Política

Cataluña

La guerra soberanista se cobra la pieza de Antonio Baños

Dimite por discrepancias con la decisión de su formación de vetar la propuesta de JxSí

El líder de la CUP Antonio Baños, ayer antes de la reunión del consejo político y el grupo de acción parlamentaria de la CUP
El líder de la CUP Antonio Baños, ayer antes de la reunión del consejo político y el grupo de acción parlamentaria de la CUPlarazon

El presidente del grupo parlamentario de la CUP, Antonio Baños, presentó ayer su dimisión por discrepancias con la decisión de su organización de vetar la presidencia de Artur Mas. Este periodista de 48 años, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, se metió en política de la mano de David Fernández, el líder de la CUP en la pasada legislatura. David se lo pidió cuando lo calificó como «uno de los nuestros», se puso el mundo por montera y se metió en harina. La aventura ha durado cinco meses.

Siempre puntualiza que se llama Antonio, no Antoni, y reivindica que su patria «es la Meridiana», el populoso barrio barcelonés, escenario de la última gran manifestación independentista, que siempre le ha dado la espalda al movimiento secesionista. El otrora feudo inexpugnable del partido socialista de la mano del malogrado Antonio Santiburcio se tiñó de naranja en las autonómicas y de morado en las generales. Se dio a conocer en el circo mediático participando en las tertulias de La Sexta y TV3. Antes había sido colaborador habitual en Radio Nacional de España en el programa Asuntos Propios llevando una sección de título más que sugerente «Economía para Idiotas». Este militante antiglobalización trabajó en Ajoblanco, una revista de tendencia libertaria, crítica con los gobiernos del PSOE y de CiU, que para salvar su continuidad pactó con Unidad Editorial –El Mundo–. Así sobrevivió hasta que en 1999 dejó de publicarse. A partir de aquí se reinventó como escritor. «La economía no existe», «Libelo contra la economía», y «Posteconomía» componen una obra muy crítica con las tesis imperantes en el mundo económico. También hizo sus pinitos en política con su ensayo del proceso soberanista «La rebelión catalana».

El buen compañero –traducción literal de su segundo apellido al castellano– no «ha podido o sabido» superar la situación, como reza su carta de dimisión. No oculta que su decisión tiene motivos políticos, lo que abre un melón importante en la CUP y deja la escisión a punto de nieve. «Yo me encontraba entre los partidarios de aceptar la propuesta de acuerdo de Junts pel Sí», dice Baños, que apunta cuál era su único objetivo : «que esta legislatura fuera la de la ruptura irreversible con el Estado español y que además sirviera para construir una república desde un proceso constituyente, popular y social».

La decisión de la CUP le ha dejado a uña de caballo y se «siente incapaz de defender la decisión adoptada por la mayoría de las bases de la organización». La tensión tiene que ser dura para un hombre que en su vida familiar la vivía muy de cerca. Uno de sus abuelos fue de la CNT y otro de Falange. ¡Ahí es nada! Baños deja la política con dignidad pero «con un sentimiento de frustración personal». Ahora podrá volver a escribir libros y volver a actuar con Los Carradine, su banda de punk-rock. Sus letras tienen carga política y están cargadas de ironía. Se consideran herederos de bandas como Siniestro Total, todo un eufemismo para referirse a la política catalana. Antonio tendrá que refugiarse en aquella primera maqueta que editaron en el 93, Kung fu, y volver a ver la serie que protagonizó David Carradine para impregnarse de la fuerza y la meditación que le ha significado su breve, pero intensa, vida política.