Gobierno de España
La alternativa Casado: un Gobierno PP y Cs con la abstención del PSOE
Empresarios y miembros de la sociedad civil apoyan la fórmula de un acuerdo entre PP, Cs y Navarra Suma, facilitado por los socialistas, como solución para evitar elecciones si Sánchez continúa en su actual inmovilismo.
Empresarios y miembros de la sociedad civil apoyan la fórmula de un acuerdo entre PP, Cs y Navarra Suma, facilitado por los socialistas, como solución para evitar elecciones si Sánchez continúa en su actual inmovilismo.
El bloqueo político al que ha conducido la incapacidad del candidato socialista, Pedro Sánchez, a la hora de tejer una coalición sólida elevará a lo largo de agosto y septiembre la presión sobre los partidos que podrían facilitar su investidura. El propio Sánchez y el resto de portavoces de Ferraz y Moncloa vienen insistiendo desde hace semanas en poner el foco sobre el Partido Popular, Ciudadanos y Unidas Podemos para pedirles a estos grupos una abstención que permita que la legislatura eche a andar. Una suerte de cheque en blanco que libere al PSOE de negociar pero que permita a Sánchez retener el poder.
La hoja de ruta de Sánchez, sin embargo, se dio de bruces la semana pasada con la aritmética parlamentaria. Y amenaza con volver a hacerlo en el futuro si ningún grupo se mueve de sus actuales planteamientos. Porque, a día de hoy, el líder del PSOE sólo cuenta con 124 síes en la Cámara Baja. En el caso de que finalmente la presión sobre Podemos y, muy especialmente, sobre el PP y Cs no surta efecto y de que, como consecuencia de ello, el Rey no vuelva a proponer a Sánchez como candidato antes del 23 de septiembre –o que el presidente en funciones rehúse el encargo de Felipe VI al no contar con los apoyos necesarios–, se abriría la posibilidad de un escenario alternativo. Este plan B pasaría por tratar de testar las opciones de una coalición de centro derecha como forma de evitar unas nuevas elecciones en noviembre. Se da el añadido de que un eventual acuerdo entre el PP, Cs y Navarra Suma contaría con el respaldo de 125 escaños, uno más de los 124 apoyos que llevó amarrados Sánchez a la investidura fallida de la semana pasada. Se trata de una fórmula que ayer puso encima de la mesa el secretario general del PP al ser preguntado por la posibilidad de una abstención popular en una nueva investidura de Sánchez en septiembre: «La situación actual es como si Casado pidiera al PSOE su abstención ante «la suma de PP, Cs, UPN, Coalición Canaria, Vox o cualquier otro partido» que los populares pudieran «aglutinar en torno a un posible gobierno».
En esta misma línea, empresarios y destacados miembros de la sociedad civil ya han trasladado a dirigentes del PP su respaldo a esta vía, así como la necesidad de implementarla llegado el momento y con el objetivo prioritario de dar esquinazo a una convocatoria electoral anticipada. Son varios los argumentos que dan las personalidades que apoyan esta fórmula. Consideran que, una vez retratada la falta de cintura política de Sánchez a la hora de sumar el apoyo de otras formaciones, Pablo Casado estaría legitimado para acudir al Congreso. En primer lugar, porque, si logra recabar el apoyo de Albert Rivera, acudiría a la sesión de investidura con más diputados a su favor que Sánchez. En segundo lugar, porque los votos de PP, Cs y la coalición de ambos partidos y UPN en Navarra en las elecciones del 28 de abril superan en más de un millón los cosechados por el PSOE. Y en tercer lugar, porque Casado siempre ha mostrado su disposición a ofrecer varios pactos de Estado al PSOE sobre los que poder sustentar la negociación de una abstención socialista. Un extremo que contrasta con la reiterada negativa de Sánchez a ofrecer acuerdos a PP y Cs a cambio de su abstención. Situaría además a Sánchez ante el espejo de sus actuales exigencias: el presidente en funciones lleva tres meses demandando la abstención «gratis» a populares y naranjas con el respaldo de 124 diputados mientras que, de comenzar a coger forma la coalición de derechas, tendría que explicar por qué no debe ser él quien se abstenga ante un acuerdo con 125 diputados y, así, desbloquear la legislatura.
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, deslizó ayer esta fórmula para justificar su rechazo a una abstención popular en una nueva investidura de Sánchez. El número dos de Casado insistió en ese «no» y en las razones que lo justifican: «No nos vamos a abstener. El señor Sánchez que busque entre sus socios para ser presidente. El PP no ha recibido ni una sola oferta para la abstención. Lo único que ha recibido es un intento, casi coactivo de que nos abstengamos porque sí», afirmó en declaraciones a los medios al tiempo que puso el pacto de los socialistas navarros con los nacionalistas para alcanzar el Gobierno foral, gracias también a la abstención de Bildu, como el mayor motivo de su rechazo a Sánchez.
Desde Ciudadanos, hasta ahora, sus plana mayor ha venido insistiendo en su rechazo a que Sánchez sea investido. El partido de Rivera, de acuerdo a la estrategia que comenzó a desplegar de cara a las elecciones del 28-A, quiere ser partido de gobierno y de cambio desde la regeneración, el centro político y el ideario liberal. En la arena nacional, su fórmula, dado su veto a Sánchez, pasaría por reeditar la fórmula que han seguido en las autonomías de pactos con el PP. Aunque, como subrayó ayer Rivera, el objetivo naranja pasa por que todos los «constitucionalistas confluyan» en torno a él y a Cs para oponerse a Sánchez.
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