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La mayoría de los españoles no ve urgente trasladar a Franco

El 61,7% de los encuestados no respalda la imperiosa necesidad del Gobierno de exhumar al dictador. Un 58,6% cree que el mundo separatista utiliza su figura para arremeter contra el Estado democrático

Un hombre posa, ayer, frente a la tumba mientras que una aglomeración de coches espera su entrada al Valle de los Caídos. El recinto goza de un mayor tráfico de personas desde que se hizo pública la intención de Sánchez/ Foto: Javier Fdez-Largo
Un hombre posa, ayer, frente a la tumba mientras que una aglomeración de coches espera su entrada al Valle de los Caídos. El recinto goza de un mayor tráfico de personas desde que se hizo pública la intención de Sánchez/ Foto: Javier Fdez-Largolarazon

Un 61,7% de españoles considera que no es una prioridad la pretensión del Gobierno de exhumar los restos de Francisco Franco. Únicamente el 31,8% lo considera «urgente».

Un 61,7% de españoles considera que no es una prioridad la pretensión del Gobierno de exhumar los restos de Francisco Franco. Únicamente el 31,8% lo considera «urgente». La fractura social ya está asegurada respecto a una figura que provoca tantos sentimientos encontrados como el Jefe de Estado que tuvo el poder absoluto en España durante cuarenta años.

Lo que está más equilibrado es el sentimiento respecto a la intención de llevar los restos del dictador a otro lugar, sin matices de urgencia. En este caso, las opiniones a favor –38,3 por ciento– y en contra –37,3– muestran esta equidistancia. Ni a favor ni en contra se mueve un 23,4 por ciento.

Otro detalle no menor es el consentimiento de la familia Franco para llevar a cabo una medida de tal calado. Una mayoría de españoles –el 50,2 por ciento– opina que cualquier decisión debería consensuarse con los allegados del afectado, en este caso sus siete nietos. Por contra, un 41,3 piensan que su parecer no debe ser tenido en cuenta para adoptar una decisión.

Además, el 54,7 por ciento de los españoles no cree que éste sea el momento de abrir el debate de la exhumación, por un 38,8 que estima que sí. Esta mayoría social ya debería de por sí hacer desistir al Ejecutivo de su proyecto unilateral. Por otro lado, el 35,8 por ciento entiende que es el momento de hacerlo.

Pero lo que debería hacer recapacitar al Gobierno es la opinión del 60,2 por ciento de los españoles que ven en su iniciativa la división de la sociedad.

En cuanto al futuro del Valle de los Caídos, los españoles manifiestan mayoritariamente, con un 50,5 por ciento, que el recinto de Cuelgamuros permanezca igual que como está en la actualidad. Otro 23,6 por ciento prefiere que se convierta en un memorial de nuestra Guerra Civil. Por su parte, el 21,6 por ciento desea demolerlo.

Con respecto a la postura del electorado popular, la inmensa mayoría de sus votantes pide al PP que vote en contra del plan del gobierno, concretamente el 77,4 por ciento de los electores de Génova. Tan sólo el 11,3 por ciento pide la abstención y únicamente el 4,8 está de acuerdo con sacar a Franco del Valle de los Caídos.

Se trata en cualquier caso de una medida más encaminada al consumo interno: es un guiño a las bases del PSOE, que no hay que confundir con sus votantes, y que, sobre todo, viene condicionada por las presiones de los actuales socios del Gobierno. Si el centro derecha, al que ahora quieren emparejar con los enemigos del Frente Popular de 1936, responde igual, se retornará al enfrentamiento. Mesura es lo que se requiere para reconducir esta situación y llegar a un pacto de Estado entre PSOE y PP para que, con discreción y acuerdo con la familia, se efectúe el traslado cuando se den las condiciones, y se comunique a la sociedad una vez efectuado, evitando polémicas políticas y negando el triunfo de quienes atacan el actual régimen democrático y de unidad.

De hecho, el 58,6 por ciento de los españoles considera que el separatismo utiliza a Franco para arremeter contra el Estado democrático y el 59,7 por ciento cree que Sánchez hace un uso político de la figura del ex jefe de Estado. El sentimiento contrario es percibido por tan sólo el 29,8 por ciento, que no ve al separatismo detrás de la operación y del 30,3 por ciento, que no ve a Sánchez utilizando a Franco con finalidad política.

Por lo tanto, no hay ninguna mayoría que respalde ni la urgencia ni la necesidad. Lo urgente y necesario es el crecimiento económico y la creación de empleo.

Las prisas, lo de «vamos tarde» que esgrimió Carmen Calvo el viernes tras el Consejo de Ministros, es interpretado por la ciudadanía como un peaje que se debe abonar a la izquierda radical y a los separatistas.

La iniciativa de desenterrar a Franco es propia de la izquierda radical que quedó fuera de la Constitución y de los separatistas, que comparten objetivos comunes, acabar con la monarquía parlamentaria y la unidad nacional, y éste es el primer paso. Obviamente el PSOE no debe permitir ser el vector de estos elementos para que obtengan un triunfo sobre el Estado que se creó en 1977. Se renunció a continuar con el enfrentamiento civil y construir una nueva España, la constitucional de 1978. El PSOE es un socio fundamental y fundacional de esa España y ahora no puede traicionar el consenso.

Veinte años del PSOE en el poder respaldado por el voto popular (1982/1996 y 2004/2011), demostraron responsabilidad histórica de los socialistas con el consenso y reconciliación nacional que supuso la Transición política española. Durante esas dos décadas no se afrontó la exhumación del Jefe del Estado anterior a la democracia. Resulta cuando menos extraño pretenderlo ahora con menos de una cuarta parte de escaños en el Congreso de los Diputados y con el único respaldo de la izquierda anticonstitucional y del separatismo enemigo de España. Se deja así en muy mal lugar a Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, los dos gobernantes socialistas anteriores, que tuvieron veinte años para acometer la salida del general Franco del Valle de los Caídos y no la llevaron a término. Tal iniciativa chocaba con el pacto de la Transición política española y ahora es la urgencia de un Pedro Sánchez que parece tener una fijación especial al respecto.