Gobierno de España
Moncloa avisa a los partidos: "Pasarán cosas y habrá abstención"
Traslada a los partidos en la ronda de contacto que «pasarán cosas» y da por seguro que cederán Podemos o Casado y Rivera. El plan coincide con la sentencia del «procés».
Traslada a los partidos en la ronda de contacto que «pasarán cosas» y da por seguro que cederán Podemos o Casado y Rivera. El plan coincide con la sentencia del «procés».
Moncloa dice que no habrá más intentos de investidura de Pedro Sánchez que el de julio, arma el discurso electoral contra Podemos y sigue quieta, a la espera de que el miedo a la repetición electoral acabe haciendo que se muevan los otros. Pero en privado Moncloa ha trasladado a algunos de sus interlocutores que aunque no habrá investidura antes de verano, sí la habrá en septiembre porque «cambiarán las circunstancias», «pasarán cosas» que impulsarán la abstención de PP y Ciudadanos (Cs). O Unidas Podemos cede y acepta el Gobierno de cooperación, sin que Pablo Iglesias esté en el Consejo de Ministros, o será la abstención de las fuerzas constitucionalistas las que facilitarán la investidura de Sánchez. De ese «cambio de circunstancias» o de las «cosas que pasarán» Moncloa no da más pistas a los partidos, pero la seguridad que airea es absoluta.
Esta clave oculta puede explicar buena parte de la estrategia de Moncloa. Al margen de las «cartas» que supuestamente esconda Sánchez bajo la manga, del calendario del mes de septiembre destaca por encima de todo la previsión de que se conozca la sentencia del juicio del «procés». Por eso las advertencias de Moncloa han despertado ya la sospecha en medios políticos de que Sánchez esté pensando en utilizar Cataluña como último elemento de presión para ser investido sin negociar ni ceder en su pretensión de gobernar con tan solo 122 diputados sin incluir a Podemos en su Gabinete. Fuentes jurídicas confirmaron a este periódico que previsiblemente la sentencia se conocerá en la tercera semana de septiembre. En todo caso, después de la Diada, 11 de septiembre, y antes del 16 de octubre, cuando se cumplen dos años de la prisión preventiva de «los Jordis» (el ex líder de la ANC y el presidente de Ómnium Cultural) y, por ello, habría que prorrogarla.
Moncloa parece sometida a la tentación de dejar pasar el tiempo hasta apurar los plazos en septiembre, enredar con la previsión constitucional de la repetición electoral si no hay investidura, y aferrarse luego a Cataluña y a la necesidad de estabilidad política para hacer frente a la respuesta independentista a la sentencia del Tribunal Supremo (TS).
Ayer siguió el juego de la teatralización para meter presión: los diputados socialistas que se abstuvieron con Mariano Rajoy pidieron por carta al PP que haga lo mismo. La respuesta inmediata del PP reiteró el «no» en julio, ante otro futuro intento de investidura o en septiembre, como medida «in extremis» para evitar ir otra vez a las urnas, en línea con lo que sostuvo Pablo Casado tras reunirse de nuevo con Sánchez el pasado martes. El PP contesta que Sánchez se opuso frontalmente a la abstención del PSOE, hasta el punto de que dimitió como diputado en 2016 para no tener que abstenerse en la elección de Rajoy como presidente del Gobierno. Margarita Robles, Meritxell Batet o Manuel Cruz, por ejemplo, votaron también «no» en la investidura, recuerda el Grupo Popular. Asimismo, apuntan que Sánchez buscó el apoyo de los partidos independentistas para echar a Rajoy y hacerse con la Presidencia del Gobierno en la moción de censura, rompiendo ese espíritu de colaboración constitucionalista al que ahora apelan los diputados socialistas. Y, por último, subrayan que Sánchez se apoyó en las formaciones políticas independentistas que defendían la ruptura unilateral de la unidad de España para ser presidente del Gobierno. «No es de recibo que quien hizo eso, nos solicite ahora el apoyo para su investidura».
Respecto a la repetición electoral, en el PP hay debate sobre si les puede favorecer o no. Hay quienes piensan que sin duda fortalecería el voto útil en favor de sus siglas, aunque las volviera a ganar el PSOE. En cualquier caso, en esto sí que Casado tiene garantizado que no habrá ninguna revuelta interna que cuestione su decisión, que en estos momentos sigue siendo la de mantenerse firme en el «no» a la abstención. Igual que Ciudadanos.
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