Congreso de los Diputados
Nervios y tensión en la primera jornada de la moción contra Rajoy
Bastaba atender a los escaños de los diputados para comprobar que la tensión no sólo procedía de la tribuna de oratoria, sino de las propias bancadas.
La situación era grave, los rostros de los diputados lo confirmaban. Con actitud seria desfilaban hoy los diputados del Congreso que entre las ocho y media y las nueve de la mañana ocupaban sus escaños en el hemiciclo.
Momento de tensión cuando tras sonar la campana que anuncia que la sesión está a punto de empezar, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no se encontraba dentro de la sede parlamentaria. Pasaron ocho minutos de las nueve cuando, evitando las preguntas de los periodistas y con un gesto de máxima seriedad, los ministros del Ejecutivo hacían su entrada en la Cámara Baja, reflejando cierre de filas y unidad en torno al líder del PP. Tras Mariano Rajoy se cerraban las puertas del hemiciclo, y los aplausos que profería la bancada popular a la llegada del presidente sonaban a reconocimiento. Fue el último en llegar, y el primero en irse al filo de la una y media, cuando se producía el receso de la sesión hasta las tres de la tarde. A la hora que marcó la presidenta del Congreso, Ana Pastor, Rajoy no volvió a aparecer, se encontraba entonces con su equipo más cercano estudiando los pasos a seguir tras que los cinco diputados del PNV dieran la mayoría a la moción de Pedro Sánchez.
Minutos antes, el secretario general de Podemos, Pedro Sánchez, y candidato a presidente tras presentar la iniciativa parlamentaria, llegaba junto a la portavoz parlamentaria, Margarita Robles y al secretario de Organización, José Luis Ábalos. Con una actitud esperanzadora, avanzaba hacia la Cámara y confirmaba que estaba «tranquilo». A su salida, al medio día, para el receso parlamentario, el semblante cambiaba, se notaba gravedad en su rostro. El PNV aún no le había confiado su respaldo a la moción. Fue al filo de las seis cuando Aitor Esteban confirmó su aval.
El candidato socialista a presidir La Moncloa si finalmente mañana prospera la votación, fue recibido también entre aplausos por parte de su bancada. El líder del PSOE llevaba casi un año y medio sin pisar la sede parlamentaria y la imagen que se producía resultaba chocante tras la renuncia a su acta de diputado al dejar en octubre de 2016 la secretaría general de su partido. Se sentó precisamente en el mismo lugar que ocupaba cuando lo era. En primera fila, junto a la portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles. Además de los apoyos de los diputados socialistas, desde la tribuna le acompañaban también varios miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE y políticos destacados como el secretario general de la formación en Madrid, Jose Manuel Franco.
Desde la tribuna de invitados también vieron la jornada parlamentaria -por parte del PP- la vicesecretaria general de Estudios y Programas, Andrea Levy o la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. Por parte de Podemos, el cofundador de la formación, Juan Carlos Monedero o el secretario de Organización, Pablo Echenique, y el concejal de Ahora Madrid, Carlos Sánchez Mato. También se pudo ver en la tribuna al nuevo presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, o al presidente del Senado, Pío García Baroja.
Bastaba atender a los escaños de los diputados para comprobar que la tensión no sólo procedía de la tribuna de oratoria, sino de las propias bancadas. Gestos entre diputados socialistas y del PP, mensajes cruzados entre ellos, móviles que echaban humo. Y así discurrió toda la mañana en el Congreso. Los corrillos se formaban frente a Aitor Esteban en cuanto se le veía llegar, sus palabras eran las más esperadas, pero hasta la tarde no entró del Congreso, el hervidero de susurros e interrogantes era constante, una imagen que no se producía en la calle donde, en los lugares aledaños a la Cámara, la vida seguía, los quehaceres cotidianos también y las jornadas de trabajo debían continuar. A penas unos minutos para el café, eran los que las personas que llenaban las cafeterías cercanas dedicaban para informarse de cómo avanzaba la mañana parlamentaria. En el «Bar Manolo», donde es habitual ver a diputados y nadie pidió encender la televisión para ver la moción. Un camarero reconoció que sólo se enciende para ver el fútbol cuando juega el Real Madrid o la selección española. Mientras en el bar «Ábaco» una mujer reconocía que estaba esperando con expectativas la decisión del PNV.
El debate volvió a reanudarse con la ausencia de Mariano Rajoy -que no volvería al Parlamento- María Dolores de Cospedal, que sí lo hizo, y Albert Rivera, que preparaba su discurso desde su despacho. Las incógnitas sobre sí Rajoy iba a dimitir o no recorrían los pasillos del Congreso hasta que la secretaria general del partido zanjó que no lo iba a hacer.
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