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Sánchez ocultó a los barones la consulta a la militancia
El líder del PSOE someterá los pactos de investidura a las bases, como adelantó LA RAZÓN, y hurta el poder de decisión al Comité Federal
El líder del PSOE someterá los pactos de investidura a las bases, como adelantó LA RAZÓN, y hurta el poder de decisión al Comité Federal
Sorpresa. Desconocimiento total. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, anunció ayer de manera unilateral y sin consultar a los dirigentes de su partido que los pactos que asuma el PSOE para llegar a La Moncloa pasarán el filtro previo de la militancia. Se prioriza el poder de decisión de las bases por encima del de los órganos del partido, a quienes se mina su autoridad. En la práctica, se hurta a los barones el control sobre las alianzas que trace la dirección, ante las reticencias que despierta entre algunos de ellos el rumbo de las negociaciones de Sánchez. No por esperada –ayer LA RAZÓN adelantó que esta sería la «sorpresa» del discurso del secretario general– la decisión tuvo menos repercusión. Se trata de una «jugada maestra» en clave interna, dirigida a desactivar la oposición de los barones a los pactos, especialmente con Podemos, pero que suma, a su vez, más desconfianza a la tensa relación que mantiene el líder socialista con las federaciones críticas. Alienta esta mala situación, que el líder del PSOE ocultara a sus homólogos territoriales el anuncio que deslizaría en su discurso ante el Comité Federal, a pesar de haber departido con cada uno de ellos de forma individualizada durante esta semana en Ferraz. Es más, incluso «descartó» esta opción ante los que auguraban un escenario similar y le preguntaron al respecto, según fuentes consultadas por este diario. También en la Ejecutiva que se realizó a primera hora de la mañana, con carácter previo al Comité Federal, se evitó compartir la información, dejando el «bombazo» para el colofón final de su intervención.
La maniobra no gustó a los territorios críticos, porque supone virar del sistema de democracia representativa que impera actualmente en el partido y que reside en sus órganos de dirección, a un sistema asambleario, de representación directa, más propio de Podemos o de los antisistema de la CUP. Sin embargo, ningún dirigente expresó públicamente sus reticencias, conscientes de que los militantes no entenderían que se cercenase su voz en este proceso y sin querer asumir en carne propia el precio de hacerlo ante ellos. «Creo que la consulta es buena, que la gente hable en un momento complicado», reconoció Susana Díaz a puerta cerrada. Sánchez sabe que la tendencia ideológica de la militancia –a quien debe su ascenso a la Secretaría General– está más a la izquierda que la de sus dirigentes y quiere aprovechar este escoramiento para dar viabilidad a un pacto con Podemos que los territorios ven con desconfianza. «Quieren una coalición de gobiernos, no un gobierno de coalición», sentenció Guillermo Fernández Vara en su intervención en el cónclave.
Además de a las bases, el líder socialista también llevará sus alianzas de gobierno ante el Comité Federal para que este órgano los refrende. Una idea que asumió después de que los barones presionaran para ello. «Todas las negociaciones tendrán todos los filtros, serán refrendados por un Comité Federal y también os digo que se someterá a consulta entre los militantes», destacó. El proceso para esta consulta no cuenta con base dentro de los estatutos del partido y está todavía en estado embrionario. Los tiempos y el procedimiento se asemejarán a los que se llevaron a cabo en las primarias para elegir secretario general a Pedro Sánchez en 2014, que tampoco contaban con regulación previa y se realizaron ex profeso para ello. El referéndum entre la militancia se realizará con carácter previo al Comité Federal y «no será vinculante orgánicamente, pero sí comprometerá políticamente», según informaron fuentes de la dirección. La decisión de las bases deberá ser ratificada, en todo caso, por este órgano del partido, por lo que podría darse el caso de que los militantes tumben el acuerdo pero el Comité Federal le dé viabilidad, o viceversa, aunque es poco probable. La propuesta de alianza se redactará en un documento que será el que se traslade a los algo más de 190.000 militantes que votarán en urna, según avanzan las citadas fuentes. La previsión es que se realicen una o dos preguntas en las que se cuestione si las bases quieren que se suscriba el acuerdo en los términos reflejados. «Será un acuerdo de políticas y no de gobierno», reconocen fuentes del PSOE, que entienden que, en todo caso, deberá ser un acuerdo «suficiente» para ir al pleno de investidura con opciones de superarlo satisfactoriamente.
A pesar de reconocer que no habían sido avisados de la maniobra de la consulta, los críticos relativizan sobre la efectividad en la práctica del movimiento. «Primero tendrá que llegar a un acuerdo», comentan con ironía, conscientes de la dificultad que entrañan las conversaciones con Podemos y la incapacidad de hacer compatible su apoyo con el de Ciudadanos. Según un dirigente presente en el Comité Federal, algunos barones afearon ayer a Sánchez a puerta cerrada que «los números no le salen». «¿Puede un Gobierno que se apoye en 90 diputados resolver los problemas económicos, sociales y la secesión de Cataluña? No», señaló un líder territorial. En juego entra, además, la prohibición a Sánchez de aceptar el apoyo implícito de los soberanistas, un compromiso que los barones querían que ayer hubiera verbalizado, algo que no ocurrió. Hasta en eso desafió Sánchez a los críticos.
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