Política
La cooperativa de Sánchez Gordillo no paga a sus trabajadores
En el municipio que simboliza todas las leyendas sobre el jornalerismo andaluz, Marinaleda, cuyo alcalde es el diputado de IULV-CA Juan Manuel Sánchez Gordillo, la utopía también se ha topado de frente con la realidad. El Ayuntamiento acumula una deuda viva de 2,83 millones de euros a 31 de diciembre de 2012, según las estadísticas del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
Los tiempos en los que cada tarde durante casi una década los campesinos caminaban hasta el cortijo El Humoso entre los sembrados y exigían una tierra propiedad del duque del Infantado han pasado. Lograron más de 1.000 hectáreas y de «El Humoso» salieron ocho cooperativas agrarias que dieron como resultado otra de segundo grado. A ello se sumaron actividades de transformación de los productos del campo.
Pero la crisis no entiende de resistencias y fuentes ligadas al municipio señalan que «los trabajadores de esas cooperativas han acumulado meses de impagos». Han tenido también problemas de riego, por las deudas con el Consorcio de Aguas Plan Écija que acumula el consistorio sevillano.
De hecho, desde la dirección del SAT admiten que «El Humoso, un gran proyecto que se sacó adelante sin ningún banco detrás, tiene dificultades algunas veces. Han existido pequeños atrasos en el pago a los trabajadores porque no nos pagan a nosotros los productos», lamentan para subrayar que «se producen entre 50.000 y 60.000 jornales al año en unas 1.000 hectáreas». «¿Cuántos se dan en «Las Turquillas» –la finca del Ministerio de Defensa que el sindicato trata de ocupar estos días– en una extensión de más de 1.200 hectáreas?», contraponen.
Sin embargo, al margen del discurso activista «oficial», fuentes de Marinaleda insisten en evidenciar otras «contradicciones» de Sánchez Gordillo, a quien atribuyen la frase: «Hay que luchar todos los días». «Cada año arrienda tierras a empresas de otros municipios, como Montalbán (Córdoba), para que siembren sus productos, lo que perjudica a los trabajadores de aquí», critican. «Mete máquinas para la recogida de la aceituna de las que reniega –añaden– y el que no hace lo que él quiere, como ir a «Las Turquillas» o adonde toque a protestar, no pilla trabajo». Sin embargo, puntualizan que esas decisiones se votan «pero, a mano alzada, es decir, que si dices que no, quedas en evidencia». Lamentan también que antes de que accediera a la alcaldía hace décadas, «le pareciera que el anterior alcalde estuvo mucho tiempo en el cargo, en concreto 15 años, y él lo haya más que doblado –es regidor desde las elecciones municipales de 1979–». «Aunque claro, –lanzan–, no es lo mismo jubilarse de maestro de escuela, como es, que de diputado». Hay quien llega a aseverar a este periódico: «Tengo casi 70 años y aquí nunca he conocido la democracia. Pasé de una dictadura a otra, excepto los primeros cuatro años del nacimiento del SOC».
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