ERC

Los soberanistas dan por hecho que Sánchez pactará una consulta

Le apoyarían para evitar un gobierno de PP y C’s que neutralizaría sus aspiraciones

Jornada de irreflexión. El líder de los socialistas se saltó ayer la jornada de reflexión y aprovechó la Fiesta de la Rosa para relanzar su gobierno alternativo y prometer a Podemos y Ciudadanos que será «generoso»
Jornada de irreflexión. El líder de los socialistas se saltó ayer la jornada de reflexión y aprovechó la Fiesta de la Rosa para relanzar su gobierno alternativo y prometer a Podemos y Ciudadanos que será «generoso»larazon

Convergència y ERC buscan negociar ante la situación «desesperada» del líder del PSOE. Quieren evitar un gobierno de Rajoy y C’s que neutralizaría sus planes separatistas

Sucedió el pasado lunes, poco antes de la declaración de Francesc Homs ante el Tribunal Supremo. Un grano duro de digerir ante las acusaciones del magistrado Andrés Palomo de prevaricación, desobediencia y malversación de caudales públicos. La «romería» separatista se había congregado en la librería Blanquerna, sede de la Delegación de La Generalitat en Madrid, encabezada por Artur Mas, la plana mayor de la antigua Convergència, los portavoces de Esquerra Republicana en el Congreso y hasta el representante de Podemos en la Mesa de la Cámara. Antes de iniciar el ridículo y desafiante paseíllo hasta el Alto Tribunal hablaron de la situación política y de su eterno odio hacia Mariano Rajoy. Según varios de los presentes, los dirigentes de CDC y ERC ven a Pedro Sánchez «fácilmente manejable» para sus intereses. Y aseguran que Artur Mas, Oriol Junqueras y Pablo Iglesias consideran al líder socialista «el tonto útil» necesario para quitarse de encima a Mariano Rajoy y la posibilidad de un gobierno de centro-derecha defensor de la unidad de España.

En medio de la jaula de grillos en que Pedro Sánchez ha convertido al PSOE, los dirigentes soberanistas han movido sus piezas e intentado convencer al secretario general socialista de que puede contar con ellos para un gobierno alternativo. «Sánchez pacta con el diablo con tal de estar un minuto en La Moncloa», afirma un diputado convergente del ahora llamado Partido Demócrata Catalán. El primero en abrir fuego fue el propio Francesc Homs al sugerir la hipótesis de aparcar el referéndum si ello facilita la salida de Rajoy. La aversión de los independentistas hacia el líder del PP es similar a la de Sánchez, según reconocen diputados catalanes que han mantenido contactos con los socialistas. En su obsesión por llegar a La Moncloa, Sánchez está dispuesto a todo, poner en un brete a su partido y «llevarse por delante lo que haga falta», añaden estas fuentes.

Una pieza clave en esta estrategia es el primer secretario del PSC, Miguel Iceta. Según ha sabido este periódico, Iceta ha insistido a Sánchez en que resista, aunque logre unos malos resultados en Galicia y País Vasco, y que es posible convencer a los nacionalistas de disfrazar el referéndum bajo una consulta pactada y la reforma de la Constitución. Su sempiterno odio hacia Mariano Rajoy y el PP podría más que su reivindicación de votar la independencia. Si los socialistas salvan los muebles en el País Vasco y tienen la llave de la gobernabilidad con el PNV, el camino quedaría allanado. Un apoyo del PSE-EE a Íñigo Urkullu es la premisa para presentar una investidura de Pedro Sánchez frente a la de Mariano Rajoy, con el respaldo de Podemos, sus confluencias radicales y las minorías nacionalistas. Ésta es la jugada de Sánchez y su núcleo duro, que ha encendido todas las alarmas entre los barones territoriales y vaticina un Comité Federal muy dividido.

Quienes han seguido de cerca los encuentros entre las fuerzas separatistas y el entorno del líder socialista no albergan dudas. Para Convergència, Esquerra y Podemos, el secretario general del PSOE es la herramienta perfecta para sus exigencias independentistas. Todos ellos observan con pavor unas terceras elecciones, dado que podrían dar un resultado que les aterra: la suma de PP y Ciudadanos con mayoría absoluta que dejaría a los nacionalistas y la extrema izquierda fuera de juego. Un gobierno fuerte de centro-derecha y unas buenas reformas económicas con estricto control de la corrupción abriría un ciclo político «derechista y españolista», admiten convergentes y republicanos. Para ellos es mucho más cómodo un presidente frágil y veleidoso como Pedro Sánchez, que atienda sus exigencias soberanistas: «Está dispuesto a dinamitar el PSOE antes de permitir que Rajoy siga gobernando», aseguran.

El apoyo de los soberanistas junto a Podemos para desalojar a Rajoy es el arma de Sánchez ante el Comité Federal que rompe sus propias líneas rojas. Una trampa para no reconocer sus penosos resultados, seguir al frente de la Secretaría General y ser el único candidato en otras elecciones. No importa el precio de dividir el partido y afectar a sus principios, todo vale con tal de conservar el sillón. Mientras, Artur Mas, Oriol Junqueras y Pablo Iglesias se frotan las manos ante ese «tonto perfecto» para sus intereses. Los nacionalistas consiguen su objetivo de romper España y el líder morado el suyo de fagocitar al PSOE y liderar una izquierda populista y radical. Las últimas conversaciones entre dirigentes de CDC y ERC han causado también alarma entre algunos diputados del grupo socialista. La amenaza no se ha hecho esperar: «Las listas se hacen en Ferraz». Según este sector, la dirección de Sánchez actúa con tintes «leninistas» y desprecia a los barones regionales.

La crisis del PSOE y sus coqueteos con los separatistas inquietan mucho en el mundo empresarial, temerosos de que su tradicional socialdemocracia, defensora de la unidad de España, se convierta en un movimiento populista con una división territorial sin precedentes. «Está en juego la supervivencia de España como país», dicen muchos de ellos. Pedro Sánchez hace oídos sordos a cualquier presión y se escuda en la militancia. Pero varios barones ya lo han advertido: doscientos militantes no están por delante de todo un país. Piensan que desbloquear la situación no es pactar con la derecha, tal como han expresado los ex presidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y otros dirigentes históricos. La alternativa lógica y democrática es pasar a la oposición, aunque Sánchez no ceda un milímetro, y lamentan que se «deje querer» por los soberanistas. Como bien dice uno de ellos: «Con Sánchez, de la rosa del PSOE no van a quedar ni las espinas».

Las claves

- Lo que les une

Sánchez y los soberanistas comparten su animadversión hacia Rajoy y sus políticas.

- Lo que les separa

El PSOE no está dispuesto a ceder en la convocatoria de un referéndum.

- La solución

Promover una consulta pactada y la reforma de la Constitución en clave federal.