Casa Real
Los Reyes Eméritos reciben un homenaje en la Real Academia de la Historia por su 80 aniversario
Los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía asistieron ayer en la sede de la Real Academia de la Historia al homenaje ofrecido con motivo de su 80 aniversario. Como ya anunciara la Casa del Rey, los padres de Felipe VI recibirán este año una serie de actos conmemorativos en señal de reconocimiento a su legado, aprovechando la efeméride que Don Juan Carlos cumplió el pasado 5 de enero, y Doña Sofía, el 2 de noviembre.
Fue la Pascua Militar el acto que inauguró esta serie de actividades oficiales que, a su vez, coinciden con el aniversario de la Constitución. «Al cumplir 80 años, vuelvo la vista atrás y advierto que en mi vida, desde mi infancia, he tenido siempre delante de mis ojos un nombre: España», aseguró Don Juan Carlos en presencia de ex presidentes del Instituto del país, directores de las Academias Nacionales y miembros de ellas. El ministro de Educación, Iñigo Méndez de Vigo, figuró entre los invitados al acto, en el que intervinieron la directora de la Real Academia, Carmen Iglesias, así como el académico Juan Pablo Cusí, que ofreció un discurso, «el Reinado de Juan Carlos I», en el que destacó los momentos clave del reinado del padre del Rey, una extensa exposición, en la que no faltaron las alusiones a ETA y la configuración de una monarquía parlamentaria tras la aprobación de la Carta Magna. Su conferencia estuvo precedida por las palabras que Iglesias dedicó a Don Juan Carlos, en las que anunció una doble celebración: «Justo hace 280 años que el Rey Felipe V otorgaba el título de Real Academia de la Historia a la hasta entonces Junta de Académicos». Contó con el respaldo de Don Juan Carlos: tras destacar la importancia que tuvieron en el siglo XIX las Academias para que nuestra lengua fuera «agente de cohesión de las nacientes repúblicas», resaltó el papel de la Academia Española para convertir en realidad «el sueño que todos alimentábamos: el de unir a todas las Academias». En un emotivo discurso, terminó sus palabras recordando que en la imposición del Toisón de Oro de Don Felipe a la Princesa de Asturias, pensó en la fuerza del compromiso que la Monarquía tiene con el país, y que «permanece vivo» en su «corazón junto a la intensa satisfacción del deber cumplido». Emular aquel momento fue una forma de unir a los tres protagonistas de la línea sucesoria en un mensaje de estabilidad y permanencia.
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