Balance del Gobierno
La fortaleza del centro derecha
En la encuesta de NC Report para LA RAZÓN se constata por enésima vez la fortaleza del centro derecha español. Sus dos principales partidos, PP y CS suman a fecha de hoy el 50.6% del voto, frente al 39.7% de binomio de la izquierda, PSOE y Podemos.
Desde la celebración de las elecciones generales de junio de 2016 la izquierda ha ido languideciendo, del 43.8% que sumaron el 26-J, pasaron en el último trimestre de 2016 al 40.5%, pero a lo largo de todo el 2017 se mantuvieron por debajo del 40%, porcentaje con el que continúan en el primer trimestre de 2018. Mientras que el centro derecha ha ido avanzando, finaliza 2016 con el 48,6%. Clausura el 2017 con el 49.2% y en este primer trimestre de 2018 se coloca en el 50.6%.
La izquierda española está en su peor momento histórico, aunque al decir izquierda no estoy empleando el término exacto, ya que habría que hablar del centro izquierda que personifica el PSOE y de la izquierda que encarna Podemos y todas sus alianzas.
La izquierda en España como en el resto de Europa ha quedado reducida a nostálgicos del comunismo y de la era soviética. La socialdemocracia rompió con el marxismo hace décadas y apostó por la libertad, la individual y la de empresa, y renunció al colectivismo y a la revolución socialista.
Alemania es el ejemplo paradigmático del camino hacia el centro político de los socialdemócratas. Gerhard Schroeder, canciller alemán entre 1998 y 2005, venció en las urnas, con un programa centrista, al conservador Helmut Kolh, que llevaba dieciséis años ininterrumpidos gobernando. Preparó a su país como ningún otro europeo para competir en la nueva era de la globalización con importantes reformas del estado de bienestar. Estas reformas «social-liberales» permitieron a Alemania modular el perverso efecto de las crisis de 2008 y 2011.
La gran crisis fiscal del Estado de bienestar impide a los partidos socialistas tradicionales seguir aplicando sus políticas tradicionales, las que durante la segunda mitad del pasado siglo se implementaron en la Europa Occidental con un gasto público en expansión y sin freno. La globalización económica con la consecuente deslocalización industrial, la crisis financiera de 2008 y la recesión de 2011 han dado carpetazo a las políticas socialdemócratas. El centro-izquierda en España, como en el resto de Europa debe reinventarse. Necesita desprenderse de dogmas y adquirir un programa que le permita competir con la derecha, el centro derecha y el centro que ocupan ya la mayor parte del tablero político en nuestra nación y en buena parte de Europa. La batalla está en el centro político conquistado en las últimas décadas por la derecha, sin la alianza de socialdemócratas y centristas no será posible que el centro izquierda tenga posibilidades de gobernar.
El cambio social en Europa, con la desaparición de las masas de obreros industriales, priva a la socialdemocracia de su principal clientela electoral. La nueva Europa sigue precisando de sanidad, educación y jubilación públicas, pero hay que adaptarlas a las posibilidades de la economía. Para ello se debe priorizar ésta, que sea capaza de combatir con los productos del tercer mundo, que incrementan nuestro paro y el déficit en la balanza exterior, transfiriendo renta de Europa a los países subdesarrollados o en desarrollo, enriqueciendo a éstos y empobreciéndonos.
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