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Felipe VI reconoce el papel estabilizador de Marruecos para España y Europa
Los Reyes terminaron ayer su visita a Marruecos, un viaje relámpago que, aunque desde Zarzuela se haya insistido en su formato prioritario de presentación como nuevo Rey, sí ha estado cargado de contenido político.
Los Reyes terminaron ayer su visita a Marruecos, un viaje relámpago que, aunque desde Zarzuela se haya insistido en su formato prioritario de presentación como nuevo Rey, sí ha estado cargado de contenido político. Por la mañana, en el idílico Palacio de Huéspedes en el que se han alojado los Reyes de España, Don Felipe mantuvo audiencias con las autoridades marroquíes para reforzar las relaciones bilaterales. En presencia del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y del embajador de Marruecos, José de Carvajal, el Rey se reunió en el salón del té con el primer ministro marroquí, el islamista moderado Abdulillah Benkirane, y antes de comenzar propuso al político marroquí mejorar «si aún es posible» las relaciones actuales. Después de 40 minutos de audiencia, el mismo Benkirane se dirigió a los medios de comunicación y resaltó que Felipe VI es plenamente consciente «de la importancia de la estabilidad de Marruecos para una zona un poco perturbada». La conversación miró a otros escenarios conflictivos en materia de seguridad, y el político marroquí aseguró compartir con Felipe VI la visión de los «graves» acontecimientos en Palestina.
Benkirane aprovechó para calificar de «excelentes» las relaciones en materia de inmigración, asunto prioritario para España: de forma paralela a estos encuentros, las Fuerzas de Seguridad españolas y marroquíes colaboraban para detener a inmigrantes marroquíes en la frontera de Ceuta. El Rey se lo agradeció al primer ministro alauí y Margallo se alegró de que «se están cumpliendo los plazos de construcción de la valla en Melilla» que el reino alauí está llevando a cabo. El titular de Exteriores fue más allá y ubicó las relaciones entre ambos países como «las mejores de nuestra historia democrática», y no sólo en materia de inmigración, sino también en lo referente a las relaciones comerciales. A pesar de que el Gobierno de España vea la salida del túnel de la crisis nuestra proyección exterior es crucial, y Margallo recordó que España es el primer proveedor de Marruecos, al tiempo que focalizó nuestros intereses recíprocos en materia de energías renovables y de energía.
Si ya el mismo día de su llegada a Marruecos Mohamed VI anunció a Don Felipe haber firmado el acuerdo pesquero, el titular de Exteriores lo bautizó ayer como «un regalo que hemos agradecido».
Una Reina con «velo»
Tras estos encuentros, los Reyes se dirigieron al Mausoleo de Mohamed V para realizar una ofrenda floral sobre las tumbas de Hassan II y Mohamed V. Doña Letizia, ataviada con un traje de chaqueta blanco, se colocó un pañuelo sobre la cabeza, obligatorio en las mujeres para entrar al templo. Tanto ellos como el resto de la comitiva se descalzó y la Reina depositó una corona de flores. Posteriormente se dirigió a la delegación marroquí: «Es un gran honor», dijo en inglés. Don Felipe protagonizó una divertida anécdota con Margallo, ya que a la salida el titular de Exteriores parecía tener dificultades para ponerse de nuevo el zapato: «Tenéis una buena foto», bromeó el Rey.
Como término del viaje, los Reyes tuvieron agendas separadas: mientras Don Felipe inauguró un centro de formación de oficios de hostelería, la princesa Lalla Salma enseñó a la Reina un centro de investigación sobre el cáncer subvencionado con fondos públicos y de su propia fundación. Marruecos quiso despedir «a lo grande» a los Reyes españoles: además del regio matrimonio alauí, todo el Gobierno en pleno acudió al aeropuerto de Rabat. «Ha sido un viaje muy, muy bueno», le trasladó Don Felipe a Mohamed VI al despedirse con dos besos, como es tradición.
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