Gobierno de España

Iglesias vetará a Sánchez tras el 25-J y le pedirá dar "un paso al lado"

Tras el veto del presidente al líder de Podemos dentro de su Ejecutivo, los morados se plantean ya exigir la «retirada» de Sánchez para dar el «sí» al PSOE en otra investidura.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y la portavoz de Galicia En Común se reunieron ayer con representantes de la CEOE y la CEPYME
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y la portavoz de Galicia En Común se reunieron ayer con representantes de la CEOE y la CEPYMElarazon

Tras el veto del presidente al líder de Podemos dentro de su Ejecutivo, los morados se plantean ya exigir la «retirada» de Sánchez para dar el «sí» al PSOE en otra investidura.

Se acabó la negociación. Ya no hay vuelta atrás. En Podemos dan ya por rotos todos los débiles puentes que hasta ahora se mantenían apuntalados con el PSOEpara avanzar hacia la investidura de la semana que viene. Ayer, el propio presidente del Gobierno en funciones sentenciaba las relaciones con el partido morado asegurando que su líder no podía estar dentro de su Consejo de Ministros ni tampoco podía ser su vicepresidente. Unas declaraciones que acrecentaron el malestar que estos días trasladaba la cúpula de Pablo Iglesias por los continuos bloqueos a él y sus dirigentes y que tienen ya sus inmediatas consecuencias como es la exigencia que plantearán los de Iglesias tras el 25-J: la de vetar a Pedro Sánchez como candidato del PSOE a La Moncloa.

Ante el envite del presidente interino, cuadros del partido ven ya imposible facilitar la investidura del PSOE la próxima semana y ponen el acento en esta posibilidad. Fuentes de Podemos trasladan que precisamente el presidente del Gobierno era el que había inaugurado la «era de los vetos» y argumentan que cuando se constate el fracaso de Pedro Sánchez ante el pleno del Congreso sea el propio candidato socialista el que acabe siendo vetado. Insisten las mismas fuentes en que el propio candidato socialista es el que ha estrenado el escenario inédito de que se pueda bloquear al líder de un partido, por lo cual, esgrimen, si el veto vale para Iglesias, también es igual de válido para Sánchez.

La mala relación y la desconfianza entre Iglesias y Sánchez llega a tal punto que se hace inviable emprender una nueva negociación que encauce la gobernabilidad del país de inmediato. En el cuartel general morado no cesa la idea de que tumbarán a Sánchez una y otra vez, esto es; un claro «no» al presidente del Gobierno en funciones, pero no un bloqueo intrínseco al PSOE. Así, una vez quede grabado el fracaso de éste con la foto del «no» del pleno del Congreso, en Podemos ya barajan la opción de pedirle un paso al lado, es decir su «retirada» como candidato a La Moncloa. Lo que se traduce en un cambio de interlocutor para negociar de nuevo una investidura que otorgue el Gobierno al PSOE junto a Podemos. Los que pujan ya por esta vía focalizan en su figura el escollo para avanzar hacia un gobierno estable. «Nosotros lo hemos intentado hasta el final. No es descabellado, de hecho Ciudadanos ha vetado al “sanchismo” pero no se niega a negociar con el PSOE, y el Partido Popular también mantiene la misma línea roja», sostienen. Cs aprobó en su Ejecutiva Nacional de febrero su veto personal a Pedro Sánchez, una fractura irreconciliable con el presidente interino, pero que no se ha extrapolado a algunas provincias donde el PSOE y el partido naranja han llegado a pactos para gobernar.

Los dirigentes que ya apuntalan este paso tras el 25-J remarcan también la decepción actual de los morados con Pedro Sánchez, recuerdan que llegaron a tejer una relación fluida y fructífera entre ambos, que llevó a los morados, incluso, a negociarle al PSOE la moción de censura para echar a Mariano Rajoy en 2018. Sin embargo, la paciencia de los morados ha tocado a su fin y ponen como ejemplo el acuerdo al que llegaron para los Presupuestos Generales del Estado, que ha quedado en «papel mojado», por ejemplo. Después de tres meses negociando tras el 28-A han constatado que en Ferraz sus vetos hacia Podemos son inamovibles y tratan ahora de frenar la carrera por el relato que los socialistas han pasado a liderar; hacer que entre la opinión pública cale el mensaje de que un 10-N tendría un único responsable: Pablo Iglesias.

La baza de tratar de cambiar de candidato para acabar con la parálisis política ya fue jugada por el propio Albert Rivera en 2016
–tras las elecciones generales de 2015– cuando su partido se negaba a hacer presidente a Mariano Rajoy, pero sí se abría a la posibilidad de que el PP presentara otro candidato, escenario que no se materializó, pero que sí prosperó en Murcia. Tras la implicación del presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, en el «caso Auditorio» el partido naranja exigió su dimisión a cambio de no romper el pacto de gobierno en la región, y resultó investido como presidente –tras un pacto entre PP y Cs– el popular Fernando López Miras.

Con estos precedentes, en Podemos apuestan por abrir un nuevo capítulo y evitar la rueda electoral, uno de los principales motores que en Podemos quieren sortear para así sacar al país del bucle electoral y conscientes también de la fragilidad de su electorado en estos momentos. Además, saben que en cuatro meses aún no habría dado tiempo a ejecutar la reorganización interna en la que ya trabajan. Recalcan que lejos de la sombra que agitan los socialistas sobre que a los de Iglesias solo les importan los «sillones», el objetivo es el de culminar su proyecto social en el que basan los cimientos de su proyecto. De ahí la necesidad de entrar en un Ejecutivo progresista para dirigir carteras sociales y revertir los recortes económicos e invertir en los derechos sociales de la gente.