Independentismo
La CUP deja a Mas en el aire
La asamblea de los antisistema concluye con empate: 1.515 a favor de investir al líder de CDC y 1.515 en contra.
La asamblea de los antisistema concluye con empate: 1.515 a favor de investir al líder de CDC y 1.515 en contra. El consejo político de la formación traducirá el resultado a nivel parlamentario en una reunión el próximo 2 de enero.
Artur Mas continuará paseándose unos días más en el alambre en el que habita desde hace tres meses. La asamblea de la CUP, reunida ayer en Sabadell, decidió no decidir. Su interminable jornada de votaciones concluyó con un sospechoso empate (1.515 partidarios de investir a Mas contra 1.515 detractores) que no permite clarificar el futuro inmediato del proceso soberanista. Lo único que está claro es que al líder de CDC se le agota el tiempo para ser investido, puesto que la fecha límite es el 9 de enero. Llegado ese día, si no hay acuerdo, habrá una convocatoria automática de elecciones al Parlament.
Ahora, todo queda en manos de los órganos políticos de la CUP.El próximo 2 de enero se reunirá el Consejo Político junto a su grupo parlamentario. Será entonces cuando se decida finalmente la suerte de Mas, condenado a la agonía por los militantes y simpatizantes de la CUP-Crida Constituent.
Acabadas las votaciones de la asamblea de la CUP –hubo hasta tres y se alargaron durante toda la jornada–, compareció el grupo parlamentario al completo para protagonizar una breve comparecencia de prensa sin posibilidad de preguntas. Únicamente se concedió a los periodistas una aclaración, y es que el día 2 será totalmente decisivo para determinar si es posible o no la investidura de Mas.
Entretanto, la CUP pondrá en marcha de nuevo una ronda para que sus asambleas territoriales retomen el debate interno. En paralelo, habrá conversaciones en el seno del grupo parlamentario «para encontrar una solución a este resultado».
«La construcción de la República catalana sólo se puede hacer de una manera, a través del voto. Nada se construirá desde los despachos», celebró el número uno de la CUP, Antonio Baños. A continuación, tomó la palabra la diputada Anna Gabriel, el rostro más reconocible entre los detractores de Mas dentro de la CUP. «Juntos por el Sí tiene la posibilidad de realizar una nueva propuesta que genere más consensos», dijo Gabriel en un desesperado intento por lograr que Juntos por el Sí renuncie de una vez por todas a la candidatura de Mas a presidente de la Generalitat.
En realidad, las posibilidades de que Juntos por el Sí descabalgue a Mas son nulas. En ningún momento ha habido titubeos en este sentido y, de hecho, el coordinador general de CDC, Josep Rull, ya avanzó, antes de la asamblea de la CUP, que un rechazo a la investidura del líder convergente significaría tanto como forzar unas nuevas elecciones.
Pero la CUP insistió ayer en reclamar más aproximaciones a Juntos por el Sí para facilitar un acuerdo. «Este resultado significa un emplazamiento a Junts pel Sí. Tienen una oportunidad para moverse y presentar una nueva oferta o un nuevo acuerdo», afirmó Baños.
La jornada confirmó dos extremos. El primero es que el zarandeo al que está siendo sometido Mas no hace más que incrementar su desgaste tras un pésimo resultado de CDC en las elecciones generales. Y el segundo que la división interna de la CUP sólo hace que presagiar nuevas turbulencias en la política catalana y grandes debilidades en el proceso soberanista. La CUP, no obstante, trató de disimular su cisma interno y optó por una última huida hacia adelante para evitar una escisión que muchos militantes comienzan a dar por hecha.
Una formación dividida en dos
Lo cierto es que desde la primera votación quedó en evidencia la fractura de la CUP. Los asamblearios tuvieron que elegir uno de los cuatro escenarios que se les planteaba y ya pudo verse que la jornada iba a ser muy larga. El primer escenario consistía en aceptar la propuesta de acuerdo de Juntos por el Sí y facilitar la investidura de Mas; el segundo, en rechazar el nombre de Mas e insistir a Juntos por el Sí en buscar un presidente alternativo o bien convocar elecciones; el tercero, en rechazar la propuesta de acuerdo de Juntos por el Sí pero facilitar que Mas sea investido; y el cuarto en abstenerse en la investidura de Mas e instar a Juntos por el Sí a buscar otros apoyos para posibilitar su designación o bien resignarse a unas nuevas elecciones.
El veto a Mas (la segunda opción) fue la que más apoyos obtuvo (1.418 votos, un 47,14 por ciento), por delante del primer escenario (1.359 votos, un 45,17 por ciento). Muy inferior fue el apoyo al tercer escenario (109 votos, un 3,62 por ciento), mientras que la cuarta opción fue descartada a las primeras de cambio al ser la menos votada (103 apoyos, un 3,42 por ciento).
Esta primera votación permitió comprobar que los dos escenarios que contemplaban un aval a la investidura de Mas partían con una leve desventaja, ya que sumaron un total de 1.468 votos (48,79 por ciento), ligeramente por debajo de las dos opciones contrarias al acuerdo con Juntos por el Sí que, agrupadas, alcanzan los 1.521 votos (50,56 por ciento).
La segunda votación confirmó que la división era total, ya que los partidarios de rechazar investir a Mas protagonizaron una suerte de empate técnico, con 1.512 votos en contra (49,70 por ciento) y 1.482 votos a favor (48,71 por ciento). Sirvió la votación, eso sí, para descartar definitivamente el tercer escenario, que consistía en rechazar la propuesta consensuada con Juntos por el Sí de un plan de choque, un proceso constituyente y una hoja de ruta pero que, sin embargo, posibilitaba la investidura de Mas. Esta opción únicamente logró 28 votos, aparentemente una cantidad insignificante pero decisiva para determinar un sospechoso empate final que coloca al «procés» al nivel de las mejores series de suspense de la historia.
Hoy los partidos de la oposición tomarán la palabra para fijar su posición sobre el bloqueo político que atraviesa Cataluña. Es de prever que toda la oposición salga en tromba para censurar la inestabilidad que está generando esta situación, mientras que Juntos por el Sí echará el resto para propiciar un acuerdo, ya que en CDC y ERC existe la convicción total de que unas nuevas elecciones dañarían mortalmente el «procés».
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