Castilla y León
La Magistratura toma el Constitucional: González-Trevijano, Enrique López, Juan Antonio Xiol y Santiago Martínez
Los magistrados obtienen mayoría absoluta en la renovación del Alto Tribunal. Tres de los elegidos pertenencen a la Carrera; el cuarto procede del ámbito docente
Pedro González-Trevijano: Un hombre de consenso
Por David Ortega
Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid
Catedrático de Derecho Constitucional durante 15 años y rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Pedro González-Trevijano es un hombre de bien. Tiene un profundo sentido del deber y sus discípulos siempre encuentran en él una mano tendida. Le gusta ayudar a los demás.
Su afición por la pintura le lleva a perderse en las galerías de arte y los museos. Tiene preferencia por la pintura moderna y Manuel Ángeles Ortiz está entre sus artistas preferidos. Además de la veintena de libros que ha publicado sobre su especialidad, hay algunos como «La mirada del poder» o «Los grandes dragones de la pintura» en el que hace guiños a esa afición que le lleva a mirar más allá del cuadro.
Muy correcto y educado, amante de las buenas maneras, es una persona muy formalista. Tiene un acentuado sentido institucional, un elevado sentido de Estado que dibuja las cualidades perfectas e indispensables para alguien que va a ocupar un puesto en el poder corrector.
Madrileño, hombre de destacado prestigio, se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid en 1980 cuando obtuvo el premio extraordinario fin de carrera. Años después se doctoró en la misma universidad. En su currículum destacan ocupaciones diversas como su puesto de vocal en la Junta Electoral Central o el de subdirector del Centro de Estudios Políticos e Institucionales. Aficionado al Real Madrid, suele acudir con frecuencia al Bernabéu a animar a su equipo.
Es un magnífico conocedor de la Constitución Española, lo que le convertirá en un gran intérprete tanto de los los valores como del propio espíritu de la Carta Magna. Muy perserverante, luchador actúa siempre con una grandísima templanza.
Cuando sube a una tribuna destaca por su brillante oratoria. Habla en público con soltura y llega al oyente sin necesidad de apoyarse en los papeles. Es uno de los mejores oradores que conozco.
Amigo de sus amigos, batallador, con sentido del humor es muy plural. Respetado por casi todos, por encima de ideologías, ha recibido la felicitación sincera de diversas personas que le consideran ante todo un gran hombre de consenso.
Enrique López: El jurista transparente
Por Pilar ferrer
Era el eterno candidato, su nombre estaba en todas las quinielas. Hace tan sólo tres días, Enrique López asistía en esta casa de LA RAZÓN al homenaje a Julián López «El Juli», a cuyo arte torero es muy aficionado. De su boca no salió ninguna confidencia, pero en su fuero interno ya sabía que iba a ser nombrado magistrado del Tribunal Constitucional. Algo que él considera un alto honor, una gran responsabilidad y un reto difícil. Es el nombramiento de un hombre que nunca ha ocultado su ideología, sus valores y su modelo de Justicia que se corresponde con el defendido por el PP. Ahora, que la palabra está tan de moda, el juez piensa que la transparencia es la mejor garantía de independencia.
Nació en El Bierzo, en el corazón leonés de Ponferrada. Su familia, de agricultores, nada tenía que ver con el Derecho. Pero a Enrique siempre le gustaron las leyes y estudió en la Universidad de Oviedo, donde se licenció. Era un alumno polivalente, que hacía de todo: devorar libros, mucho deporte, el mejor de su clase en baloncesto y rugby, y trabajo para poder pagarse la carrera. Curiosamente, su tesis doctoral versó sobre las jurisdicciones especiales desde el Decreto de Unificación de los Fueros hasta la Constitución de 1978. Una Carta Magna que, desde hoy, será objeto de su trabajo en el máximo órgano interpretativo. Luego trabajaría en varios juzgados de Castilla y León, y La Coruña, lo que le lleva a sentirse como un juez a pie de calle, comprometido y conocedor de la realidad social. Esto lo antepone a quienes le critican por no provenir del elitista Supremo.
Su salto a la notoriedad le vino en el año 2001, cuando entra en el CGPJ, a propuesta del PP. Fue su gran mentor el entonces ministro de Justicia, José María Michavila, con quien ha mantenido una estrecha amistad, al igual que con Federico Trillo y Ángel Acebes. Atractivo, seductor y con una buena capacidad para las relaciones públicas, Enrique López fue un estupendo portavoz del CGPJ, hasta ser destinado a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Inquieto y de actividad trepidante, se mueve muy bien en sectores mediáticos. Es brillante articulista de LA RAZÓN y otros foros específicos, colaborador de FAES, autor de numerosos libros y conferenciante habitual en seminarios sobre materia procesal.
Acaba de cumplir cincuenta años y es ya el magistrado del TC más joven de su historia. Separado, padre de un hijo de 16 años, es un firme defensor de la nitidez en todo. «Los jueces no tenemos que ocultar nuestra ideología ni escondernos de nada», asegura con rotundidad. Una vez el ministro Gallardón le comunicó oficialmente la noticia, acudió al CGPJ para rescatar a su antigua secretaria. Allí recibió la felicitación, incluso, de consejeros del sector progresista. Porque Enrique López y López, un leonés de pura cepa, lo tiene claro: «Hay que ser transparentes en todo, eso lleva a ser consecuente e independiente». El mejor lema para un jurista.
Juan Antonio Xiol: Comprometido con los valores del Estado
Por Margarita Robles
Magistrada del Tribunal Supremo y vocal del CGPJ
Como vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que ha participado en la designación de Juan Antonio Xiol como magistrado del Tribunal Constitucional, me siento particularmente orgullosa de ello, y más de que lo haya sido por tan amplio consenso, al haber obtenido el apoyo de 18 de los 21 miembros de ese órgano.
Juan Antonio Xiol es, ante todo, un hombre de Derecho que vive por y para el Derecho.
Si algún jurista goza de prestigio y reconocimiento en la comunidad jurídica, ese es precisamente Xiol, que es además un juez «todoterreno». Especialista en Derecho administrativo, sus sentencias en esa jurisdicción han sido todo un modelo para generaciones de jueces y estudiosos, conocimientos que siempre ha querido compartir en múltiples estudios e intervenciones públicas.
Como civilista, ha conseguido llevar la Sala Primera, de la que es presidente, a las más altas cotas de prestigio y rigor jurídico, tratando de acercar la Justicia a los ciudadanos y haciéndolo de una forma clara, transparente y didáctica. Pero, sobre todo, lo que quiero resaltar es que Xiol es el modelo por excelencia de ese juez «constitucional» que defiende con ardor sus intervenciones. Ese juez plenamente comprometido con los valores de la Justicia, los derechos y las libertades que consagra la Constitución.
En el Tribunal Supremo le vamos a echar de menos, pero el TC gana un gran magistrado. Y lo que es más importante, una persona caracterizada por su humanidad, su tolerancia, su respeto y compromiso con los valores fundamentales del Estado de Derecho que nuestra Constitución proclama.
Por todas esas razones, si hay alguien idóneo para formar parte del Tribunal Constitucional ese es Juan Antonio Xiol, que junto a los otros tres magistrados que han sido nombrados, harán que el Tribunal Constitucional sea ese órgano de prestigio esencial para el funcionamiento y los valores que todos los juristas queremos y deseamos para nuestro país.
Santiago Martínez: Ejemplo de respeto a los demás
Por Antonio Moreno Andrade
Presidente de la Sala Contencioso-Administrativo del TSJ de Andalucía Sevilla
Todos saben que el nuevo magistrado constitucional es un montañés recriado en Sevilla, embargado desde hace mucho tiempo de ese alma de nardo del Adelfos que proclamaba Manuel Machado. Desarrolló su jurisdicción en Fregenal de la Sierra, Vergara y Calahorra y fue uno de aquellos primeros elegidos especialistas de nuestro orden jurisdiccional, que arribó a esta tierra en los años primeros de la década de los setenta. En la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la añorada Audiencia Territorial sevillana permaneció desde entonces, cuando era esta un experimental laboratorio de la incipiente jurisdicción, hasta su promoción como magistrado del TS. Santiago posee un ojo clínico sorprendente, certero, insuperable para detectar con prontitud y precisión la esencia de la cuestión que se le somete a juicio. Dota a su labor de juzgar de una solidez técnica excepcional. Y resuelve con la justicia como norte capital de su función. Sus sentencias, precisas, claras, sin la más mínima exuberancia malversada, constituyen una tranquilizadora y rotunda solución al debate planteado, al tiempo que un deleite para la lectura del jurista. Es un insuperable ejemplo de respeto a los demás, de independencia plena, de libertad, exponente de esa imprescindible tolerancia que nos hace a los jueces respetar conductas en las que nunca incurriríamos y de ese afán de dar siempre a cada uno lo suyo, que es el ideal del Derecho en las sabias palabras de Ulpiano.
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