Podemos
Errejonistas diseñaron hace meses el «golpe interno» contra Iglesias
Fuentes pablistas apuntan a que el número dos ha hecho una campaña pagada en redes sociales.
Fuentes pablistas apuntan a que el número dos ha hecho una campaña pagada en redes sociales.
Podemos sufre la peor crisis de su historia. Pese a que el partido morado ha atravesado galernas, ninguna como la que lleva ya semanas enfrentando a los dos pesos pesados de la formación. Dos amigos del alma transmutados en adversarios implacables en un choque que va más allá del de-bate.
El final de la partida es un arcano incluso para los observadores más avezados de Podemos. Pese a lo que pueda parecer a primera vista, la situación de Iglesias no es tan sólida como podría aparentar. Los resultados de las votaciones sólo le han otorgado un leve margen frente a Errejón, el justo para imponer su sistema de cara a Vistalegre II. Sin embargo, la guerra abierta, que ya reconoce todo el mundo en los «off the record», parece favorecer al número dos del partido.
Los propios pablistas expresan en privado la dificultad de hacer frente a la ofensiva errejonista. «Pablo está sitiado en Princesa, 2. Los ‘‘errejoners’’ controlan buena parte del aparato del partido. Las paredes oyen», señalan fuentes cercanas al secretario general, que recuerdan cómo en su entorno más próximo llegó a encontrarse algún «topo» vinculado a miembros destacados de la corriente más cercana a Errejón. No sólo eso. Los leales a Iglesias creen que los movimientos que están teniendo lugar en las últimas semanas han sido planificados con mucha antelación.
Algunas cuestiones, como la aparición de anuncios publicitarios en internet o la intensa campaña mediática desarrollada por la corriente errejonista, han dado pábulo a esa sensación en las filas pablistas, que incluso apuntan un dato turbador: la posibilidad de que cargos electos vinculados a la causa del secretario político hayan contribuido a la creación de un «fondo de guerra» para preparar estas actividades.
El «partido dentro del partido» sería una realidad que ha cobrado forma y no sólo algo denunciado por unos pocos en las altas esferas de la organización meses atrás. Algunas miradas fijan la vista incluso en el Ayuntamiento de Madrid, donde han encontrado acomodo cuadros errejonistas bajo el ala protectora de Rita Maestre. Algunos de ellos, por cierto, formaron parte de la tendencia que intentó descabezar a Luis Alegre de la Secretaría General de Podemos Madrid el pasado mes de marzo para colocar, según ha denunciado Juan Carlos Monedero, a la portavoz municipal como recambio. Una estrategia inquietante para Iglesias.
Pero la situación va más lejos. El núcleo duro del secretario general se malicia que la estrategia errejonista ha pasado a una nueva etapa. «En principio, creen que Pablo es inamovible y buscan el desgaste del secretario general para forzarle a admitir un contenido político. Si Pablo se resiste, se le presenta como malo y «chantajista»; si traga con ello y la cosa sale bien, se apuntan ellos el mérito, y si sale mal se le achaca al secretario general», valoran.
La dureza del enfrentamiento está presente, como se ha visto en la contraofensiva de los pablistas de estos días, que se ha saldado con un tirón de orejas a Errejón y el cese de José Manuel López. Eso sin contar el choque en el Consejo Ciudadano Municipal de Madrid, donde el oficialista Jesús Montero también ha presentado batalla a los errejonistas. La estrategia de los fieles a Iglesias pasa por salvaguardar al secretario general del conflicto mientras otros bajan a la arena para batirse en duelo. En ese reparto, además de Irene Montero y de Rafael Mayoral, el líder de Podemos ha recurrido a los «viejos rockeros» Juan Carlos Monedero, Jorge Verstrynge y Manuel Monereo.
Los tres han decidido pasar a la ofensiva. «Algunos han conseguido traer a Podemos la misma bronca que tuvieron en IU cuando militaban en esa organización», escribió Monedero en alusión a Tania Sánchez.
Mientras tanto los errejonistas han conseguido movilizar apoyos por la propia torpeza de algunos movimientos del entorno del secretario general. La estrategia de la corriente de Errejón mantiene el discurso de la moderación mientras sus argumentarios oficiosos recurren a presentar la guerra como un enfrentamiento con los llamados «expeceros», un sector procedente del PCE que buscaría transformar el partido morado en la «IU 2.0».
Fuentes de Podemos no alineadas insisten en señalar que ahí los errejonistas han tenido éxito pero que el argumento es inexacto: «Basta con ver que ahí está Tania, que hasta hace dos días era más comunista que nadie aunque ahora haya bajado el volumen por interés». En el entorno parlamentario morado corre la anécdota de que algún diputado favorable a Errejón habría llegado a lamentar en privado que la foto del pacto contra la pobreza energética fuera firmada por el PSOE y no por Podemos.
En realidad, la cuestión va unida también a otro asunto: el interés de los «aparatchiks» errejonistas por salvaguardar sus posiciones en el esqueleto del partido morado de cara a una nueva estructuración salida de Vistalegre II: «No quieren que nadie les desbanque y no olvidan lo que sucedió con Sergio Pascual, que como secretario de Organización trabajaba directamente a las órdenes de Íñigo Errejón. Que ahora protesten porque Pablo Echenique se alinea con el secretario general es de traca». Aunque, tal y como anda Podemos, más bien de obús.
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