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La faja de Mando Supremo de manos de su padre
Eran las 10:00 y en la Carrera de San Jerónimo 414 militares y guardias civiles gritaban el primer «¡Viva España!» castrense. Era el Batallón Mixto de Honores, compuesto por cuatro compañías: del Regimiento Inmemorial del Rey nº1 del Ejército de Tierra, del Grupo de Seguridad del Ejército del Aire, de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid de la Armada y del grupo de Reserva y Seguridad nº1 de la Guardia Civil. Todos, bajo el mando de un teniente coronel de Ejército del Aire, pues el Mando del Batallón, la Bandera, la Escuadra de Gastadores y la Banda de Música pertenecían a este Arma. Faltaba media hora para la llegada de su nuevo Capitán General y ya formaban, esperando para rendir honores a Felipe VI. En el cielo, además de helicópteros policiales, las Fuerzas Armadas estaban presentes con dos cazas del servicio de alerta temprana de la base de Torrejón, que hicieron varias pasadas.
Y a las 10:30 llegaba el Rolls-Royce escoltado por la Sección de Motos de la Guardia Real. Tras el saludo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Fernando García Sánchez, Felipe VI, la Reina y las Infantas se situaron en el podio de honores para escuchar el himno en su versión completa, que tocó la Banda de Música del Cuartel General del Ejército del Aire. Comenzaba el primer acto público militar del nuevo Rey.
«A la orden de Vuestra Majestad. La Unidad de Honores se encuentra lista para ser revistada», grito el teniente coronel del Aire al Mando del Batallón. En ese momento, Felipe VI, junto al JEMAD y el Jefe del Cuarto Militar de la Casa del Rey, comenzaron a pasar revista a las tropas mientras sonaba la marcha «El viejo almirante». Bajaron la calle pasando ante la Escuadra y la Banda de Música del Ejército del Aire, y la compañía del Ejército de Tierra, tras la cual paró para saludar a la bandera, que se encontraba en ese punto. Siguió con la compañía de la Armada, la del Aire y, por último, con la de la Guardia Civil.
En la escalinata de la Puerta de los Leones, además de los presidentes del Congreso y del Senado, aguardaba el zaguanete de seis alabarderos de la Guardia Real. Una vez dentro, la encargada de interpretar el himno fue la Unidad de Música del Regimiento Inmemorial del Rey nº1, que vestía uniforme de Infantería de 1908 y se situaba en los pasillos que rodean el hemiciclo.
La oficialización de la proclamación dio paso a la primera parada militar que preside como Rey. El JEMAD se situó ante la tribuna, solicitó al Rey permiso para iniciar el desfile y comenzaron a pasar las compañías que antes le habían rendido honores. Lo hicieron en el mismo orden en el que Don Felipe pasó revista y tras el paso de la de Tierra el Rey recordó a la Infanta Leonor que tenía que agachar la cabeza al paso de la bandera. Ella, obedeció. El Escuadrón de Escolta Real, a caballo, puso fin al desfile.
Minutos después comenzaba el recorrido hacia el Palacio Real. Junto a ellos, el Escuadrón de Escolta Real y a lo largo del trayecto, cubriendo carrera, 340 efectivos de un Batallón Mixto de los dos Ejércitos, la Armada y la Guardia Civil quienes, al paso del coche de los Reyes, presentaban arma. El último honor militar tuvo lugar a su llegada al Palacio, cuando la Agrupación de Honores de la Guardia Real interpretó el himno mientras disparaban 21 salvas de artillería.
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