J.M.Zuloaga
Bienvenida y fiesta abertzale en honor de "Antza": "Ya falta uno menos"
El ex jefe de ETA fue recibido en el aeropuerto por sus allegados, que, además, preparan un acto de homenaje para este fin de semana en San Sebastián.
Preparan un acto de homenaje para recibirle este fin de semana en San Sebastián.
La llamada «Izquierda Abertzale» prepara para este fin de semana el «ongi etorri» (acto de homenaje y recibimiento) de Miguel Albisu Iriarte, «Mikel Antza», que durante doce años fue jefe del «aparato político» de ETA, según han informado a LA RAZÓN expertos antiterroristas. Los abertzales pretenden de esta manera convertir al veterano de la banda terrorista en un símbolo de la estrategia para lograr la libertad de todos los reclusos de la banda criminal.
El entorno proetarra, que está crecido por las últimas noticias que hablan de la transferencia de las competencias de instituciones penitenciarias al Gobierno del País Vasco y el posible traslado masivo de reclusos a la cárcel alavesa de Zaballa, pretende que este acto tenga la «importancia que se merece» el que fuera cabecilla de la banda y, por lo tanto, miembro del «Zuba» (comité ejecutivo y decisorio de ETA).
Albisu, natural del barrio donostiarra de El Antiguo, fue entregado el martes por las autoridades francesas a las españolas en el aeropuerto de Barajas. Al no existir ninguna causa pendiente contra él, quedó en libertad y fue recibido por un grupo de familiares y amigos con los que se fotografió en el exterior de las instalacioners aeroportuarias. Después, viajó a su domicilio en San Sebastián.
Su libertad ha sido acogida con indisimulada alegría por el entorno proetarra, que ha llenado las redes con palabras de bienvenida, homenaje y referencias a los otros reclusos. «Ya falta uno menos», era el mensaje común.
Las autoridades galas, al aproximarse la fecha del cumplimiento de la condena de Albisu, le trasladaron a un centro de retención de París, con el fin de que en España se pudiera determinar si existía alguna causa pendiente contra él. Hasta que fue llevado a un aeropuerto y expulsado de territorio galo, Sortu pidió su puesta en libertad y exigió a los Estados francés y español que «dejen de lado estos juegos represivos y que pongan a Mikel en libertad sin condiciones inmediatamente».
«Antza» ha cumplido más de catorce años de prisión, en los que ha sido miembro de la «interlocución» del colectivo de presos Euskal Preso Politikoen Kolektiboa (EPPK) junto con su compañera Soledad Iparraguirre, «Anboto». En la sentencia de la justicia francesa, se le consideraba uno de los responsables de ETA, con obligación de cumplir dos tercios de la pena. La última fase de la condena la ha pasado en la cárcel de Réau, cerca de París. Fue allí donde, con «Anboto», se le permitió celebrar una reunión con una «delegación» de políticos vascos.
Hace poco más de un año, «Mikel Antza» recibió en la cárcel gala donde estaba recluido la visita de Arnaldo Otegi. La relación entre «Antza» y Otegi, jefes políticos de ETA y de la izquierda abertzale respectivamente, siempre fue fluida. El viaje del coordinador general de EH Bildu coincidió con sus intentos por hacer de mediador en el proceso soberanista de Cataluña.
A diferencia de Miguel Albisu, su pareja sí debe responder aún ante la justicia. «Anboto» tiene una orden europea de detención y entrega por ordenar el atentado del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo. Y le dio explosivos al mismo etarra de ese asesinato, Sergio Polo, a quien recriminó que una bomba lapa no matara en 1995 al también militar Juan José Aliste.
Un jefe de ETA sin causas pendientes
El jefe del «Aparato Político» de ETA, como en su día fue Álvarez Santacristina, «Txelis», y, después de su captura por la Guardia Civil en 1992, Mikel Albisu, «Antza», durante 12 años, hasta que fue detenido en otra operación de la Benemérita en Francia, formaba parte del «Zuba», que era el organismo encargado de marcar las estrategias criminales. Al jefe «político» le correspondía proponer qué colectivos (los uniformados lo eran por el mero hecho de ser militares o miembros de las Fuerzas de Seguridad) debían ser objetivos de los pistoleros, según convenía en cada momento. Pese a esta evidencia, puesta de manifiesto en multitud de informes, Albisu no tenía el viernes, cuando fue entregado por las autoridades francesas en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, ninguna causa pendiente en España. Si la Justicia lo dice, hay que acatarlo. Pero llama la atención que alguien que estuvo esos 12 años en el proceso de decisión de los atentados, organizar falsas treguas para rearmarse o mantener toda la estructura de la banda terrorista, esté limpio de polvo y paja ante la Justicia de nuestra nación. Y no será porque quienes podían y sabían no formularan en su día sugerencias para articular acusaciones contra este individuo. Corren tiempos difíciles para las víctimas y los que han dejado sus mejores años en la lucha contra la peor organización delictiva que ha conocido España. Pero, como dijo recientemente un ministro del Gobierno, no se deben aplicar medidas antiterroristas cuando ya no hay banda terrorista (referido a la dispersión de los presos). Si él lo dice...
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