Gobierno de España

El PP se instala en el miedo a no remontar

Críticas a los ministros: «Se han acomodado. No meterse en líos, salir poco y entretenerse en el cuchicheo»

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de La Moncloa
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de La Moncloalarazon

Críticas a los ministros: «Se han acomodado. No meterse en líos, salir poco y entretenerse en el cuchicheo».

El PP tiene puestas sus esperanzas en este miércoles y en la comparecencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso en el Pleno monográfico sobre pensiones. El partido busca recuperar la confianza en la idea de que les será posible remontar posiciones frente a la presión de Ciudadanos (Cs) y en un clima político que ellos mismos califican de «hostil». La movilización de las mujeres del 8-M ha sido otro factor desestabilizador interno por la «falta de reflejos del Gobierno», se quejan. «El cruce de mensajes y las dificultades para comunicar con eficiencia que oponerse a la huelga no era despreciar las demandas de las mujeres ha vuelto a poner en evidencia la incapacidad para reaccionar y anticiparse a escenarios que acaban generando desgaste», señala un alto cargo del PP.

Las dificultades políticas del Gobierno para escapar del escenario de soledad que busca la oposición y los sondeos en contra no dejan de aumentar la distancia entre el Ejecutivo y los cuadros territoriales del partido. Y por eso a la gestión del 8-M sí le han dado relevancia en la medida en que creen que ha dejado ver de nuevo «el problema de coordinación y de que cada uno va a la suyo». «Falta previsión y estrategia».

La política da muchas vueltas, y a ese argumento se intentan agarrar los dirigentes autonómicos y provinciales que tendrán que pasar el examen electoral en poco más de un año, antes, incluso, en el caso de Andalucía. También hay una consigna bastante compartida en el PP, la de «que la reacción no puede tardar». No es nueva, porque la vienen demandando desde las catalanas. Según pasa el tiempo crece la urgencia de una respuesta que vaya más allá «de anunciar convenciones y actos de partido».

El Gobierno trabaja en recuperar iniciativa en el Parlamento y con los acuerdos del Consejo de Ministros. Pero dentro del PP focalizan el problema en la falta de pulso de la cúpula. Las críticas son las mismas que ya se escucharon en la pasada Legislatura contra la dirección del partido, aunque ahora la secretaria general, María Dolores de Cospedal, sea también ministra de Defensa. En la organización política la imagen que se está instalando es la de un Ejecutivo en el que todos se han ido acomodando a la forma de ser y hacer de Rajoy. «No meterse en líos, salir poco y entretenerse en el cuchicheo interno». Y es que en esta Legislatura el Gobierno sigue fracturado aunque los ejes hayan girado hacia el enfrentamiento que mantiene la titular de Defensa con la vicepresidenta. El ruido que alienta este pulso genera perplejidad y malestar en las filas del partido, y situaciones como la que esta semana se produjo en Valencia sólo han servido para hacer que a nivel territorial crezca el enfado con el tiempo que algunos «pierden en poner zancadillas dentro» mientras que «Ciudadanos no deja de ganarnos puntos». Esta pasada semana se reunió la cúpula del partido en unas jornadas de Grupo Popular Europeo en la capital del Turia. Rajoy viajó con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y al acto también asistió Cospedal, pero cuando llegó el momento de posar ante la Prensa, sin que hubiera interferencia en ello de Rajoy, a la vicepresidenta se la dejó fuera de la foto. Tan sonoro fue el «codazo» ante la Prensa que el departamento de comunicación de Génova difundió otra imagen en la que aparecían todos. Los movimientos para intentar desestabilizar a la «número dos» ya se produjeron en la pasada Legislatura, pero quienes quedaron más en evidencia perdieron al final la confianza del presidente, e incluso en algún caso acabaron fuera del Consejo de Ministros.

Rajoy deja hacer a su alrededor, hasta el punto de que entre quienes llevan años trabajando con él mantienen la tesis de que permite que crezcan las tensiones porque equilibran poderes y refuerzan su liderazgo. Cada uno tiene su teoría, pero en la dinámica habitual entra un factor que cambia las reglas, el de la cercanía que algunos sienten respecto al momento en el que Rajoy decidirá dar un paso atrás porque no se presentará a las próximas generales.

El presidente suele reservarse sus golpes de efecto para el último momento. Y frente a las urgencias que cada vez se hacen más evidentes en su partido, en la dirección popular sostienen que queda mucho tiempo para las elecciones y que deben ir dosificando sus «cartas». El líder popular tendrá margen para seguir combatiendo a los sondeos, si no cambian de signo, hasta las andaluzas. Pero ahí, advierten en su partido, será tarde para «reaccionar». Podrían ser en otoño, o a principios del año que viene, en todo caso antes de las autonómicas y municipales. Mientras que a su alrededor se mueven cada vez más, Rajoy ha usado el relevo del ministro Guindos para dejar claro al PP que no va a cambiar el ritmo de su paso. Era lo previsible, pero aun así la elección de un técnico, sin perfil político, y que no cambia los equilibrios internos en su Gobierno, se recibe como otra señal de que como ocurrió en los momentos difíciles de la pasada Legislatura, también esta vez va a seguir su hoja de ruta. Ya cuando las elecciones de 2015 el partido entró en pánico, y el golpe lo pararon dejándose una importante cuota de poder autonómico y municipal.