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La izquierda agita la Memoria Histórica ante el 40º aniversario de la muerte de Franco
La enmienda del PSOE de exhumar sus restos se suma a muchas otras iniciativas para reinterpretar la historia
La enmienda del PSOE de exhumar sus restos se suma a muchas otras iniciativas para reinterpretar la historia
Vuelve a resurgir el debate sobre la Memoria Histórica. Lo cierto es que nunca había desaparecido del ideario de muchos partidos, pero la reciente enmienda del PSOE para dar otro uso al Valle de los Caídos y exhumar los restos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera lo ha vuelto a reabrir con fuerza. Y lo hace en el año en el que se cumplen 40 años de la muerte de Franco, el 20 de noviembre. Un aniversario para el que se esperan más propuestas o iniciativas relacionadas con la Memoria Histórica o contra el franquismo.
La propuesta de los socialistas es la que ha sonado con más fuerza, pero no la única, pues desde que los nuevos partidos emergentes –populistas y de izquierdas– llegaron a numerosos ayuntamientos tras las autonómicas de mayo, han sido muchas las propuestas, como la eliminación del «callejero franquista» anunciada por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. De hecho, entre las enmiendas que los partidos han presentado a los Presupuestos Generales, Izquierda Unida incluye dos sobre este asunto. En ellas, solicita un total de cuatro millones para ayudar a las comunidades y a las familias en las «labores de localización, exhumación e identificación de las fosas o enterramientos de las víctimas de la Guerra Civil y dictadura». Son muchos los partidos que en sus últimos programas electorales incluían apartados dedicados a la Memoria Histórica. Así, IU, proponía en las municipales y autonómicas la «elaboración de Leyes de Memoria en las comunidades autónomas» y, «en los municipios, borrar de nuestras calles y plazas cualquier referencia honrosa al pasado franquista que hemos padecido». Una propuesta muy parecida, por ejemplo, a la de Ahora Madrid. Mientras, otras formaciones como Geroa Bai incluyeron en sus enmiendas destinar 4 millones a estas cuestiones.
Otros como Podemos, no incluían ninguna mención al respecto, aunque en sus foros internos, como es el caso de «Plaza Podemos», sí que lleva meses tratándose el tema. Desde agosto de 2014 se proponía convertir el Valle de los Caídos en un museo y «exhibir boca abajo las centenares de estatuas de Franco, simbolizando el desprecio al régimen». Parecía más una «pataleta» que una iniciativa real a debatir, pero el 18 de julio se incluyó otra más seria: una «propuesta para resignificar el Valle de los Caídos». Entre las medidas que incluía estaban la «creación de una nueva comisión de expertos» (como la del PSOE en 2011) para esa «resignificación», convertirlo en «un lugar para la memoria de las víctimas» o la «exhumación y traslado a otros lugares de los restos de Primo de Rivera y Franco».
Son estas las últimas propuestas conocidas, pero desde que los partidos de la izquierda radical se alzaron con el poder en numerosos ayuntamientos no han dejado de surgir otras nuevas. Así, en Valencia, las consejerías de Justicia, Cultura y Transparencia acordaron ayer crear una comisión interdepartamental sobre Memoria Histórica. Algo parecido a lo que propuso Ada Colau en Barcelona para eliminar de sus calles cualquier referencia a «la memoria del esclavismo, el franquismo y el fascismo».
En La Coruña, mientras, la Marea Atlántica anunció que quiere borrar cualquier alusión al franquismo de sus calles y retirar los títulos concedidos por Franco. Lo mismo que en Santander, donde plantean sustituir las calles que aludan a esta época por otras de personajes de la cultura o el deporte.
Pero uno de los episodios más sonados sobre este asunto se produjo a finales de julio cuando el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera (Cádiz) aprobó retirar el busto del escritor José María Pemán del teatro Villamarta. Durante el debate, la edil de IU Ana Fernández calificó al autor de «asesino, misógino y fascista», lo que ha llevado a sus familiares a presentar una querella.
La intención de todas estas medidas es la de reescribir la historia. Y no serán las únicas que se escuchen, pues hasta el 20-N aún quedan 84 días en los que sonarán, seguro, otras nuevas.
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