Terrorismo yihadista
Los atentados en Madrid y Barcelona de la trama yihadista iban a ser con mochilas bomba
El juez envía a prisión al funcionario de Prisiones detenido en relación con la red que captaba adeptos del Estado Islámico en cárceles
Los dos presos a los que los jefes de la trama yihadista, desarticulada por la Policía, habían convencido para cometer atentados en Madrid y Barcelona, una vez que estuvieran en libertad, iban a recibir mochilas bomba cargadas de metralla, como las utilizadas en el atentado de Manchester de 2017, para hacerlas explotar en grandes aglomeraciones de público, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.
El 22 de mayo de 2017, se produjo una explosión en el Manchester Arena de la citada ciudad inglesa, al final de un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande. El atentado causó 22 muertos y 116 heridos.
El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata ha enviado prisión al funcionario de la cárcel de Valdemoro detenido por su presunta colaboración, a cambio de dinero, con la trama yihadista del DAESH (Estado Islámico) desmantelada por la Brigada Provincial de Información (BPI) de Madrid de la Policía Nacional, bajo la supervisión de la Comisaría General (CGI) y con la ayuda de Instituciones Penitenciarias.
Tal y como adelantó LA RAZÓN, este individuo facilitaba al cabecilla del grupo teléfonos, tarjetas y le informaba con anterioridad de cuándo se iban a producir registros e inspecciones.
Asimismo, el magistrado dictó prisión para cuatro miembros de la referida trama, entre ellos el cabecilla de nombre Suleiman, así como a un individuo detenido en Alcorcón, que se hallaba en tercer grado desde hace poco tiempo y que formaba parte del referido grupo que operaba en el centro penitenciario de Valdemoro.
Impuso medidas cautelares para los otros tres detenidos (dos de los cuales seguirán en prisión por otras causas), con lo que la única que saldrá en libertad, por haber colaborado con la Justicia, es la mujer arrestada en Alcorcón.
Suleiman y sus “lugartenientes” habían convencido a dos de los presos de la trama para que, una vez que obtuvieran la libertad, cometieran atentados suicidas en Madrid y Barcelona. Y les habían asegurado que después sus familias recibirían importantes cantidades de dinero como recompensa.
Todos los miembros de la trama, a excepción de la mujer y el funcionario, estaban en prisión, o lo habían estado, por haber cometido delitos relacionados con el tráfico de drogas.
Los encargados de la investigación tratan de determinar de dónde procedía el dinero con el que “compraron” al funcionario y para organizar el entramado fuera de la cárcel que permitiera cometer los atentados en las citadas ciudades españolas.
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