Gobierno de España
Los empresarios «vuelven a mirar» al PP ante el fiasco de C’s
Destacados miembros del IBEX y la CEOE que antes apoyaban a Rivera muestran ahora su malestar por «arrojarse» en brazos de Sánchez.
Destacados miembros del IBEX y la CEOE que antes apoyaban a Rivera muestran ahora su malestar por «arrojarse» en brazos de Sánchez.
El Gobierno está en funciones, pero no en retirada. Es el mensaje claro que difunde La Moncloa a todos los sectores políticos y económicos ante la actual situación. Es también el que ha expresado Mariano Rajoy con rotundidad ante sus ministros. Durante el último Consejo que presidió el día 12, ya que el pasado viernes lo hizo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría por encontrarse él en Bruselas, Rajoy se mostró distendido, tranquilo y con «ganas de pelea», según varios de los presentes. En la pausa que hacen antes de la rueda de prensa habitual, mientras toman un sobrio tentempié, el presidente se dirigió a los miembros de su Gabinete con palabras muy claras: «Trabaja como el primer día, aunque mañana pueda ser el último». En el ánimo quedó bien patente que el líder gallego no piensa tirar la toalla y desoye la cascada de presiones que reclaman su marcha. «Nadie se baja del caballo en plena carrera», dicen en su entorno.
El presidente en funciones tiene un plan, una hoja de ruta trazada que expuso a sus diputados en el Parlamento Europeo. Llegó a Bruselas con un frío de campeonato, se dio un largo paseo y se reunió con los suyos durante tres horas. «Bajas temperaturas pero no bajos los ánimos», les dijo a los eurodiputados. Se le vio relajado, con una calma que descoloca a los propios y desespera a los extraños. «Como si tuviera un as en la manga que nadie sabe», afirma un parlamentario. Lo cierto es que la reunión se alargó mucho más de lo previsto y Rajoy expuso su calendario. La primera fase comienza el 2 de marzo, con el debate de investidura de Pedro Sánchez, que puede votarse el sábado cinco. El presidente confirmó su intervención «con una réplica tajante, meditada y preparada», al candidato socialista. El experto gobernante frente al aspirante.
Por ello, estos días en La Moncloa se trabaja «a todo gas», reconocen fuentes de presidencia. Mariano Rajoy ha dado orden a sus ministros de que le hagan llegar documentos sobre el balance de su gestión. Cifras, resultados y proyectos que han llenado la Legislatura. «Defenderá sus reformas, pero también hará un discurso muy político», dicen sus colaboradores. La encargada de coordinar toda la información es la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, en su calidad de ministra de la Presidencia y responsable de la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios. «Nos están pidiendo más papeles que nunca», afirman varios de ellos. Rajoy quiere tender puentes al sector moderado del PSOE, consciente de la división interna que ocasiona un posible pacto con Podemos. «No hay líneas rojas para un gobierno de amplia mayoría», insistió ante los parlamentarios europeos.
Los presentes en la reunión coinciden en que «no dará un paso atrás, sino hacia adelante». El presidente aguanta como una roca las presiones contra su liderazgo, que muchos atribuyen a empresarios del IBEX y sectores mediáticos identificados. Algunos de los primeros financiaron a Ciudadanos como esperanza blanca del centro derecha: «Apoyaron a un partido que ahora no les sirve», opinan en Moncloa y el PP, molestos por la actitud de Albert Rivera de «arrojarse» en brazos de Pedro Sánchez. Sus 40 escaños, muy por debajo de lo previsto, ayudan pero no suman, por lo que la llave de C’s en la investidura es limitada.
Ello ha suscitado muchos movimientos en sectores empresariales que «vuelven a mirar hacia el PP», reconocen en el entorno de Rajoy. Destacados miembros del IBEX y la cúpula de la CEOE contemplan alarmados el posible frente de izquierdas, con un programa económico de Podemos disparatado. «Aumentar el gasto público en 96.000 millones y subidas impositivas enormes nos hunde sin remedio», aseguran estos dirigentes. De ahí la frase del presidente de la patronal, Juan Rosell, ante las ofertas podemitas: «Miedo, poco; preocupación, inmensa».
Los encuentros entre altos ejecutivos de la banca y empresas del IBEX no han cesado. Ninguno de ellos contempla con gusto unas nuevas elecciones, que mantendría al país en otro largo período de incertidumbre, y demandan un gobierno estable. La gran coalición que exige Mariano Rajoy para completar las reformas pendientes, pero que choca con el muro infranqueable de Pedro Sánchez. Muchos se han dirigido a sectores moderados del PSOE para limar asperezas, entre ellos con Jordi Sevilla, ex ministro con Zapatero y coordinador del programa económico socialista. Sevilla es un hombre bien considerado en el área financiera, dialogante y sensato. Sin embargo, su margen de maniobra es escaso, dado que Sánchez sigue empecinado contra el PP. Rajoy, no obstante, tiene intención de volver a llamarle si fracasa su investidura. «A ver si entonces habla con el partido más votado», advierten los populares.
De momento, en el Gobierno se trabaja contra reloj para preparar el discurso de Rajoy en su respuesta al de Sánchez. Todos los ministros y altos cargos tienen orden de seguir en sus puestos sin titubeos ante «las múltiples fórmulas de un gobierno de coalición». Es el primer objetivo de Rajoy, aunque muchos son pesimistas y atisban un nuevo horizonte electoral. Aún así, las agendas de todos los ministros se mantienen, incluso sus comparecencias en el Congreso, como hizo la pasada semana el titular de Exteriores, José Manuel García Margallo, para explicar el último Consejo Europeo. También en los departamentos económicos, dónde se elaboran informes para rebatir las propuestas económicas de un frente de izquierdas liderado por Podemos. «Rajoy gobierna y Sánchez marea la perdiz». Así definen estos dos meses en La Moncloa como prueba de que la actividad gubernamental se mantiene, mientras el líder socialista «va y viene humillado cada día más por Pablo Iglesias», aseguran.
En los sectores empresariales cunde el temor de que, finalmente, Pedro Sánchez ceda ante las exigencias de Podemos, con un programa que Iglesias califica de «contra la especulación y la avaricia del capitalismo de casino». Tampoco ven clara la actitud de Albert Rivera, a quien muchos acusan de «postureo escénico». Son los mismos que le apoyaron en la anterior campaña electoral y reclamaban la marcha de Mariano Rajoy, pero ahora ven con gran inquietud el panorama. Varias organizaciones empresariales tienen previstos algunos manifiestos abogando por la gran coalición y rebatiendo las recetas económicas podemitas. «No benefician al ciudadano, sino todo lo contrario, hundirían sus economías», dicen sobre el programa demagógico de Pablo Iglesias y sus fobias contra «especuladores y capitalistas de salón».
Esta semana, el aspirante del PSOE deberá despejar sus pactos. Es hora ya de zanjar reuniones, fotos en el Congreso y ofrecer estabilidad al ciudadano. Una posible abstención del PP para permitir gobernar a Pedro Sánchez no se contempla ni por asomo. «Bajo ningún escenario», aseguran frente a toda presión. «¿Dónde se ha visto que el primer partido permita que gobierne el segundo con el cuarto», se preguntan perplejos ante tal fraude electoral.
El propio Mariano Rajoy ha sido muy claro y, al término de su encuentro con los eurodiputados en Bruselas, lanzó una pregunta: «¿Y yo porqué me tengo que ir si he ganado?». La respuesta, el perdedor.
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