Córdoba
La «Unesco islámica» ve una «provocación» que la Mezquita sea católica
Irán, Emiratos, Qatar y hasta 52 países musulmanes están detrás de la protesta
La Junta de Andalucía, Izquierda Unida y la plataforma para lograr la expropiación de la Mezquita Catedral de Córdoba han recibido recientemente el apoyo de un poderoso aliado: la ISESCO, un influyente lobby inserto en la Organización para la Cooperación Islámica, que cuenta con el apoyo financiero de los gobiernos de 52 naciones islámicas, entre ellas Arabia Saudí, Irán, Qatar o Emiratos Árabes Unidos. En una nota emitida desde Rabat (Marruecos), donde este organismo islámico tiene su sede central, esta institución califica la actitud del Cabildo de la Catedral de Córdoba como una «provocación para los musulmanes de todo el mundo, especialmente los de España». Además, la ISESCO felicita explicítamente la «valentía» del consejero de Turismo y Comercio de la Junta de Andalicía, Rafael Rodríguez (de Izquierda Unida), por denunciar el «carácter inconstitucional del control de la Iglesia católica sobre la Mezquita». La «provocación» a la que hace referencia la nota de protesta es la pretendida eliminación del nombre «mezquita» de la página web y de los folletos utilizados por el Cabildo para promocionar el monumento e informar a los visitantes de las características del mismo. En realidad la palabra «mezquita» aparece 23 veces en la página web habilitada por el Cabildo a tal efecto. La palabra «catedral» aparece en 26 ocasiones.
El respaldo de esta organización islámica a la plataforma de expropiación de la Mezquita no se ha limitado a repetir sus argumentos acríticamente. Según reza el comunicado la ISESCO lleva movilizando desde septiembre toda su capacidad de influencia para dar impulso a la iniciativa encaminada a lograr la cogestión del monumento como un paso intermedio, según han denunciado numerosas voces desde que surgió la polémica, para lograr el culto compartido en un templo en el que lleva celebrándose el culto católico desde 1236, cuando Fernando III, el Santo, reconquistó la ciudad y cedió la antigua Mezquita a la Iglesia en un gesto que, con toda seguridad, la salvó de su completa destrucción. El director general de la ISESCO, el saudí Abdulaziz Othman Altwaijri, ha escrito cartas denunciando este «acto ilegal e intransigente» del Cabildo de la Catedral a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; a la directora general de la Unesco, Irina Bokova, al secretario general de la Organización para la Cooperación Islámica, Iyad bin Amin Madani, y al secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, para que dentro de su esfera de poder «eviten la apropiación por parte de la Iglesia de esta mezquita y que lo mantengan como patrimonio universal abierto».
Especialmente preocupante es el relato que sobre la Mezquita asume esta influyente organización panislámica. En el comunicado, emitido desde Rabat (Marruecos), la ISESCO (Organización Islámica por la Educación, la Ciencia y la Cultura) afirma que «cuando los cristianos lograron el control de Córdoba en el siglo III (sic, en realidad fue el siglo XIII) construyeron una catedral en mitad de la mezquita, alterando de esta manera parte su identidad estética y arquitectónica». Se obvia de esta manera el hecho de que la Mezquita de Córdoba fue a su vez construida tras la demolición de la basílica cristiana de San Vicente. Tampoco merece especial consideración el hecho de que el monumento debe su existencia a que la Iglesia ha estado manteniendolo durante casi ocho siglos, lo que ha hecho posible que pueda ser disfrutado hoy en día por los más de 1.400.000 turistas que lo visitan anualmente. Todo esto se pasa de puntillas afirmándo que «la Mezquita de Córdoba, construida por los musulmanes en el siglo VIII, es uno de los hitos más destacados de Córdoba, ciudad que consideran fue entonces un centro de irradiación intelectual», una idea que se hace eco de el simbolismo legendario que para el subconsciente colectivo de cientos de millones de musulmanes en todo el mundo tiene el monumento, emblema del momento culminante de la civilización islámica y de su máxima expansión territorial.
La ISESCO es el organismo de la Organización para la Cooperación Islámica (OIC son sus siglas en inglés) que se encarga de la promoción y consolidación de los vínculos entre las naciones islámicas en el campo de la educación, cultura, ciencia y comunicación; es decir, viene a cumplir el papel que la Unesco tiene en el seno de Naciones Unidas.
Con sede en Rabat, Marruecos, esta organización se compone de 52 de los 57 Estados miembros que forman parte de la OIC. Merece la pena repasar el origen histórico de la Organización para la Cooperación Islámica, de la que la ISESCO forma parte como brazo cultural. Tras el colapso del Imperio Otomano y el Califato al final de la Primera Guerra Mundial, muchos musulmanes sintieron un vacío en su aspiración hacia la «ummah», la comunidad de pueblos islámicos. El incentivo necesario para concretar una unión internacional de naciones islámicas llegó finalmente tras la derrota sufrida en la guerra de los seis días contra Israel en 1967. Dos años después, la OIC fue establecida definitvamente en Rabat y ahora entra a formar parte de la campaña de la Mezquita.
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