Lucha contra ETA

ETA desiste de negociar con el Gobierno de Rajoy

Brindis a las puertas de la prisión de Lannemezan (Francia) para protestar por las últimas detenciones
Brindis a las puertas de la prisión de Lannemezan (Francia) para protestar por las últimas detencioneslarazon

Hay que esperar a la próxima legislatura, a que el PP no obtenga la mayoría absoluta y se forme en España un Gobierno de coalición, sin que la derecha tenga capacidad de decisión, para poder continuar el «proceso». Ésta es la conclusión a la que han llegado los cabecillas de ETA que, después de las últimas luchas internas en la banda y su entramado, se han hecho con el poder, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.

En el seno de la organización terrorista han llegado a este convencimiento después de dos años de permitir que su «izquierda abertzale» legalizada (Bildu, Amaiur y Sortu) «mareara la perdiz» con promesas de que su estrategia de movilizaciones (cada día cuentan con menos poder de convocatoria) y desobediencia civil, terminarían por obligar al Gobierno de Mariano Rajoy a negociar las «consecuencias del conflicto», como dicen ellos, en especial el asunto de los presos.

La firmeza del Ejecutivo que preside de Mariano Rajoy, que sólo ha excarcelado a etarras cuando la Justicia, en especial la sentencia que derogaba la «doctrina Parot», ha obligado a ello, ha terminado por convencer a los etarras de que no va a haber negociación para que, como pretenden, los presos sean excarcelados en una nueva amnistía, más o menos progresiva, y las Fuerzas de Seguridad y los Ejércitos sean expulsados del País Vasco y Navarra. Otra cosa es lo que sigan poniendo en los comunicados, de cara a la galería.

La decisión, que ETA está haciendo llegar a las organizaciones de su entramado, en especial los presos, que son los que, en su inmensa mayoría (los que no van a ser beneficiados de la derogación de la «Parot»), van a ver frustradas, una vez más, sus esperanzas de salir de la cárcel a corto o medio plazo, es contemplada con preocupación por expertos antiterroristas, consultados por este periódico.

Ante este escenario, cabe preguntarse qué va a pasar durante estos dos años, después de que ETA acabe de ganar por goleada la disputa interna por el poder, tal y como informaba LA RAZÓN en su edición del pasado martes. Que la izquierda abertzale pueda retomar el control del «proceso» es poco menos que imposible. Una de las razones por las que se ha llegado a esta situación es la falta de liderazgo dentro del entramado proetarra. Rufino Echevarría y Joseba Permach, en especial este último, actúan como comisarios políticos, y los que dan la cara, Hasier Arraiz, presidente de Sortu, y Laura Mintegi, portavoz de Bildu, carecen del más mínimo margen de maniobra. La excarcelación de Arnaldo Otegi está prevista para 2016 y la poca influencia que tiene está más función de su condición de preso que por cuestiones de auténtico liderazgo.

Además, se observan signos de «rendición» o «sumisión» ante la incontestable victoria de los «duros». La primera reacción de la «izquierda abertzale» fue la de radicalizar el mensaje, con las declaraciones de Arraiz en las que venía a aplaudir las decisiones de Herri Batasuna de no participar en las instituciones y apoyar la lucha armada de ETA y, a continuación, lanzar un mensaje al PNV en el sentido de que había que retomar el «proceso» en las conversaciones que tuvieron lugar en el Santuario de Loyola en 2005-2006 (con presencia entonces de los socialistas vascos) y que dieron lugar a la negociación del Gobierno socialista con ETA. Es decir, vuelta atrás, de nada más y nada menos que ocho años, a un escenario en el que la banda no se había plateado ni por asomo el comunicado de octubre de 2011 en el que supuestamente cesaba en sus actividades «armadas», aunque mantenía vivo el conflicto político. El último «gesto», por ahora, ha sido abandonar el pleno del Parlamento Vasco porque no atienden sus iniciativas.

Parece claro que la «izquierda abertzale» legalizada intenta cerrar cuanto antes la brecha que se ha abierto con ETA en las últimas semanas, aunque, según los citados expertos, lo tiene más que complicado. Han dejado que los pistoleros tomaran la iniciativa y ahora va a ser muy difícil quitársela.

A los presos los tienen entretenidos con un proyecto imposible que consiste en pedir el traslado a cárceles del País Vasco, como paso previo a su excarcelación, y, ante la negativa de las autoridades penitenciarias, llevar el asunto a los tribunales. Pero sin cumplir los requisitos de renunciar al terrorismo, pedir perdón a las víctimas, disolución de ETA, etcétera. Cuando comprueben que no van a salir por esta vía, ¿cómo reaccionarán?

El escenario puede convertirse en muy complicado, sobre todo si se tiene en cuenta la influencia que, a partir de ahora, va a ejercer el recientemente excarcelado (por la derogación de la «doctrina Parot») Juan Lasa Michelena, «Txikierdi». Se trata de uno de los cabecillas del sector más duro de la banda; cuenta con un apoyo que pronto se visualizará pero que se sabe es importante. Todas las posibilidades, como explicaba el lunes un experto policial francés durante un juicio celebrado en París, están abiertas, incluida la de la vuelta a los atentados por el malestar existente entre los presos. Tienen armas y explosivos suficientes.

La nueva estrategia de ETA, supeditada, en cualquier caso, a que el PP pierda la mayoría absoluta y las demás fuerzas políticas se unan contra Rajoy, tuvo una escenificación hace algunas semanas, con la famosa fotografía en la puerta del Congreso de los Diputados, en la que la práctica totalidad de los grupos parlamentarios, incluidos el socialista, representado por Alfredo Pérez Rubalcaba, y Amaiur, con su portavoz Javier Errekondo, posaban juntos en un claro mensaje de «todos contra el PP».

La apuesta que hace ahora la banda dependerá, como es lógico, de lo que voten los españoles, incluidos los del País Vasco, en las próximas generales. De momento, Rajoy parece decidido a agotar la legislatura. Los terroristas aparentan estar convencidos de que el PP no renovará la mayoría absoluta y que se formará un Gobierno dispuesto a continuar con el «proceso» que la victoria de Rajoy dejó frenado en seco. Los expertos consultados subrayan que, ante la negativa de Moncloa, apoyada por el Ejecutivo francés, a negociar con los pistoleros, no les quedan muchas más salidas (descartada la de disolución y entrega de las armas) que la de esperar a la próxima legislatura, salvo que optaran por medidas de presión de menor o mayor nivel.