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Elecciones generales

El lenguaje no verbal

El lenguaje no verbal
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Pablo Casado: El más relajado y propositivo durante todo el debate

Casado fue el más propositivo de todos los canditados. Sus propuestas fueron concretas a diferencia de los demás. Además fue el que más relajado estuvo, y supo utilizar el lenguaje no verbal para transmitir lo cómodo que se sentía e incluso que estaba disfrutando con la contienda. El presidente del PP contaba con una ventaja que no dejó escapar: defender su mensaje electoral sin la presencia de uno de sus más importantes contrincantes, Santiago Abascal. Casado lo aprovecho dando una imagen de derecha moderada y de eficacia de gestión.

Pedro Sánchez: Gesticulación encorsetada y tono demasiado plano

Una de las principales incógnitas del primer debate electoral era comprobar la evolución en su desenvolvimiento gestual del actual presidente ya que Sánchez ha pasado de ser un político de trinchera contestado incluso dentro de su propio partido a contar con un periplo de experiencia nada desdeñable en La Moncloa. Su tono fue demasiado plano aunque fue a más. La manera de utilizar las manos dio impresión de encorsetamiento al compararsele con lo otros candidatos. Salvo momentos concretos ignoró a Podemos y apenas tuvo contacto visual con Iglesias.

Albert Rivera: Vuelta a la corbata, intensidad y agresividad

Rivera aprendió la lección de su último debate electoral donde mostró nervios al principio que repercutieron en la fluidez de su dicción y en el recurso constante a posturas de protección con las manos. Ayer no pudo verse nada de ello. Rivera dosificó bien la intensidad emocional en su gesticulación en un debate en el que decidió volver a la corbata que abandonó en el de 2016. Fue el que más interrumpió y el que mejor dominó la parte técnica con especial mención al material gráfico que esgrimió contra Sánchez como su foto con Torra.

Pablo Iglesias: Las manos en los bolsillos y ademanes de profesor

Nada más bajar del coche en Prado del Rey cometió un error: posar junto a los anfitriones del debate con una mano en el bolsillo de su abrigo, una pose demasiado informal y que invita a la desconfianza. El error se repitió en la foto de familia y muchas veces a lo largo del debate. Iglesias estuvo peor que en otros debates, sin la chispa que le suele caracterizar. El recurso de leer artículos de la Constitución resultó demasiado didactico y le quitó frescura a las propuestas del candidato de Unidas Podemos, que cayó varias veces en un tono enfadado y negativo.