El desafío independentista
El tour del «exilio»: De Moscú a la ONU
El ex president busca «internacionalizar» el conflicto y para ello habría diseñado un periplo por países como Canadá y Serbia
El ex president busca «internacionalizar» el conflicto y para ello habría diseñado un periplo por países como Canadá y Serbia.
El ex president de la Generalitat Carles Puigdemont prepara desde Bélgica una serie de viajes con el fin de «internacionalizar» el proceso secesionista –la gran asignatura pendiente del nacionalismo catalán– según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto. Por supuesto, dada la experiencia acumulada en decisiones y contra decisiones, cualquier plan ideado por los separatistas catalanes puede sufrir modificaciones y hasta cancelaciones. Eso, sin contar con las acciones (judiciales, de colaboración exterior, etcétera) que se puedan articular desde España para evitarlo.
El dinero para costear este periplo, cuyo origen se desconoce de momento, «ya está a buen recaudo», pues tanto la huida de España, los gastos que va a suponer la estancia en Bélgica y los citados viajes habían sido cuidadosamente planificados. «Puigdemont y su cohorte no va a vivir precisamente en pensiones de una estrella ni a viajar colgados del estribo de un vagón», agregaron las mismas fuentes. Las 17 delegaciones internacionales de la Generalitat (mal llamadas «embajadas» catalanas) tienen un coste anual de 35 millones de euros y en el último año se incrementó el presupuesto un 107%.
En principio, y mientras tenga en su poder el pasaporte (asunto muy importante para poder frenar esta campaña), el periplo internacional incluye los Estados Unidos, donde pretende hablar como invitado en alguna de las sesiones de la ONU; en Quebec (Canadá), Rusia y otros países donde ya se trabaja en la organización de los correspondientes actos.
Kosovo, donde los separatistas catalanes gozan de una extraña simpatía, y Serbia, serían otros de los destinos escogidos para exponer el «problema catalán». En todos estos lugares se presupone cierta sintonía previa para casos como el que pretende presentar el ex president si finalmente se materializa su proyectado «tour». Kosovo se independizó de Serbia unilateralmente y Rusia ha reconocido a Osetia del sur y Abjasia, ademas de anexionarse tras un referéndum de dudosa legalidad la península de Crimea. Según la retórica secesionista todos estos casos presentan analogías con el caso catalán.
Sin necesidad de tener pasaporte (en el caso de que le fuera retirado), Puigdemont y los que le puedan acompañar, mientras no existan medidas judiciales internacionales que se lo impidan, cuentan con hacer visitas de trabajo, rodeadas de la mayor publicidad posible, a los países escandinavos, Irlanda del Norte y comparecer, por invitación de distintos grupos marginales, en alguna de las salas del Parlamento Europeo.
«Si alguien pensaba que el ex president de la Generalitat se iba a estar quieto en Bélgica se ha equivocado totalmente (a no ser que se lo impidan). Va a tratar de dar la mayor publicidad a sus planteamientos y, en definitiva, hacer la campaña electoral de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre con todas estas visitas», agregaron.
La expectación que generó el pasado martes en Bruselas la comparecencia de Puigdemont irá descendiendo con el paso del tiempo y, sobre todo, si nuestro servicio exterior realiza una buena campaña explicativa de los graves delitos cometidos contra un país democrático como es España.
La pretensión de Puigdemont es compararse con los gobiernos en el exilio del País Vasco y Cataluña, que encabezaron durante el régimen del general Francisco Franco Jesús María de Leizaola y Josep Tarradellas. En España sería absurdo que se intentara sostener esta equiparación en cualquier foro mínimamente informado, pero en los espacios internacionales que van a amparar a Puigdemont sí que puede proyectarse esa imagen debido al desconocimiento que existe sobre la reciente historia española.
Por lo que se refiere al asunto del dinero del que ya dispone y va a disponer el ex president y su grupo, es algo que preocupa porque se sospecha que su origen puede estar en los presupuestos de la Generalitat y los traspasos que se han venido realizando en los últimos años para el mantenimiento de las «embajadas» de Cataluña en el extranjero. En una España en la que existen muchas personas necesitadas, opinan los citados expertos, van a suponer un auténtico insulto los gastos de la «República Catalana en el exilio», integrada por individuos que hoy deben comparecer ante la justicia.
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