Política
El obstáculo de Sánchez
A falta de una semana para las elecciones generales ya conocemos que la participación del voto por correo ha caído más del 30%.
Quienes más lo practican son los jóvenes, especialmente los primeros votantes. Suelen ser estudiantes universitarios que residen durante el curso académico lejos de su provincia, pero a medida que se eleva la edad de los electores disminuye el número de votantes por correo.
El 28A los jóvenes votaron primero al PSOE, después a Podemos y en tercer lugar a Ciudadanos. Votó el 52% y fue decisivo, si esta vez los jóvenes no acuden a las urnas es fácil predecir a quién perjudicará.
En la calle Ferraz se han planteado la abstención como el rival a vencer, no entienden que el problema de fondo que tiene esta campaña es otro y que los electores están apáticos porque no aprueban ni la repetición electoral ni como la están planteando los partidos empleados en el único mensaje consistente en responsabilizar al adversario de la celebración de nuevos comicios.
Sin embargo, al electorado no le interesa tanto de quien es la culpa, cuestión que ya tiene meridianamente clara y amortizada, como resolver las dos grandes incógnitas que le preocupan: qué tipo de coalición se producirá después del 10N y cómo piensan resolver los diferentes líderes los dos principales problemas del país: Cataluña y la amenaza de una nueva crisis.
En cuanto a los acuerdos postelectorales el mensaje de Pedro Sánchez genera desconfianza porque se percibe cierta incongruencia. El líder socialista ha comprometido en su primer mitin que no habrá acuerdo con el Partido Popular y en su primera entrevista realizada en la Sexta, declaró que no podría dormir tranquilo con ministros podemistas, lo que cierra la posibilidad de acuerdos por esa vía.
Además, todo el mundo espera una importante caída de Ciudadanos, tan grande que la suma PSOE y Cs no alcanzaría a una mayoría estable. Por tanto, los votantes intuyen que algo o no se les está contando qué va a ocurrir el 11N o ni siquiera lo tienen claro los candidatos.
En realidad, Sánchez no plantea los acuerdos postelectorales porque parte de la premisa de que está cerca de la mayoría absoluta. Es decir, toda su estrategia es lograr una mayoría suficiente para no tener que negociar con nadie.
Sin embargo, una cosa es lo que se quiere y otra lo que se tiene y lo que está en la cabeza de los electores es votar parecido a como lo hicieron en abril, con la subida de algunos y bajada de otros, pero con unas sumas similares.
Sánchez necesitará un acuerdo, bien con el PP, bien con los independentistas y Podemos. No aclara su preferencia, no tanto por no romper el relato de que está cerca de la mayoría suficiente como por estar atrapado en su propia red. Si quiere ser congruente no tiene solución, dejó su escaño para no dar su abstención a Rajoy y ha renegado de Podemos, el presidente podría convertirse en el mayor obstáculo del PSOE.
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