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Torra llama a la lucha en la calle por los presos y la república
Advierte al Gobierno de que no aceptará ninguna sentencia condenatoria contra los líderes del «procés» y dice que será el Parlament quien decida. Rechaza el referéndum de Sánchez y pide una consulta de autodeterminación vinculante
Advierte al Gobierno de que no aceptará ninguna sentencia condenatoria contra los líderes del «procés» y dice que será el Parlament quien decida. Rechaza el referéndum de Sánchez y pide una consulta de autodeterminación vinculante.
La nueva ofensiva independentista descargará toda la responsabilidad en las bases. Así lo fijó ayer el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que apeló a un otoño marcado por la movilización permanente para reivindicar la autodeterminación y la absolución de los políticos imputados por el «procés». En una conferencia celebrada en el Teatre Nacional de Catalunya bajo el título de «Nuestro momento», el president se mostró contenido y ambiguo sobre sus planes de ruptura para intentar contentar a todos los sectores del soberanismo y propuso emprender desde hoy una «marcha por los derechos civiles, sociales y nacionales» hasta que haya sentencia a los dirigentes independentistas.
«Esta propuesta que hago al pueblo de Cataluña tiene un divisa muy sencilla: libertad o libertad», aseguró, parafraseando el «referéndum o referéndum» de Carles Puigdemont. Ése fue el compromiso más sustancial que contrajo Torra, aunque se mostró poco concreto sobre cómo reaccionaría en caso de que la sentencia a los políticos independentistas procesados fuera condenatoria –insistió en que no la aceptaría–. En ese escenario avanzó que acudiría al Parlament, sede de la soberanía, para consultar qué respuesta dar. El objetivo, por ahora, es impulsar una «marcha» que entronque con el ciclo de movilizaciones que pretende impulsar el independentismo para conmemorar las efemérides del octubre pasado. En este sentido, el pistoletazo de salida lo dará la manifestación de la Diada del próximo 11 de septiembre, que por ahora arroja una cifra de inscritos decepcionante comparada con las pasadas ediciones.
«Tenemos que volver a alcanzar la dinámica de empoderamiento popular que nos llevó al 1-O», reclamó Torra. Al amparo de todas estas movilizaciones, el president espera encontrar el «momentum» o «ventana de oportunidad» para materializar la secesión. Las concreciones brillaron por su ausencia y la posibilidad de regresar a los desafíos pareció, por el momento, alejada. En este sentido, volvió a dar protagonismo a su oferta de diálogo y negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez, pero rechazó que pase por un nuevo Estatuto, como propuso el lunes. «Siempre estaremos dispuestos a dialogar para encontrar soluciones bilateralmente», afirmó. Si bien, insistió en que su punto de partida es el 1-O y la Declaración Unilateral de Independencia del 27 de octubre y envió una advertencia al Estado: a su juicio, la crisis catalana arrancó a raíz de la sentencia contra el Estatut en 2010, y una sentencia condenatoria contra los dirigentes políticos podría ser «un error todavía más grave».
Para materializar su proyecto de ruptura, el president ayer hizo esfuerzos por dirigirse a todos los sectores del soberanismo. Desde el independentismo maximalista representado por la CUP o los CDR hasta el soberanismo representado por los «comunes».
En este sentido, dirigió guiños a unos y otros. A la CUP le ofreció la puesta en marcha del proceso constituyente con la activación de un Foro Cívico, Social y Constituyente, además de anunciar que en las próximas semanas también se impulsará el Consejo de la República para internacuionalizar la causa independentista, que correrá a cargo de Puigdemont. Mientras tanto, con los «comunes» puso el acento en los aspectos sociales y se comprometió a revalidar las 14 leyes suspendidas por el Tribunal Contitucional, y que en las próximas semanas se negociarán con el Gobierno en los grupos de trabajo derivados de la Comisión Bilateral. «Propongo unirnos los del 1-O y los del 3-O. Todos compartimos los mismos valores republicanos», resumió Torra, en alusión al independentismo que hizo posible el referéndum ilegal y a los soberanistas que se unieron al «paro de país» del 3 de octubre. Para Torra, la convergencia de todos estos sectores proclives al derecho a la autodeterminación suman un 80 por ciento de la población catalana: «Somos un 80 por ciento contra la represión, la monarquía y a favor del derecho a decidir», zanjó ante una sala llena, que congregó a todo el Govern, así como a diferentes diputados de JxCat, ERC y la CUP. También entre el público estuvieron los líderes de las entidades separatistas, así como una representación del PSC y los «comunes».
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