El desafío independentista
Mas pide a PSC y ERC que entren en su gobierno de supervivencia
El presidente asume la debilidad de su Ejecutivo e implora ayuda cuatro meses después del 25-N
Artur Mas no tiene intención de confesar que preside un Gobierno débil, pero no le importa dejar su fragilidad en evidencia. El presidente de la Generalitat es consciente de que su acuerdo de gobernabilidad con ERC no le garantiza toda la estabilidad que querría. Teme perder en cualquier momento alguna votación en el Parlament y teme también no agotar la legislatura. Para no caer en esta situación, Mas lanzó ayer un llamamiento a ERC y PSC con el objetivo de sumarlos a un gobierno de unidad. «A Cataluña le convendría un Govern de amplio espectro ante la situación de emergencia de país y de supervivencia del autogobierno», manifestó el president en una entrevista en Rac 1.
Mas se cuidó mucho de poner en duda su acuerdo con ERC, a pesar de que Josep Antoni Duran Lleida pronosticó anteayer que los republicanos acabarán distanciándose de CiU. Según el titular de la Generalitat, el pacto con Oriol Junqueras «está funcionando razonablemente bien». Evitó de esta manera tensar la cuerda con Esquerra a pesar de que ha sido incapaz hasta el momento de alcanzar un acuerdo de presupuestos y a pesar de las constantes advertencias de los republicanos, que no tienen inconveniente en amenazar a Mas con dejarlo sin cuentas por los recortes que planea en TV3.
El panorama, ciertamente, es sombrío para el Govern de CiU. Cuesta vislumbrar la celebración de la consulta de autodeterminación y cuesta imaginar que ERC sostenga durante cuatro años su apoyo a los convergentes debido a la indisimulable tensión que preside las relaciones entre Unió y Esquerra. Pese a todo, Mas asegura que su rumbo no ha cambiado y que las prioridades siguen siendo levantar económicamente a Cataluña, salvaguardar el Estado del Bienestar y ejercer el derecho a decidir.
El primer secretario del PSC, Pere Navarro, recogió el guante del presidente de la Generalitat de forma desconcertante para CiU. Aceptó la formación de un gobierno de unidad con una cortapisa: que Mas dé un paso atrás y que sea otro quien lidere la Generalitat. Se trata de una condición inasumible para CiU, que no se desprenderá de su líder hasta que concluya la legislatura.
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, por su parte, celebró que la Generalitat esté más predispuesta al diálogo con el Gobierno pero exigió a CiU que rompa con ERC.
El Ejecutivo da alas al diálogo con Mas
El Gobierno sigue dando aire al diálogo y al acuerdo con la Generalitat de Cataluña, «dentro de la Ley», como una vez más ayer precisó la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Dentro de las filas populares se preguntan si es compatible el diálogo si Artur Mas persiste en su ofensiva soberanista, pero desde Moncloa creen que si hay voluntad real, el Gobierno de Rajoy asegura que «se aprovechará» en beneficio de los catalanes, informa C.M.
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