Barcelona

El Príncipe Felipe habló sin concesiones con los empresarios catalanes y madrileños

El encuentro de Don Felipe con los empresarios del foro Puente Aéreo duró tres horas. «Ahora es tiempo de conversación, no de follón», opina un asistente

Foto de familia del Príncipe Felipe junto a los empresarios catalanes y madrileños antes de asistir a la cena organizada por el Foro Puente Aéreo.
Foto de familia del Príncipe Felipe junto a los empresarios catalanes y madrileños antes de asistir a la cena organizada por el Foro Puente Aéreo.larazon

«La noticia no es que un empresario negara el saludo al Príncipe. La noticia es que el 99,99% de los empresarios agradecieran su presencia». Así de contundente se manifestó el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, preguntado por el desplante de Alex Fenoll al Príncipe Felipe. Muy diferente a la actitud que mantuvo el presidente catalán, Artur Mas, que no estuvo a la altura de la representación institucional. No intervino en la polémica y, es más, su sonrisa cómplice delataba su satisfacción. Pero, no se equivoquen, Fenoll no es un empresario anónimo. Es un conocido militante independentista que participó en Solidaridad Catalana, el grupo que lideró en 2010 Joan Laporta. Luego con el que fue presidente del Barça fundó Democracia Catalana. Intentó liderarla con la oposición de Laporta y acabó de patitas en la calle. Algunos que le conocen lo vinculan con los sectores más radicales del independentismo «o si lo prefieres con el sector más friki», como apunta un ex colaborador de Laporta.

Al margen de esta desagradable –y maleducada– anécdota, lo cierto es que la visita de Felipe de Borbón, que ha durado tres días, ha sido importante. Ha demostrado el interés de la Zarzuela por la situación y por pulsar la opinión de las fuerzas vivas de Cataluña. Los contactos se han multiplicado en estos días y, como colofón, una cena con empresarios de diferentes colores y sensibilidades. Nadie suelta prenda. Hay pacto de silencio. «Ahora no es tiempo de follón, es tiempo de conversación. Y la discreción es muy importante», apunta uno de los empresarios presentes. El encuentro del Príncipe duró tres horas. No hubo espacio para la tertulia, ni para la broma, ni los chistes. No hubo interrupciones en las intervenciones. Se habló en voz baja y con seriedad. «Sobre todo, se habló sin concesiones». El ponente –el Príncipe– también, según apuntan los presentes.

Lo cierto es que la unanimidad en favor del proceso de transición nacional apadrinado por el presidente Mas empieza a perder fuerza y se le acumulan los problemas. Tanto que el propio presidente Mas reconoció ayer en el Parlament que antes de convocar elecciones anticipadas –en caso de no celebrarse la consulta– lo estudiaría con los partidos partidarios del referéndum. Muchos sectores de la sociedad catalana abogan por hablar. También el alcalde de Barcelona. En estos días, Trias mantuvo junto al Príncipe su discurso oficial. Negó la posibilidad de salir de la Unión Europea y elogió la potencia de la economía catalana. Siguió declarándose partidario de la independencia. Sin embargo, no cerró la puerta de un portazo. Al contrario, la dejó entreabierta. Y la voz de Trias, la voz del primer edil de Barcelona, no es una voz cualquiera. Sabe que la solidez de la economía catalana depende de la estabilidad política. Sabe que lo que hoy va bien, mañana puede ir mal. Que las inversiones de hoy pueden desaparecer mañana. Por eso, defiende el diálogo: «Hay que hablar», ha repetido un sinfín de veces en sus múltiples apariciones públicas durante el congreso mundial de móviles. Aboga por hablar y como no quiere la cosa apunta el camino de la solución: «Estado plurinacional, blindaje de competencias –lengua y educación– y nuevo modelo de financiación justa y estable en el tiempo». Y en paralelo, un cambio de tercio en el movimiento secesionista que se fijaría más en el modelo de Canadá, de diálogo permanente con el Estado, y guardaría en un cajón sus veleidades actuales.

En este nuevo panorama, Artur Mas es un presidente amortizado. Un convidado de piedra. Por eso, ya no quiere convocar elecciones anticipadas en caso de que no haya consulta. Sería un ridículo más.