Societat Civil Catalana
«Me sorprende que haya tantos empresarios callados»
Josep Ramon Bosch (Manresa, 1963) tiene la sensación de que los catalanes que se sienten españoles luchan contra los soberanistas de la misma forma que David contra Goliat, en inferioridad de condiciones. Está convencido de que el rival es temible y pide un gran esfuerzo por parte del Gobierno y de los grandes empresarios para que el 27 de septiembre, día de las llamadas «elecciones plebiscitarias», el país no se caiga por el precipicio.
– Esta semana, Artur Mas ha cerrado la candidatura de CDC y ERC. Estará encabezada por el ex eurodiputado de ICV Raül Romeva. ¿Qué le parece la maniobra?
– Es una jugada maestra de Artur Mas. Ha conseguido cuadrar el círculo cuando su estrategia parecía fracasada. Ha hecho lo que parecía increíble y es poner gente de la izquierda para hacer un agujero a Podemos y él poderse esconder detrás de lo que llama la sociedad civil.
– ¿La presencia de figuras procedentes de entidades civiles en la lista de Mas lleva a pensar a Sociedad Civil Catalana que debería integrarse en alguna candidatura de constitucionalistas el 27-S?
– En absoluto. Creemos que los políticos se tienen que dedicar a hacer política y la gente de la sociedad civil a su labor, a crear consensos y buscar empatías. Las asociaciones independentistas no son más que pantallas creadas por los partidos soberanistas para engañar a la población. Carme Forcadell (ex presidenta de la ANC) es militante de ERC, Jordi Sànchez (presidente de la ANC) viene de la Crida y Muriel Casals (presidenta de Òmnium) viene del PSUC. Son militantes políticos al fin y al cabo, pero muy bien financiados, con unos 300 millones de euros aproximadamente.
– La lista de Mas está sesgada hacia la izquierda. ¿Qué explicación le da?
– Ha concluido que a los convencidos no hace falta lanzarle guiños. Digamos, por ejemplo, que la burguesía del interior de Cataluña y también la urbana ya está convencida de que tiene que ir hacia la independencia. En cambio, la aparición de Podemos rompió el monopolio del discurso de la esperanza que suscitaba la independencia de Cataluña. Hay un votante rupturista que puede apoyar a Podemos y los independentistas han visto claro que tienen que hacer la competencia con ellos. Raül Romeva siempre se ha posicionado contra CDC y ahora es el hombre de paja de Mas.
– Las últimas encuestas sugerían que el independentismo se había desinflado ligeramente. ¿La lista de Mas tiene posibilidades de lograr la mayoría absoluta?
– En las encuestas de la Generalitat hay una clarísima intención de decirle a los independentistas que no se desmovilicen. En realidad, creo que los independentistas sí que están movilizados y, en cambio, los que no lo somos no lo estamos. Por tanto, el problema es la participación del 27-S. Con una participación del 65-70 por ciento, los independentistas pueden ganar, con una del 80 por ciento no.
– Concluye que el soufflé indepententista no ha bajado.
– Creo que es justo lo contrario. Estamos en el momento más peligroso y nos jugamos nuestro futuro como nación.
– ¿Cómo se consigue movilizar a los no independentistas?
– El ruido soberanista en los medios catalanes es insoportable. Los medios públicos están volcados con el proceso independentista. Están poniendo toda la carne en el asador. Nosotros, en Cataluña, somos David y luchamos contra Goliat. Esto debería ser al revés. Creo que es imprescindible una gran inversión en publicidad en zonas como el Baix Llobregat y el área metropolitana de Barcelona para explicar la importancia de estas eleccciones del 27-S.
– ¿Qué más le falta a los partidarios de la unidad de España?
– No hay un discurso bien construido sobre las bondades de permanecer unidos, pero de aquí al 27 de septiembre todavía hay partido.
– ¿Detecta debilidades en el bando soberanista? La ruptura de CiU puede pasar factura?
– Pienso que a Convergència le va a perjudicar mucho y creo que Unió va a tener un incremento notable de votantes, superior al que dicen las encuestas. Muchos catalanes de orden, por decirlo de alguna manera, van a refugiarse en Unió.
– Los estrategas de CDC sostienen que pueden lograr mayoría absoluta (68 diputados) el 27-S. ¿Cree que eso consumaría la independencia?
– Esto va a ser muy largo. Es cierto que hay una voluntad de ir al precipicio y nuestra tarea tiene que ser que no consigan 68 diputados. Ahora los independentistas tienen 72 diputados y cualquier retroceso sería un fracaso. Tampoco veo la suma política de la lista de Mas con la CUP, pero en Cataluña todo es un teatro extraño.
– ¿Qué cosas le sorprenden?
– Me sorprende que haya tantísimos empresarios catalanes que estén callados, que no hayan dicho absolutamente nada. Nosotros, Societat Civil Catalana, tampoco estamos dispuestos a arreglarles la situación a los empresarios que no nos ayudan a nosotros ni a ninguna de las asociaciones que están en contra de la independencia. Y no digo ayudar en un sentido económico, sino en el de salir y decir, oiga, el señor Mas nos lleva al suicidio. Esta falta de valentía y de coraje de los grandes empresarios es uno de los principales problemas de Cataluña.
––¿El Gobierno debe hacer más?
–Desde el punto de vista sentimental, sí. Entiendo que el Gobierno ha estado centrado en la crisis económica, pero el desafío de la independencia de Cataluña es de una enorme dimensión.
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