Política

Gobierno de España

En modo Ketama

La Razón
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No sé por qué nos indigna que las cuentas de este país dependan de lo que decidan Junqueras desde la cárcel y Puigdemont desde Waterloo. Desde que se supo que la moción de censura iba a prosperar gracias al apoyo de los independentistas catalanes, Unidos Podemos y de los nacionalistas vascos, era obvio que todos los movimientos del gobierno iban a estar teledirigidos por sus valedores que, dicho sea de paso, tienen bastantes más asientos en el Congreso que el partido que ostenta la titularidad del gobierno y poco más. Los PGE, como cada vez que no hay una mayoría absoluta, vuelven a convertirse en una vía de chantaje descarado muy bien amortizada por aquellos partidos cuya único objetivo es el de barrer para su casa sin importarles un pimiento el resto. Todavía tenemos muy reciente el sablazo del PNV al anterior gobierno por mucho que ahora el PP ponga el grito en el cielo por la debilidad de un gobierno en minoría. La novedad está en la naturaleza del cobro en especie que ha pasado del euro puro y duro a la reivindicación política - siempre más peliaguda- pero es lo que hay. Realmente, si los presupuestos no salieran adelante, Sánchez tendría la disculpa perfecta para evitar discusiones con Bruselas, vender en las próximas citas electorales que él sí quería pero no le han dejado y echarle la culpa de la escasez de recursos al boogie, que en este caso es el Partido Popular. Es más, hay lenguas de doble filo que afirman que en el fondo lo está deseando. Mientras tanto, ahí sigue Iglesias calzándose los zapatos de embajador y mareando la perdiz con un Junqueras que ya ha dejado muy claro desde ese despacho que le han montado en el ala de psiquiatría de LLedoners que ellos, como Ketama, no solo no están locos sino que además saben muy bien lo que quieren. Demostrado queda