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Monago: «Hay que reformar la Constitución para blindar competencias del Estado»

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– ¿La moción de censura era el último cartucho de Vara para sobrevivir políticamente?

–Es un absoluto despropósito y un disparate político raras veces visto, que obedece a una operación de Rubalcaba y Ferraz. Cuando no hay la más mínima racionalidad en el PSOE extremeño ni en el nacional, el objetivo de fondo que pretenden es una incógnita. Puede ser una decisión caótica producto de la desesperación ante las elecciones europeas, porque los socialistas carecen de un solo argumento de peso con el que ganar al Partido Popular. En todo caso, lo que sí creo firmemente acerca de esa intentona sin sentido contra este presidente es que utiliza a Extremadura y los extremeños como conejillos de Indias a los que no se les tiene respeto. Entre sus fines hay, eso sí, uno incontestable: intentar solucionar problemas internos del PSOE.

–¿Manejan encuestas que señalan que de haber elecciones, usted tendría al alcance conseguir la mayoría absoluta y que el PSOE no saldría muy bien parado?

–Hay sondeos publicados por los propios medios de comunicación que dicen eso mismo. Y nos llegan comentarios de que en las encuestas del PSOE tenemos mayoría absoluta; mientras que en las nuestras, la rozamos. Pero no me interesan lo más mínimo. Hay que trabajar y trabajar. Los frutos vendrán a la hora de la verdad, en mayo de 2015. Si los sondeos causan nerviosismo en el adversario, es su problema. Yo no les hago caso porque los problemas los resuelvo en el ahora, no en el mañana.

–¿Agotará la legislatura?

–Por supuesto. No veo ningún motivo para lo contrario. Para que se haga una idea, en los dos últimos Debates del Estado de la Región, el conjunto de la Cámara aprobó el 99 por ciento de las propuestas que hicimos. De 129 propuestas, 127 salieron adelante. El PSOE sólo voto en contra de tres. Ése es el apoyo real que tiene mi Gobierno en el hemiciclo.

– ¿Qué le falta por hacer?

–Mucho. Extremadura ya está creciendo, antes que otras comunidades y a un ritmo mayor, pero lo tiene que hacer todavía más y con más fuerza en años venideros. Eso implicará que el paro, que ya lleva descendiendo de forma sostenida y progresiva durante cuatro trimestres, siga disminuyendo hasta alcanzar la media nacional, por primera vez en nuestra historia. Esto es un proceso dinámico que no se acaba. Extremadura va a recortar las distancias con otras autonomías como nunca. Hemos puesto las bases para ello, pero es preciso mantener firme el timón y saber adaptarse a las circunstancias cambiantes de la realidad.

–¿Qué balance hace del pacto con IU?

–No hay tal pacto. Tras abstenerse en mi toma de posesión, Izquierda Unida apoya unas iniciativas del Gobierno que presido y rechaza otras, como cualquier otro grupo parlamentario. Eso nos obliga a un diálogo constante del que nos sentimos orgullosos. No es la primera vez en la historia de España que el Partido Popular saca adelante iniciativas con la abstención de IU.

–¿Se arrepiente de alguna de las decisiones que ha tenido que adoptar por la presión de IU?

–Me siento plenamente satisfecho de todas las medidas que he adoptado al frente de mi Gobierno. De todas. Y no me he sentido presionado en ningún momento. Todo es fruto de la buena voluntad. Sobre todo, lo que se hace está resultando eficaz y es beneficioso para la ciudadanía. Los datos nos avalan. Pero deje que le diga una cosa: si obtengo el apoyo de los extremeños para un segundo mandato, actuaré de la misma forma que en esta legislatura, con independencia y sentido común.

–¿Se siente cómodo con la etiqueta de «barón rojo» del PP?

–Me es indiferente. Soy militante del PP desde que tengo 19 años. No todos pueden decir lo mismo. Para mí la división derecha-izquierda es una construcción teórica que tuvo su utilidad, pero que la realidad del siglo XXI ha dejado bastante obsoleta. El PP es el partido de la libertad, sobre todo y por encima de todo. También es el partido del dinamismo económico, pero nunca ha carecido de sensibilidad social. Para mí las políticas sociales no representan ningún problema, forman parte de mi visión política porque no son patrimonio de ningún partido.

–Alguna vez le habrán «regañado» desde la dirección nacional o desde Moncloa por salirse tanto del guión en temas tan sensibles como el fiscal o el aborto.

– Nunca. Ni el presidente Rajoy, ni la vicepresidenta, ni la secretaria general del partido. Nadie me ha reprochado mis opiniones. El PP no es una secta, no es como otros. Aquí aquello de «el que se mueve no sale en la foto» no existe, por fortuna. Insisto, somos ante todo el partido que defiende las libertades en plural y la libertad en singular.

–Por cierto, ¿ha hablado con el ministro Ruiz-Gallardón de la reforma del aborto?

–No es necesario. Como todos saben, yo he abogado públicamente por intentar por todos los medios un consenso con otras fuerzas políticas y sigo defendiendo esa postura porque creo que es lo mejor para España y para los españoles. También es cierto que, poco después de hacer yo pública mi posición, Rubalcaba se apresuró a despreciar cualquier tipo de pacto con el PP, lo que puso de relieve su catadura autoritaria. Dicho esto, el ministro sabrá perfectamente lo que tiene que hacer.

–¿Cómo espera que se quede el proyecto?

–Me gustaría que dejara satisfecha a la mayor parte posible de españoles.

–¿Cree que en España hará falta una reforma constitucional para resolver el problema catalán?

–En España hace falta una reforma constitucional para blindar las competencias del Estado, para reforzar la nación y para garantizar la convergencia entre territorios, no para satisfacer las exigencias de los nacionalistas.

–¿Qué más se le puede dar a Cataluña?

–Dudo de que haya algo más que darle. Desde luego, lo que no se le puede dar es un cupo fiscal al estilo vasco o navarro, como sugiere ahora irresponsablemente el PSOE. Ya tenemos suficiente con dos anomalías desde el punto de vista del Derecho europeo contemporáneo.

–¿No cree que el problema catalán se arregle ya con dinero?

–La dimensión de Cataluña hace inviable que disponga de un cupo y, por consiguiente, salga del régimen común. Un cupo catalán significaría, como certificó el profesor Ángel de la Fuente, pérdidas de hasta 16.000 millones de euros para el resto de autonomías de régimen común. Eso significaría, añado yo, la fracturación definitiva de la cohesión territorial. A muchas autonomías las abocaría a recortes insoportables o a devolver al Estado central las competencias en materias como Sanidad o Educación. Le recuerdo que el Grupo Popular en el Parlamento de Extremadura presentó el pasado miércoles una propuesta de pronunciamiento en la que se reclamaba al Gobierno de la Nación que mantuviese a Cataluña dentro del régimen común.

–¿Extremadura también se siente maltratada por el Estado?

– Sí, pero históricamente, no exactamente ahora. Se trata de un maltrato sostenido durante dos siglos. De hecho, el Gobierno de Rajoy es el que mejor ha tratado a Extremadura en toda la historia moderna y contemporánea, aunque seguimos necesitando que nos trate mejor incluso de lo que lo ha hecho. Mire, Extremadura era uno de los territorios más desarrollados de España desde la Antigüedad, pero todo cambió en el arranque del siglo XIX. Con la llegada de la llamada Segunda revolución industrial el sur de España queda marginado porque, en gran parte por decisiones gubernamentales, las fábricas se concentran masivamente en la mitad norte del país. Y dentro del sur de España, la peor parte se la lleva Extremadura. Ahora ya estamos en el preludio de la Tercera Revolución Industrial, también llamada revolución de la inteligencia, como así reconocía el propio Parlamento Europeo en una declaración de 2006. Es el momento de revertir el proceso de las dos revoluciones anteriores. En Extremadura estamos dispuestos a aprovechar la ocasión que se nos presenta. Ya hemos cerrado una alianza con Israel en materia de emprendimiento. Aspiramos a todo.

– ¿Qué impresión tiene de Susana Díaz?

–Es la presidenta de Andalucía y se merece todo mi respeto institucional. Eso sí, las políticas que lleva a cabo su Gobierno no son un modelo para Extremadura. En mi región sus resultados serían nefastos. Es algo de lo que, por cierto, el PSOE extremeño no se ha enterado o no quiere enterarse. Los socialistas andaluces apuestan por un modelo intervencionista agotado y los socialistas extremeños quieren trasplantar ese modelo a Extremadura, lo cual da buena idea del grado de irresponsabilidad de Vara.

–¿Usted cree que debe reformarse el modelo de los cursos de formación para quitar poder a sindicatos y empresarios?

–Probablemente tenga que ser así. Los sindicatos y las patronales deben responder ante la sociedad de una forma absolutamente transparente y abierta, puesto que dependen del dinero público, que es de todos los ciudadanos. Tienen que ser capaces de rendir cuentas en cualquier momento y de la forma en la que se les exija. He anunciado en Extremadura que vamos a incluir a sindicatos y patronal en la Ley de Gobierno Abierto, que es nuestra Ley de Transparencia, para que den cuenta de cómo gastan los ingresos públicos que reciben.

–Es consciente, supongo, de que en el resto de España hay una imagen bastante extendida, o que algunos extienden, de Extremadura y Andalucía como comunidades que abusan de la subvención para comprar apoyos políticos.

–Creo que mucha gente del resto de España no se ha enterado de que en Extremadura estamos liderando una transición desde un modelo basado en el dinero público a otro basado en la innovación y la internacionalización. Mi Gobierno no da más ayudas que cualquier otro Gobierno autonómico de este país. De hecho, somos muchos menos intervencionistas que la mayoría. Y cuando lo somos se debe a que hay determinados sectores que necesitan un acompañamiento público inicial para luego caminar solos.

–¿Diría que la recuperación económica es un hecho?

–En Extremadura ya crece el PIB y llevamos cuatro trimestres consecutivos creando empleo. Todo ello es producto de haber saneado las cuentas. Sin austeridad no hay crecimiento. Una cosa conduce a la otra. Aquí el mérito es, sobre todo, de los extremeños.

– El PSOE les responsabiliza de haber aumentado la desigualdad y de una brecha social creciente.

–El PSOE nos dejó una región en coma y nosotros la recuperamos, la estabilizamos y le hemos dado el alta. Los datos objetivos desmienten esa falacia. Nuestro sistema de protección social es de los más avanzados del país, no sólo disponemos de una renta básica para los extremeños que la necesitan, sino también de ayudas de protección social urgente. Déjeme que le dé un dato incontestable: cuando el señor Vara salió de la presidencia de la Junta, la tasa de riesgo de pobreza según el indicador internacional AROPE, que mide el riesgo de pobreza y exclusión social, estaba en Extremadura en el 41,5%. Según el último dato del indicador, referido a 2012, la tasa de riesgo de pobreza había caído al 35,2%, más de seis puntos.

–¿Pero usted cree que la pobreza es un problema en España?

–Hemos sufrido una crisis tremenda, pero no hemos caído en la pobreza generalizada. Hemos empezado a salir de ésta y volveremos a ser un país del que se habla en toda Europa por su pujanza y su dinamismo.

–Por cierto, ¿está con los que piensan que Aznar debe aceptar que ya no es el que manda en el PP y que tiene que saber estar en un segundo plano?

–El presidente del partido es Mariano Rajoy, eso es una obviedad. Aznar ha sido uno de los más grandes presidentes de la historia de España y siempre es muy útil escucharle, pero ahora el presidente es Rajoy y él es quien, en definitiva, tiene la responsabilidad y toma las decisiones.