Espionaje en Cataluña
Marco dice que hay una conspiración para «callarle»
Tras negarse a contestar, urdió una historia según la cuál le habrían ofrecido un pacto de silencio para no ser detenido
El propietario de la agencia de detectives Método 3, Francisco Marco, prestó declaración ante la Policía de Barcelona en la madrugada del martes y negó que hubiera ordenado la «vigilancia y escucha, en el restaurante La Camarga, a Alicia Sánchez-Camacho y Victoria Álvarez».
El propietario de la agencia de detectives Método 3, Francisco Marco, prestó declaración ante la Policía de Barcelona en la madrugada del martes y negó que hubiera ordenado la «vigilancia y escucha, en el restaurante La Camarga, a Alicia Sánchez-Camacho y Victoria Álvarez». A continuación, se negó a contestar a ninguna pregunta.
Sin embargo, y de forma sorpresiva, según fuentes conocedoras del asunto consultadas por LA RAZÓN, relató una historia, que «parecía una película de agentes secretos», en la que, siendo él el eje central de una especie de conspiración, aparecían y desaparecían agentes del CNI, periodistas, comisarios de Policía, etcétera.
Según su relato, todo comenzó la mañana de su detención (el lunes) en un café de la calle Calvet de Barcelona. La noche anterior, alguien había deslizado un papel por debajo de la puerta de su casa en el que se le pedía que acudiera a esa cita. Allí, se le acercó un hombre de 30 años que dijo ser «policía del CNI» y que le anunció que, a mediodía, se le presentaría una persona que conocía y que le iba a proponer un pacto.
A las 14:30 una periodista (da su nombre) le llamó y quedó con él en la calle Aribau. Su interlocutora llegó en un taxi «hablando por el móvil con un auricular inalámbrico. Se bajó del taxi hablando con un comisario principal de Canillas (centro policial de Madrid, en el que se encuentran algunas de las Comisarías Generales). Me llevaba un ofrecimiento del ministro del Interior». La periodista preguntó entonces a Francisco Marco, siempre según su relato, si «había hecho algún informe sobre el ministro del Interior o algún miembro del Gobierno, a lo que contestó que no, que no había sido contratado por ningún partido político ni tiene informes sobre el Gobierno ni el ministro». La periodista, que seguía, según él, instrucciones de Canillas, le preguntó si estaba dispuesto a desplazarse a Madrid, a lo que él accedió. «Durante los 10 minutos que estuve con ella, recibió tres llamadas de Canillas y ella hizo otras dos», aseguró
A partir de aquí, cambia su relato y dice que los que hablaban desde Canillas querían que se entrevistara con responsables policiales de Barcelona y que si se negaba a ello se le iba a detener.
Marco le dijo entonces a la periodista que iba a denunciar a la cúpula de Interior por amenazas. Ella le pidió que esperara, que no pusiera la denuncia. Llamó entonces, siempre según la versión de Marco, al Jefe Superior de Barcelona, que se encontraba atrapado en Madrid por la huelga de Iberia, pero que intentaría verle por la noche o desayunar a la mañana siguiente. Volvió a su casa y, alrededor de las siete de la tarde, salió a hacer una compra, momento en el que apareció el miembro del CNI del principio del relato que le dijo textualmente: «Sabemos que Alicia lo sabía. Sálvala. Cállate la boca o te la callaremos». Fue a ver a su abogado y recibió una llamada de su mujer diciéndole que había llegado a su casa la Policía; cogió un taxi, llegó a su domicilio donde había, en su opinión, un gran contingente, impropio para detener a una persona que días antes se había ofrecido a colaborar.
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