CDC

El órdago soberanista de CDC le «desconecta» del Congreso

La abstención de PP, PSOE y Podemos y el voto en contra de C’s dejan a los soberanistas sin grupo propio por primera vez en democracia

El portavoz de la antigua CDC y actual Partit Demòcrata Català (PDC) en el Congreso, Francesc Homs.
El portavoz de la antigua CDC y actual Partit Demòcrata Català (PDC) en el Congreso, Francesc Homs.larazon

La abstención de PP, PSOE y Podemos y el voto en contra de C’s dejan a los soberanistas sin grupo propio por primera vez en democracia

Por primera vez desde la Transición, Convergència no tendrá grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados y pasará al cajón de sastre del Grupo Mixto junto a Compromís, Bildu y otros partidos minoritarios. Las ansias separatistas del partido de Carles Puigdemont les han pasado factura y han provocado su primer efecto práctico: una «desconexión», sí, pero de los privilegios parlamentarios. Esto se materializará en una importante rebaja en la financiación y en la visibilidad pública de sus demandas a nivel nacional, una influencia política que los convergentes ceden a ERC, un socio de gobierno que cada vez les gana más terreno electoral, y a En Comú Podem, que les ha arrebatado la bandera catalanista. No en vano, Joan Tardà (ERC) y Xavier Domènech (En Comú Podem) contarán con más minutos de intervención en los debates que Francesc Homs (PDC) y tendrán voz propia en la toma de decisiones de la Junta de Portavoces.

Con la abstención de PP, PSOE y Podemos y el voto en contra de Ciudadanos, el grupo solicitado por Convergència y registrado bajo el nombre de Partit Demòcrata Català (PDC) no ha salido adelante. La decisión llega sólo 24 horas después de que los populares dejaran también sin grupo a CDC en el Senado con la abstención de los socialistas. Sus posibilidades de viabilidad dependían exclusivamente del criterio favorable de estos dos partidos y la afrenta directa que se produjo con la aprobación en el Parlament de Cataluña de la hoja de ruta para la desconexión ha frustrado el acuerdo. La decisión de pulsar el botón de la secesión se ha producido en un momento poco propicio; no en vano, se dio el mismo día en que la Mesa del Congreso debía pronunciarse sobre la constitución de los grupos. Para intentar desvincular ambas decisiones, el órgano de la Cámara dio un plazo para escuchar las alegaciones del partido soberanista antes de decidir.

En un primer momento, tanto PP como PSOE eran proclives a realizar una aplicación «flexible» del reglamento, que impide que un partido que no ha superado el 15% de los votos en las circunscripciones en las que se presenta tenga grupo propio, aunque posea al menos cinco diputados. Convergència, aunque superó este corte –obtuvo ocho escaños–, no alcanzó el porcentaje mínimo fijado en ninguna de las provincias por separado ni en el conjunto de Cataluña. Además, el nombre elegido por la formación también generaba dudas legales, pues, aunque concurrió a las elecciones bajo las siglas de Convergència Democrática de Catalunya (CDC), se registró bajo su nueva denominación: Partit Demòcrata Català (PDC). Un nombre al que el Ministerio del Interior todavía no ha dado su aprobación.

Con estos antecedentes, el partido soberanista necesitaba un plus de generosidad por parte de los partidos con mayoría en la Mesa –PP y PSOE suman cinco de los nueve votos posibles– e inicialmente ambos estaban dispuestos a permitirlo por «cortesía y tradición parlamentaria» y en aras de la pluraridad. Incluso se llegó a especular con que el apoyo que los convergentes prestaron al PP para la elección de la Mesa del Congreso; algunos de sus diputados votaron con los populares, tendría como contrapartida el grupo propio. Sin embargo, el desafío independentista reactivado desde Cataluña les ha llevado a realizar una interpretación rigurosa de la normativa vigente.

Desde Convergència se apunta a que la negativa a favorecer su grupo es «una exigencia de Ciudadanos para darle un ‘‘sí’’ a Rajoy en la investidura». Sectores de PP y C’s se mostraron contrarios a que se hagan gestos hacia CDC cuando han vulnerado la ley con su pronunciamiento en el Parlament.

Las consecuencias

- 3 millones menos. En el plano económico, no tener grupo propio supone un importante perjuicio. Los convergentes perderán 42.000 euros mensuales por esta cuestión y no podrán acceder al cobro de las subvenciones por envío de propaganda electoral durante la pasada campaña. Esto les generará una importante deuda, ya que los partidos piden dinero prestado para la campaña con la previsión de que éste les sea devuelto cuando se constituyen en grupo parlamentario.

- Visibilidad. No tener grupo propio supone quedarse sin representación en las comisiones y sin voz propia en los debates y la Junta de Portavoces, donde tendrán que repartirse el turno de intervención o consensuar una postura común con el resto de partidos. Además, la presencia en los debates electorales de los próximos comicios se estructura en función de los grupos de la anterior legislatura, por lo que tampoco en este caso tendrían espacio ni cobertura informativa individualizada.

Fin a 39 años en Madrid

- Estreno con Pujol en 1977

El partido catalán tuvo su origen en 1977, cuando Jordi Pujol se hizo con 11 diputados bajo las siglas del Pacte Democràtic de Catalunya.

- Miquel Roca, portavoz

El abogado Miquel Roca fue portavoz del grupo y miembro de la ponencia constitucional, por lo que se le considera uno de los padres de la Constitución.

- Decisivos en el 93 y el 96

Los nacionalistas fueron decisivos para que gobernara Felipe González, tras perder la mayoría absoluta en 1993, y José María Aznar en 1996.