PP
Feijóo lidera al PP que aboga por un pacto de Estado con Sánchez
Casado enterró el martes la idea de explorar la abstención por el pacto PSOE-Podemos. La posición oficial no convence a todo el partido: creen que deben mantener la presión
Casado enterró el martes la idea de explorar la abstención por el pacto PSOE-Podemos. La posición oficial no convence a todo el partido: creen que deben mantener la presión.
En el PP se mueven, aunque Génova enterrase oficialmente el lunes cualquier tipo de acuerdo con Pedro Sánchez por el anuncio del principio de acuerdo con Pablo Iglesias para formar un Gobierno de coalición. El paso al frente lo da ni más menos que un referente interno como es el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que asume la portavocía del partido que cree que deben insistir, no dejar de intentar y presionar a Sánchez para que por razón de Estado renuncie a ese Gobierno de coalición que deja la estabilidad de España en manos de Bildu y los independentistas, y busque un gran acuerdo con el principal partido de la oposición. Feijóo ya se había retratado a puerta cerrada en el Comité Ejecutivo. Y ayer anticipó en público su posición en una entrevista de Susanna Griso en «Espejo Público», en Antena 3, con un movimiento que marcó la agenda interna de su partido. La investidura podría salir adelante con los 209 votos que suman PSOE y PP; 219 porque se unirían los de Ciudadanos, recordó Feijóo para armar su apuesta, en nombre de un sector muy representativo de su partido, por no dejar de tender la mano a Sánchez para que corrija el rumbo. Aquí no están hablando de un Gobierno conjunto, sino de buscar una salida de Estado sobre la base de un gran acuerdo en las cuestiones fundamentales, política territorial, economía o regeneración, por ejemplo. Feijóo sabe que no está solo en esta batalla. La tesis de que el PP está obligado a jugar el balón, actuar como un partido de Estado y diferenciarse de Vox como «partido antisistema», la comparten otros presidentes autonómicos, alcaldes de primer nivel y buena parte de los cargos populares que ocupan puestos institucionales.
El principio de acuerdo entre Sánchez e Iglesias frenó el lunes el debate dentro del PP sobre su posición en la investidura. Tanto que el presidente popular, Pablo Casado, zanjó la discusión a puerta cerrada y en una comparecencia pública, en la que subrayó que Sánchez ya había tomado una decisión porque había elegido socios, y que, en consecuencia, el PP ni se abstendría en la investidura ni tampoco colaboraría con el líder socialista porque el pacto con Pablo Iglesias cerraba, según insistió, esa puerta a cualquier colaboración.
La corriente del PP que defiende que la situación es tan grave y hay tanto en juego que deben estar a la altura de las circunstancias, al margen de consideraciones partidistas, y no renunciar, por tanto, a mantener la presión sobre Sánchez, no propugna legar tan lejos como lo que implica la fórmula del Gobierno de concentración.
A su juicio, no es momento de eslóganes que pueden quedar bien en el terreno dialéctico, pero que no son una solución realista: ni socialistas ni populares podrían transitar por ese camino por muy complicada que se pusiera la situación por varios motivos. Ni lo entendería su electorado ni el grueso de sus respectivos partidos, pero, además, es que implicaría dejar la oposición en manos de Vox, lo cual «sería un auténtico despropósito porque el partido de Abascal jugará toda la Legislatura desde su posición de anti-establishment en general, contra todo y todos, el rol que tan bien le ha venido hasta ahora».
La idea del «Gobierno de concentración» funciona muy bien mediáticamente, y, de hecho, por ahí apuntó la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, en el Comité Ejecutivo que el pasado lunes valoró los resultados electorales. Pero realmente no tiene nada detrás.
«Si queremos ser realistas aquí de lo que hay que hablar es de un gran acuerdo en las políticas de Estado, una investidura de Sánchez sin depender de Iglesias y de los secesionistas, y luego una Legislatura con el PP en la oposición y siendo leal, como se esperaría de la otra parte, en las grandes políticas pactadas para garantizar que no ganan los que quieren forzar un cambio de modelo institucional, económico y territorial».
El «partido» de la negociación de la investidura de Sánchez no ha hecho más que empezar. ERC y Bildu han sacado los colmillos y se colocan en la negociación desde una posición de máximos, con la mesa de partidos extraparlamentaria y el derecho de autodeterminación para ir abriendo boca. Y esto anima a los dirigentes del PP que creen que no deben «pinchar el balón» antes de tiempo. En su entrevista con Susanna Griso, en Antena 3, Feijóo defendió que hay una alternativa a un posible Gobierno de coalición entre Sánchez e Iglesias.
También pidió al PSOE sentarse con su partido para explorar si es posible llegar a un acuerdo. «Creo que esto lo podemos parar. Honradamente lo digo». Expresamente subrayó que los 120 escaños del PSOE y los 89 del PP sumarían conjuntamente más de 200 diputados en el Congreso de los Diputados.
«Los españoles no merecen que cambiemos el modelo económico, insistucional y territorial para mantener un cierto politiqueo ególatra que en estos momentos se ha apoderado de la mayoría de los representantes». E insistió: «Hay tiempo de hablar, incluso aunque el PSOE sea condenado por el caso de los ERE, para buscar una salida».
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