Vaticano
El Vaticano trata como tema menor la queja por el nuncio y Franco
Cierra la polémica con un comunicado de su oficina de prensa y recuerda que la exhumación compete a familia y Estado.
Cierra la polémica con un comunicado de su oficina de prensa y recuerda que la exhumación compete a familia y Estado.
Casi tres semanas después de las polémicas declaraciones sobre Franco del ex nuncio en España, el Vaticano reaccionó. A través de una nota de la oficina de comunicación, la Santa Sede manifestó ayer que las palabras de Renzo Fratini fueron expresadas «a título personal». Justo antes de dejar el cargo, el diplomático vaticano aseguró en una entrevista concedida a Ep que con la decisión de exhumar a Franco del Valle de los Caídos, el Gobierno de Pedro Sánchez había «resucitado» al dictador. También dijo que 40 años después «era mejor dejarlo en paz» y que «Dios juzgará». Moncloa envió una queja formal al Vaticano «por intromisión en asuntos propios de otro Estado», a la que la Santa Sede no responde.
Lo que sí hace la Secretaría de Estado vaticana, el órgano que se encarga de las relaciones con los países, es desmarcarse de la opinión de Fratini para zanjar así la cuestión. La respuesta sigue los clásicos canales diplomáticos que se emplean en Roma, ya que intenta desinflar el enfado del Gobierno español, al tiempo que intenta mantener una posición equidistante. Lo ha expresado ya en otras ocasiones, pero el Vaticano quiso remarcar que, en el caso de la exhumación, su postura «se basa en el pleno respeto de la soberanía del Estado español y de su sistema legal». Traducido: que es una cuestión que afecta a España, que debe ser resuelta allí y en la que la Santa Sede tiene poco que decir.
La diplomacia vaticana toma distancias con Fratini, que ya está de retiro y sin un nuevo destino asignado, pero de algún modo también lo exculpa. En la nota se lee que «el ex nuncio apostólico ya ha desmentido, a través de la prensa, toda intención de emitir un juicio sobre cuestiones políticas internas». Estas explicaciones las dio en la revista «Vida Nueva», en la que dijo que «la Iglesia no es un partido político» y desmintió que mantuviera malas relaciones con la vicepresidenta, Carmen Calvo, encargada de despachar con el Vaticano este asunto.
Desde Roma siempre han mantenido la prudencia en sus declaraciones públicas, aunque tampoco ha gustado cómo Calvo ha tratado el tema. Consideran que el Gobierno no debería haber involucrado al Vaticano cuando se vieron en la tesitura de que la exhumación del Valle de los Caídos podría suponer el traslado de los restos de Franco a la Catedral de la Almudena y, menos aún, que se utilizaran otros temas para ejercer presión, como el pago de impuestos por los bienes inmobiliarios de la Iglesia. Lo demuestra la rectificación que mandó la oficina de prensa de la Santa Sede a unas palabras de Carmen Calvo, que dijo que el Vaticano ayudaría al Gobierno a buscar una salida, tras reunirse con el secretario de Estado, Pietro Parolin. El Vaticano matizó, una vez más, que ellos no se oponían a sacar los restos, pero tampoco ofrecerían una solución a la hora de escoger el sitio idóneo para enterrarlos de nuevo.
Como entonces, la fórmula escogida fue una declaración del director de la oficina de prensa. Un mecanismo que se utiliza cuando distintos periodistas preguntan por un tema y el Vaticano tiene a bien contestar. Tiene carácter oficial, pero no es una respuesta a través de canales diplomáticos, como había hecho España enviando una carta formal a través de su embajadora ante la Santa Sede, Carmen Peña. La nota fue el último servicio del portavoz vaticano Alessandro Gisotti, que ayer anunció su renuncia al cargo.
Su puesto lo ocupa a partir de ahora Matteo Bruni, un italiano, funcionario de la oficina de prensa vaticana, que hasta ahora se encargaba de asuntos logísticos ante los periodistas y de acompañar a la prensa durante los viajes del Papa.
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