efectuó una llamada de teléfono.
Diez minutos después, apareció el director de los Mossos d'Esquadra en su coche oficial, un Volkswagen Passat azul, y la periodista se subió al vehículo. La propia redactora corroboró ayer los hechos en un artículo en su diario («Esto fue lo que pasó»), aunque insistiendo en que el coche de Prat no la recogió en el domicilio de Marco, sino en la esquina de Consell de Cent con Rambla de Cataluña. Ésta es su explicación de los hechos posterior a su encuentro con el jefe de Método 3:
«Caminé, me paré en varios escaparates y al ver la hora recordé que había quedado para comer con el director de los Mossos. Llamé por teléfono a Prat y le pedí disculpas. Estaba en su despacho de la comisaría de Les Corts, me dijo que ya había comido y que tenía que estar en la Consejería de Interior a las 16:00 horas para asistir a una reunión. La sede del Departamento de Interior está a tres minutos caminando de la redacción del diario, y le sugerí que, ya que tenía que pasar con su coche por Consell de Cent para ir a la reunión en la Consejería, me recogiera (...) Ni le conté de dónde venía ni me lo preguntó. El encuentro entre una redactora de sucesos y un jefe policial no duró más de un cuarto hora».
El caso de espionaje
El cruce de declaraciones y de versiones policiales está enmarañando un caso del que todavía se desconocen los principales interrogantes. ¿Quién encargó trabajos de espionaje y con qué objetivos? La presidenta del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho – que detonó la investigación después de saber que Método 3 había pinchado una conversación suya con Victoria Álvarez, ex amante de Jordi Pujol Ferrusola–, está convencida de que cada vez hay más mentiras sobre la mesa, y elevó la «rocambolesca» historia de espías a una «crisis de gobierno». «En otro país hubieran rodado cabezas», vino a decir, antes de subrayar que Artur Mas es quien tiene la «responsabilidad última».
Para Sánchez-Camacho es incomprensible que haya dos directores generales –el responsable de la Policía catalana y el director de servicios penitenciarios, Manel Prat y Xavier Martorell, respectivamente-, que tienen relación directa con los espías y con la venta ilegal de una conversación grabada a dos medios de comunicación. Sánchez-Camacho instó a Mas a destituirlos, pero el presidente de la Generalitat no tiene la menor intención de hacerlo.
Después de que haya trascendido parte de la ya famosa conversación entre la presidenta del PP y la ex amante de Jordi Pujol Ferrusola en el restaurante La Camarga, famosa porque fue la que puso patas arriba esta historia de espionaje político, alertó de que si alguien pretende ganar dinero con la venta de la cinta estará incurriendo en un «delito».
De momento no se ha acusado a nadie de tal, pero la madeja del espionaje continúa desenredándose a poca velocidad. Aseguran fuentes policiales que la información es ingente y sugieren que habrá que esperar un tiempo para acabar las pesquisas.
CiU y las carpetas que salpican a Martorell
Convergència Democràtica ha asegurado en varias ocasiones que nunca ha contratado los servicios de espionaje de Método 3, pero lo cierto es que la Policía Nacional ha hallado dos carpetas con el nombre de Xavier Martorell, el antiguo responsable de seguridad de CDC y actual director de servicios penitenciarios de la Generalitat. De momento, ha trascendido que Martorell encargó barridos de micrófonos y comprobaciones de software en la agrupación de Sabadell y ha negociado precios con el jefe de Método 3, pero la Policía no ha acabado de analizar el material incautado. «En el Gobierno de Cataluña están muy nerviosos porque ya es la segunda conexión de un director general de su Ejecutivo, de CiU, con la empresa de detectives que está imputada», analizó la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, en alusión a la reciente involucración del director de los Mossos d'Esquadra. De momento, todo se ha saldado con la dimisión de Martorell como responsable de Convergència en el municipio de Sant Cugat. Desde que estalló el escándalo, CiU ha tratado de cerrar filas.
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