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Los políticos se pronuncian: «¿Ha llegado la hora de la segunda transición?»

La Razón
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Preguntamos al mundo de la política por la Transición española. Estas son las cuestiones: ¿Queda algo de la Transición en España?, ¿cree que el espíritu Suárez de estos días puede mantenerse en el tiempo o desaparecerá ante el primer obstáculo?, ¿es posible una segunda Transición?; ¿y un gran pacto entre las distintas fuerzas políticas?; ¿qué debería recuperarse de aquella época?

Preguntamos al mundo de la política por la Transición española. Estas son las cuestiones

1. ¿Queda algo de la Transición en España?

2. ¿Cree que el espíritu Suárez de estos días puede mantenerse en el tiempo o desaparecerá ante el primer obstáculo?

3. ¿Es posible una segunda Transición?

4. ¿Y un gran pacto entre las distintas fuerzas políticas?

5. ¿Qué debería recuperarse de aquella época?

GABRIEL ELORRIAGA PISARIK

Presidente de la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas (PP)

1. Queda todo. Nuestro modelo de convivencia democrática es el que entonces se diseñó. Nuestros problemas y discrepancias, siendo graves y profundos, no lo desmienten.

2. El espíritu de la Transición es y seguirá siendo una referencia permanente en la historia de España. Confundir ése momento con el actual es un error.

3. No es deseable. Perfeccionar el modelo constitucional del 1978 no es comenzar de nuevo ignorando el camino recorrido, es seguir construyendo sobre una obra bien hecha.

4. Algunas reformas constitucionales son necesarias, y el acuerdo para aprobarlas resulta imprescindible. Fuera de eso, la confrontación de alternativas políticas es la esencia del sistema democrático.

5. La voluntad de construir juntos espacios de convivencia; la determinación valiente de reformar en profundidad todo aquello que sabemos que ya no sirve.

CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO

Diputada del PP

1. Por supuesto. Queda lo más importante: la Constitución de 1978, un texto que consagra a España como una nación de ciudadanos libres e iguales ante la Ley; como un régimen de derechos y libertades, que ampara el pluralismo político y social, y garantiza la convivencia en paz; y como un modelo de reconciliación y reforma frente al revanchismo y la ruptura.

2. Si por «Espíritu Suárez» entendemos la capacidad de integrar tanto a los afines como a los dispares sobre un proyecto común de libertad y bienestar para España. Para ello será imprescindible acabar con el narcisismo de la diferencia, el sectarismo guerra-civilista y la deslealtad constitucional.

3. Habría que preguntarse si es deseable. Más que una Segunda Transición, lo que España necesita es dar a la Transición un segundo gran impulso. ¿Cómo? Hay que reformar para reafirmar los principios constitucionales. Hay que emprender un proyecto de profunda regeneración nacional capaz de ofrecer a los ciudadanos un nuevo horizonte de esperanza.

4. Posible, sí. Fácil, no. Conveniente, depende. El consenso no es un bien en sí mismo, sino un instrumento para lograr determinados objetivos. Un pacto que pretenda blindar la parálisis, blanquear la deslealtad o centrifugar aún más el Estado sería enormemente perjudicial. En cambio, un pacto que tenga como objetivo reafirmar principios, rectificar errores y reagrupar voluntades, contribuiría a una España fuerte, democrática y moderna.

5. La política entendida y ejercida como una de las expresiones más exigentes y útiles de la responsabilidad individual; como la suma de convicciones, coraje, capacidad de desafío.

ESTEBAN GONZÁLEZ PONS

1. Queda lo más importante, que es la Constitución Española, votada a favor por el 88 por ciento de los españoles. La Constitución fue la prueba de que podíamos construir un proyecto de país compartido por todos y mantenerlo en el tiempo. Creer que juntos seríamos capaces de hacer una España mejor fue el mayor logro de aquellos años.

2. El espíritu Suárez es el propio espíritu de la Transición, el espíritu de reconciliación, de consenso y de concordia que tanto necesitamos hoy y que algunos van perdiendo por el camino. Y ese espíritu, pese a las dificultades, es el que debemos mantener vivo. Una tarea que no corresponde sólo a los políticos, sino al conjunto de la sociedad.

4. Todos deseamos lo mejor para nuestro país y para los españoles. Incluso quienes ahora reniegan de la Constitución, contribuyeron en su día al pacto histórico que fue la Transición. Por eso, desde nuestras legítimas diferencias, tenemos la obligación moral de seguir entendiéndonos para buscar el bien común.

5. Deberíamos recuperar la palabra de Adolfo Suárez y su firme creencia de que cuando los españoles trabajan unidos, no hay nada que no podamos conseguir. Si la concordia fue posible antes, estoy convencido de que vuelve a ser posible ahora.

JAVIER ARENAS

Vicesecretario de Política Autonómica y Local del PP

1. Queda la Democracia y la Constitución de la Concordia. Sobre ellas los españoles hemos forjado los mejores años de nuestra Historia. En la memoria de muchísimos españoles está patente aún el esfuerzo común que supuso la Transición.

2. Afortunadamente, el legado de Suárez se mantiene desde hace más de 30 años. Adolfo Suárez representa más que nadie el consenso. Todos debemos contribuir a que el ejemplo de su trabajo se mantenga para siempre. Con estos fundamentos, los obstáculos son siempre más fáciles de vencer.

3. El espíritu de la transición debería impregnar el día a día de la vida política. Siempre he defendido el concepto de reformas permanentes. Reformas pactadas que unan en lo esencial y que se apliquen gradualmente. Esta es la mejor forma de mantener viva la Transición. Y eso conlleva el desarrollo y las posibles reformas de la Constitución a través del consenso.

4. Creo que hay un clamor social en pro de los grandes acuerdos entre los partidos. Y de manera muy especial para superar la crisis económica. Los pactos de estado son imprescindibles.

5. Sin duda, la predisposición de todos a la hora de poner el interés general por encima de los intereses particulares.

JUAN MOSCOSO DEL PRADO

Diputado por Navarra, Secretario de la UE del PSOE

1. Queda lo más importante, su última justificación, los casi 40 años ya de convivencia democrática. Todos somos herederos de Adolfo Suárez y de su obra, la Constitución de 1978, su gran legado para varias generaciones de españoles que hemos vivido ya el periodo más largo de democracia.

2. Si ese espíritu hace referencia al consenso básico sobre nuestro modelo constitucional, sobre la necesidad de adoptar medidas valientes e incluso transgresoras como hizo él para garantizar la convivencia democrática basada en nuestro modelo, la respuesta es sí.

3. La Transición fue el tránsito desde el autoritarismo a la democracia. Consistió en la práctica fundación de un modelo nuevo y prácticamente inédito por lo breve del anterior periodo democrático republicano. Lo que es posible, imprescindible incluso, es una reforma profunda de la Constitución en aquellos aspectos que tras casi cuatro décadas han quedado obsoletos, necesitan una renovación o nunca han funcionado adecuadamente.

4. Cuando el PSOE está en la oposición los grandes pactos son mucho más frecuentes que cuando el PP es quien lo hace. Sobre cuestiones de fondo vinculadas con los fundamentos de nuestro modelo constitucional, y las políticas de Estado con elementos al margen de la legítima confrontación ideológica siempre debe haber espacio y voluntad para pactos.

5. Creo que la percepción ciudadana de los políticos era muy diferente y positiva, porque era una actividad más transparente y abierta, ejercida por hombres y mujeres que tenían recorrido previo en otros ámbitos a los que no les importó regresar en su gran mayoría. Hoy el sistema ya no es así.

JORDI JANE

Vicepresidente cuarto del Congreso (CiU)

1. La Transición posibilitó un cambio histórico ejemplar, al pasar de una dictadura a una democracia constitucional desde el consenso y los grandes acuerdos.

2. Nuestra obligación es dar respuesta positiva a la voluntad de consenso y acuerdos que la sociedad nos reclama. El recuerdo de lo que representó Suárez debe ayudarnos a trabajar para encontrar salidas a los obstáculos.

3. Sí. La sociedad ha cambiado y se nos exige una revisión importante de las formas y estructuras en las que se ha venido basando el ejercicio de la política, desde la proximidad, la transparencia, el control y la máxima exigencia en dar respuesta a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía.

4. El pacto, el diálogo y el consenso es el camino más adecuado para conseguir dar respuesta positiva a esa Segunda Transición que la sociedad nos reclama.

5. La voluntad de llegar a acuerdos, superando una visión cerrada de la legalidad y desde el respeto a la diferencia sin cerrarse a escuchar las posiciones discrepantes y lo que pueden representar.

CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN

Portavoz adjunto de UPyD

1. Queda el sistema democrático, bastante deficiente debido a las debilidades de la Transición, pero democracia.

2. No veo ningún «espíritu Suárez» más allá del merecido homenaje y de declaraciones poco creíbles de personas que le trataron mal o le ignoraron. Este acontecimiento será olvidado muy pronto.

3. No se puede estar «en transición» toda la vida. La Transición hay que cerrarla de una vez con una reforma de la Constitución y de las instituciones.

4. Ya hay un gran pacto entre las viejas fuerzas para que nada nuevo compita con ellas y no cambie nada importante.

5. La imaginación, la audacia, la generosidad y la voluntad de incluir que tuvieron Suárez y una minoría.

EMILIO OLABARRÍA

Portavoz del PNV en el Congreso

1. En mi opinión queda poco; de la Transición fructificó una Constitución cuyo sistema de derechos fundamentales y libertades públicas está siendo peligrosamente relativizado, particularmente en esta Legislatura y ante los requerimientos de la crisis económica.

2. El espíritu Suárez desapareció prácticamente con él, por lo menos ese que él pretendió de conciliar consensos. Diría que ha desaparecido hasta el punto de que hemos llegado a una situación de verdadero antiparlamentarismo mediante el abuso de Real Decreto Ley, de leyes aprobadas con los únicos votos del partido gobernante, de la utilización incluso fraudulenta de procedimientos como el de la lectura única, etc.

3. Es deseable, pero una segunda Transición desde otros presupuestos: acogiendo los nuevos sistemas de derechos y libertades, los nuevos derechos de ciudadanía que están aflorando en nuestra realidad o en nuestra cotidianeidad y, desde la perspectiva de la construcción del Estado, desde la aceptación de su carácter plurinacional.

4. También deseable. Lo es para la resolución de los problemas atinentes a la crisis, y en este sentido, indispensable para solucionar los problemas del empleo y del futuro de las pensiones. Y es igualmente indispensable para una aproximación a una configuración territorial o institucional del Estado que acoja su plurinacionalidad

5. En relación a la ciudadanía, el entusiasmo de quienes habían convivido con una dictadura atroz y se reencontraron con un sistema de libertades. Y desde la perspectiva de los responsables políticos, evitar lo que podríamos denominar «segunda gran frustración colectiva» provocada por el alejamiento de las políticas de quienes gobiernan del estado de los sentimientos y pulsiones ciudadanas.

ALBERT RIVERA

Líder de Ciutadans

1. Queda la Constitución y unas ganas renovadas de todos los españoles para volver a los pactos y consensos de aquella época para alcanzar la cohesión perdida.

2. Creo que el «espíritu Suárez» ha calado más en la ciudadanía que en los partidos tradicionales. Existe una sociedad que demanda esos valores y que quiere ilusionarse por un proyecto común. Sin embargo, no veo que hoy en día el PP, el PSOE o los nacionalistas sean capaces de afrontar algo así.

3. Ese escenario es el que defendemos desde Ciutadans, una Transición ciudadana en la que arrimemos el hombro y aunemos esfuerzos para arreglar el país y no para romperlo.

4. Con la deriva de los partidos tradicionales lo veo complicado, ya que dentro de sus estructuras internas hay demasiadas cosas que no funcionan. Sería requisito previo acometer una seria regeneración política.

5. El proyecto. Los últimos gobiernos carecen de él. Tenemos que poner sobre la mesa lo que nos define, no lo que nos separa. Tejer y rehacer los puentes que se han roto para lograr una España plural y unida.

IGNACIO CAMUÑAS

Vicepresidente de Vox (y ex ministro de Adolfo Suárez)

1. Muy poco, honradamente. Son tiempos que requieren otros planteamientos.

2. En tanto en cuanto se considere que tal espíritu es de concordia, debiera mantenerse.

3. Hablar de Segunda Transición sería un equivoco. Una Transición es un cambio de Régimen. El tiempo actual no es el tiempo histórico de la Transición.

4. Sería muy deseable pero en estos momentos parece extraordinariamente difícil.

5. El clima de confianza, de camaradería, de diálogo que hubo entre los distintos actores de la Transición. Clima que hoy no se observa entre los diferentes actores políticos.

LUIS TUDANCA

Diputado del PSOE por Burgos y portavoz adjunto de la Comisión de Defensa

1. Claro que sí. Queda su principal legado, una España democrática y constitucional, queda un país en paz.

2. Pero es que el propio Suarez tuvo que saltar numerosos obstáculos para lograr los difíciles acuerdos que propugnó. Lo que debemos recordar es que, junto a otras grandes figuras de la transición, fueron capaces de superarlos con la mira puesta en un objetivo común.

3. Creo que la transición es irrepetible y, por otra parte, espero que nunca vuelva a ser necesario un proceso tan dramático como superar una dictadura de cuatro décadas. Lo que necesitamos es la misma ambición por mejorar nuestro país.

4. Sinceramente, creo que uno de los principales valores de la transición fue permitir el pluralismo. Poder seguir defendiendo posiciones diferentes y, al mismo tiempo, lograr acuerdos puntuales en algunos asuntos fundamentales me parece la esencia misma de la democracia.

5. La esperanza que tenían la mayoría de los españoles en que serían capaces de hacer un mejor país. Ese es el reto de esta generación.

NACHO SÁNCHEZ AMOR (PSOE)

Diputado del PSOE por Badajoz

1. Queda la democracia. Con todas sus imperfecciones y su necesidad de reformas profundas, pero ya no se tratará de la delicada operación de un cambio pacífico de un régimen autoritario a uno plenamente democrático. Y queda un cierto sentimiento de legítimo orgullo en las generaciones que pudieron participar activamente en ese tránsito, desde los políticos de la época a los simples ciudadanos que apoyaron sucesivamente la reforma política, la Constitución, la creación de estado autonómico y la integración en Europa. Esos mismos españoles que ahora se reivindican con motivo del fallecimiento de Suárez. Luego hubo sobre la Transición un cierto revisionismo crítico y ahora parece que volvemos a una visión idealizada. Pero con todos estos vaivenes, el hecho es que funcionó, como demuestra el interés de todo el mundo por el proceso y el hecho de que sirviera de ejemplo y modelo para muchos otros casos. O que estemos hablando de este asunto o de cualquier otro, en estas páginas o en el Parlamento, representantes de muy diferentes ideas y formaciones políticas.

2. Me parece prematuro hablar de un "Espíritu Suárez". Lo que yo creo que debería encarnar ese espíritu no es tanto una invocación universal al consenso político, sino la convicción socialmente asentada de que este país tiene un proyecto de futuro que sacar adelante a pesar de todas las dificultades coyunturales. Eso es lo movilizador de la idea de la Transición, casi todo el mundo asumió en poco tiempo un programa mínimo y común y se dispuso activamente a empujar en esa dirección: la recuperación de las libertades y la concordia cívica, el establecimiento de un sistema democrático irreprochable, el respeto a las identidades y la diversidad y, en una segunda fase, la integración en Europa. Suárez encarnó desde el poder ese programa y contó con la complicidad de los principales actores políticos. Solo cuando ese programa se iba cumpliendo, esa cohesión se fue cuarteando para dar lugar a una normalización de la vida pública y a un juego democrático más maduro, más homologable, y que combinaba, por ello, consensos y disensos.

3. La cuestión me parece que es, no tanto si es posible (todo lo sería siguiendo los cauces constitucionales), sino si es conveniente. Porque la idea central de la Transición era el paso de una dictadura a una democracia. ¿Qué cambio de régimen encarnaría una hipotética Segunda Transición? ¿Hacia qué nuevo régimen habría que llevar a España? No me parece que haya en el país un consenso social asentado sobre la necesidad de una nueva Transición en este sentido "duro". Otra cosa muy diferente es que se pretendan recuperar modos o formas que se usaron en ese momento, pero eso ya no sería una Transición en el mismo sentido. Nuestra democracia tiene "fatiga de materiales"y requiere reformas profundas, pero dentro del marco democrático que se creó entonces, incluso cambiando las reglas, pero haciéndolo por las vías que señalan esas propias reglas diseñadas entonces. No es, me parece, una operación con el calado histórico que tuvo aquella. Además, la invocación de una Segunda Transición creo que banaliza y quita valor a la original. No se hacen "Transiciones"de esa escala porque sí. No son un programa político de temporada. Se hacen cuando la coyuntura histórica te aboca a ello, y supongo que nadie quiere volver a salir de una dictadura, porque para ello habría que volver a ella.

4. Es lo que propone el PSOE para una reforma de la Constitución. O es lo que se ha hecho en política europea desde hace un año. O es el espíritu que pretendemos incorporar a la cuestión catalana. A veces los pactos parecen pasar desapercibidos y lo que se resaltan son los lógicos y legítimos desacuerdos. Y a veces se idealizan los consensos como la única forma madura de comportamiento democrático, cuando no tiene por qué ser así en todo caso y momento. La madurez sería una sabia y eficiente combinación de ambas fórmulas. En lo que hay que ponerse de acuerdo es en los objetivos compartidos, luego las formas vendrán rodadas. Y para un "gran pacto"como el que refiere la pregunta, hay que asumir un "gran"objetivo que justifique ese formato. Me parece más complicado, por las exigencias de la coyuntura, estar de acuerdo en grandes objetivos compartidos que en la formalización de los mismos mediante acuerdos asimismo amplios y profundos.

5. Yo creo que un cierto sentido del riesgo. No tanto el tópico de los consensos, que también caracterizaron la época. Los consensos en asuntos graves tranquilizan a la opinión pública y son por lo general bien recibidos. Lo verdaderamente valioso era en aquel momento ir por delante de los consensos sociales asentados, es decir arriesgar, atreverse, no dejarse guiar por las encuestas sociológicas, sino ayudar a esos cambios de opinión, provocarlos, acelerarlos, encauzarlos. Así pasó con la disolución del aparato político y sindical franquista, con legalización del PCE, con la venida de Tarradellas, con el carácter constituyente de las primeras cortes, con los Acuerdos de La Moncloa, con la reforma fiscal o con el divorcio, con la propia dimisión de Suárez. Eran movimientos no tan previsibles, representaban un riesgo cada uno de ellos, requerían un valor y una determinación, unas convicciones propias y una confianza en la reacción del pueblo. Y funcionaron uno tras otro.

PABLO MARTÍN PERÉ

Diputado del PSOE por Illes Balears y portavoz de la Comisión de Reglamento

1. No lo creo. Del consenso para ser capaces de promulgar una Constitución a la incapacidad actual para llegar a acuerdos en materias como empleo, sanidad o educación dista muchísimo.

2. No considero que exista el denominado "Espíritu Suárez". Más bien me parece una invención mediática ante un comportamiento cívico y respetuoso para alguien que lo merece por parte de todos. Pero no hay un ánimo de hacer las cosas de manera consensuada deliberado.

3. Con las principales fuerzas políticas del país en posiciones antagónicas en muchas cuestiones esenciales es difícil que, de momento, la haya. Sin embargo, la necesidad de conseguir un grado de consenso similar es patente. Hasta que el Partido Popular no comprenda que los pilares del Estado del Bienestar deben estar consagrados en la Constitución como derechos fundamentales no veo posibilidad alguna de llegar a acuerdos importantes en la materia.

4. Es difícil por lo dicho en la respuesta anterior, aunque posible. La experiencia en materia de terrorismo (al menos cuando el PSOE está en la oposición, es decir, que no hay comportamientos desleales hacia el Gobierno) demuestra que no cabe descartar ninguna posibilidad.

5. La convicción de que cualquier reforma de nuestro sistema político debe realizarse con el objeto de mejorar la vida de los ciudadanos y que con decisiones consensuadas, no pierde nadie porque todos ganamos.

SUSANA SUMELZO

Diputada del PSOE por Zaragoza y portavoz adjunta de la Comisión Constitucional

1. Quedan muchas cosas, la más importante es nuestra Constitución, pero lamentablemente del "Espíritu de la Transición"queda muy poco, por parte del Gobierno ha desaparecido la voluntad de acuerdo de aquella época.

2. Si por "Espíritu Suarez"entendemos concordia y búsqueda de consensos, este espíritu no existe, el Gobierno actúa de manera contraria al mismo.

3. Es necesario que nuestra democracia sea más fuerte y mejor y para ello, entre otras reformas, debemos adaptar nuestra Constitución a los tiempos y circunstancias actuales, pero es imposible hacerlo sin aunar voluntades y consenso.

4. Ahora es realmente necesario, para corregir las desigualdades que se están produciendo en nuestro país y recuperar los retrocesos en derechos sociales y libertades que estamos viviendo.

5. Sin duda lo más necesario y urgente es recuperar el espíritu de concordia y entendimiento, algo que todos hemos recordado estos días en la figura de Adolfo Suarez.

DANIEL PORTERO

1. Muchas personas son generosas como en la transición, aunque no precisamente en la clase política actual

2. Confío en la fuerza que ha despertado en toda la ciudadanía. Estamos huérfanos de personas como Suarez.

3. Es necesaria. Necesitamos una transición de la dictadura de la corrupción y que afecta a casi todos los partidos políticos. Las listas abiertas puede ser la solución.

4. Necesitamos una verdadera regeneración política no un pacto de los que tienen que regenerarse.

5. La generosidad y la perspectiva de España como bien común de todos.