Política

Conflicto de Gibraltar

Ocho de cada diez españoles creen que la Roca es española

El 84% reclama una posición más firme del Gobierno ante Reino Unido

La Razón
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El 92,4% de los españoles dice «no» al lanzamiento de bloques de hormigón al fondo marino que circunda Gibraltar. La opinión la secunda la inmensa mayoría de los ciudadanos de España. Es una de las conclusiones más importantes obtenidas del estudio sociológico realizado por NC Report para el diario LA RAZÓN.

También el 85,4% de los españoles está de acuerdo en que Gibraltar es España y nos debe ser devuelto. Es también la opinión mayoritaria en cada segmento de edad. Únicamente el 12% de la opinión pública cree que no es español. El 84% de la ciudadanía manifiesta que España debe ser más firme ante los británicos colonizadores. En sentido contrario se pronuncia únicamente el 11 por ciento de los españoles. El 75,4% opina que las autoridades coloniales se burlan de España. En todos los segmentos de edad es la inmensa mayoría. Sólo el 13,6% afirma lo contrario.

Casi el 70% de los ciudadanos quiere implicar a la ONU en el proceso descolonizador del Peñón. Frente a esta postura se manifiesta el 22,2% del censo. El 91,2% de la ciudadanía ve incorrecta la actitud de acoso de la Policía gibraltareña con respecto a los pescadores españoles. Sólo el 5,6% justifica la represión policial de la Roca.

Desde Felipe V, los gobernantes españoles han intentado sin éxito la recuperación de la soberanía de Gibraltar. Los continuos vaivenes de la política exterior española han facilitado que se perpetuara la situación colonial en el Peñón. España podría recuperar el territorio antes de que termine la presente legislatura si utilizara la diplomacia. Estados Unidos es la clave. La base aeronaval de Gibraltar es la auténtica llave del Mediterráneo occidental. La Casa Blanca y el Pentágono ven con preocupación que cada cambio de inquilino en La Moncloa traiga consigo una nueva política exterior. Sin embargo, en Reino Unido las administraciones laboristas y conservadoras se suceden y mantienen una misma política exterior. Si el PP y PSOE lograsen un consenso en materia exterior y de defensa, como lo han hecho contra ETA, Washington prestaría atención al asunto de la reivindicación de la soberanía española y facilitaría en la ONU y en breve plazo la transferencia de soberanía de la Roca. Los «americanos» preferirían que la entrada al Mediterráneo la controlase su aliado español por el gigantesco despliegue militar de España en el sur de la Península Ibérica, que garantizaría mejor que los británicos el control del acceso al Mare Nostrum, ya que las islas británicas distan miles de kilómetros de la zona del Estrecho, lo que hace muy difícil la llegada de refuerzos británicos. España cuenta con sendas bases navales en Rota y Cartagena, y la base aérea de Morón de la Frontera dispone de docenas de avanzadísimos caza-bombarderos Tifón, dotados de misiles de crucero capaces de alcanzar cualquier blanco, terrestre o naval, a cientos de kilómetros. Esa misma base, así como la de Rota, cuenta con aparatos capaces de detectar, localizar, seguir y destruir a cualquier submarino que intentase entrar en el Mediterráneo. Andalucía concentra la mayoría de las unidades acorazadas terrestres del Ejército español y anfibias también tienen la mayor concentración de artillería de costa antibuque del sur de Europa, así como casi la totalidad de los helicópteros de ataque y combate españoles.

Además, la base de Rota cuenta con lo más avanzado de nuestra flota; cinco Destructores antiaéreos de la clase Álvaro de Bazán (F100), de manufactura española, envidiados incluso por la marina de EE UU y desde luego por todas las armadas europeas y no superados ni siquiera por la «Royal Navy» y capaces de proteger toda la costa sur española. Asimismo, las baterías terrestres de misiles antiaéreos ubicadas en las proximidades de Gibraltar garantizan la destrucción de cualquier intruso. Los nueve navíos británicos que visitarán próximamente nuestras costas no tendrían defensa alguna ante el poderío militar desplegado por España en la zona del Estrecho.