Elecciones generales
El PP maneja datos que le acercan a los 130 escaños
El PP apuesta por limitar la publicidad electoral exterior, carteles y banderolas, para abaratar los costes de la campaña
El PP apuesta por limitar la publicidad electoral exterior, carteles y banderolas, para abaratar los costes de la campaña.
Mariano Rajoy arengó ayer al PP. Sus datos le animan a pensar que tiene al alcance mejorar los resultados electorales de diciembre. Ahí está la cifra simbólica de los 130 escaños. Sus gurús electorales le están diciendo que la abstención puede jugar a su favor, pero, sobre todo, una campaña polarizada: izquierda-derecha. También le están susurrando que ante la nueva batalla, el PP y Podemos son las dos fuerzas políticas que aparecen con más claridad ante el electorado. Y que, precisamente, esa polarización de la campaña a quien puede perjudicar es a Ciudadanos. Rajoy dejó ver ayer que está animado, más que el 20-D. Confía en que el contexto le beneficia, aunque quede mucho tiempo hasta el 26-J y ahí siga el ruido sobre los casos de corrupción. Rajoy instó a los suyos a ponerse ya a trabajar para conseguir mejorar los resultados bajo la premisa de que ésa es la única salida para que no se repita la situación de bloqueo que ha hecho imposible formar gobierno en la legislatura que ayer concluyó.
El presidente en funciones puso oficialmente en marcha su maquinaria electoral ante un Comité Ejecutivo rendido a su discurso. Sin debate y con solo dos peticiones de palabra, cómodas, la del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ya contento porque Hacienda haya flexibilizado el déficit a las comunidades autónomas, y la del vicepresidente del Senado, Pedro Sanz. Rajoy ha conseguido que el PP aguante los cuatro últimos meses sin enredarse en discursiones internas y sin abrir debates sucesorios de entidad que habrían dinamitado la estabilidad de su organización política. El PP tiene importantes problemas territoriales, y la hipótesis de perder La Moncloa coloca a las bases ante el precipicio. Pero las tornas han cambiado, y Rajoy puede presentarse ante el máximo órgano entre congresos con la decisión de no cambiar nada con respecto a la anterior campaña.
Como informó este periódico la semana pasada, sigue confiando en Jorge Moragas como director de la misma. Mantiene el mismo equipo de campaña, el mismo programa –ampliado con las convenciones que ha celebrado el PP– y las mismas listas, salvo ajustes obligados para cubrir bajas como la del ex ministro José Manuel Soria o de Pedro Gómez de la Serna, que tuvo que pedir su baja en el partido por sus negocios en el extranjero.
Entre sus primeros mensajes de campaña Rajoy dejó al partido la instrucción de que salga a buscar la complicidad de los electores, que es donde hay que hacer amigos, y no distraerse en allanar el terreno para poder pactar con sus adversarios en el caso de que tras el 26-J vuelva a ser necesario. Aludía a la relación con Ciudadanos. «Las elecciones no son para hacer amigos, ni tampoco enemigos, sino para enfrentarse a los adversarios políticos», sentenció. La estrategia de Rajoy se centrará en colocar el acento en hacer balance de lo que ha ocurrido en estos cuatro meses, y en utilizar lo que han hecho los demás partidos como coartada para intentar movilizar el voto útil del centro-derecha a favor del PP. Es «obvio» que Ciudadanos fue «el único» que votó la investidura fallida del líder del PSOE, Pedro Sánchez, y que apoyó un pacto que consistía en derogar todas las reformas que hizo el PP, y que evitaron la quiebra y el rescate del país, recordó la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Rajoy, por su parte, explicó a puerta cerrada a su Ejecutiva que está convencido de que la posición «coherente» que han mantenido desde el 20 de diciembre les beneficiará ante las nuevas elecciones porque pueden presentarse como un partido fiable, seguro, que da tranquilidad y que garantiza que se mantenga el crecimiento económico. En cuanto al debate que se ha abierto sobre la limitación de los gastos de la campaña, y de su duración, el líder popular se inclina por mantener el «mailing» electoral, pero acepta reducir carteles y que su cara «no aparezca». El PP propondrá al resto de partidos eliminar la publicidad electoral de la calle en farolas y carteles.
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