Bildu

Otegi quiere que el País Vasco sea un problema para el Estado

Su objetivo es frenar el auge de Podemos y acaparar el voto más radical y antisistema

Arnaldo Otegi, en un momento del acto celebrado en San Sebastián
Arnaldo Otegi, en un momento del acto celebrado en San Sebastiánlarazon

El objetivo del secretario general de Sortu, Arnaldo Otegi, es frenar el auge de Podemos y acaparar el voto más radical y antisistema.

Arnaldo Otegi, el secretario general de Sortu, tiene, al menos, dos problemas, uno interno y otro externo, que, como ocurre siempre, terminan por confluir. Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, en el debate del partido, denominado Abian, sólo ha participado un tercio de la militancia, lo que se interpreta como un manifiesto desinterés de las bases sobre la propuesta que se les formulaba para la reactivación del abertzalismo radical. El externo es Podemos, que cada día que pasa le resta votos en una proporción importante.

Las consecuencias que ya se adivinan (en el País Vasco se van a celebrar este año elecciones generales y autonómicas) es la debacle de los otrora pujantes «batasunos», que van a ser sobrepasados por Podemos en un proceso que los expertos advierten que puede concluir a medio plazo con la fagocitación de la formación de Otegi por la de Pablo Iglesias.

Desactivado

En el acto celebrado por Sortu en San Sebastián el pasado sábado, Otegi reconoció implícitamente el «pasotismo» de su militancia al afirmar que el «independentismo está desactivado». Soluciones para salir de esta situación, al decir de algunos de las referencias de los presentes, prácticamente ninguna salvo la conocida transferencia de responsabilidades a otros, en este caso las bases que por lo visto son las que tienen que aportar las ideas.

Pero Otegi, que militó en su día en la rama «político militar» de ETA y al que siempre se le ha vinculado con la banda, le traicionan sus orígenes y, entre otras cosas, lanzó, según esas referencias, dos mensajes que pueden ser interpretados en clave de amenaza: «Vamos a conseguir el Estado independiente antes de lo que algunos piensan». Pero, ¿cómo? Volviendo a convertir al País Vasco en un problema para el Estado: «Creen que pueden seguir hablando como si nada existiera. No os equivoquéis. Nos hemos tomado un tiempo, hemos tenido graves problemas, pero el conflicto político de este país hay que ponerlo encima de la mesa. Eso es lo que tenemos que hacer en los próximos meses. Y ánimo, a por ellos», subrayó.

Los citados expertos consideran que cuando Otegi ha llegado a la frontera de las veladas amenazas, sobre todo la de volver a convertir el País Vasco en un problema para el resto de España, es que su control sobre el partido, salvo las élites de siempre, es poco menos que inexistente. De hecho, cuando salió de la cárcel y por más que un sector de la izquierda abertzale pretenda presentarle como el nuevo «mesías», muchos le daban ya por amortizado.

Los beneficiarios de toda esta situación serán, ya lo están siendo, los integrantes de Podemos. Cuando no existía el partido de Pablo Iglesias, el voto de los radicales y antisistema (español) se concentraban en los «batasunos». Ahora, el partido morado ofrece unos mensajes mucho más claros para la juventud y las clases sociales más desfavorecidas, hartas ya del mantra de la autodeterminación, la amnistía, la lucha armada sí, la lucha armada no, etcétera.

Otegi, según las citadas fuentes, no ha sabido, o no ha podido, encontrar el mensaje adecuado frente a sus inmediatos competidores y se ha limitado a lanzar a la arena aquello de que «el voto más radical es el independentista de las naciones periféricas, igual hoy que hace 40 años». Algo que, insisten, suena a «apolillado» y que es claramente insuficiente para enfrentarse al programa claro y directo de Podemos.

Que el que aspira a ser lendakari, si es que, al final se puede presentar a las elecciones, diga a estas alturas, que el movimiento secesionista debe «empezar por abajo» y no en un «politburó», es un ejemplo más de esa transferencia de responsabilidades a un electorado acostumbrado a que se le marcaran las pautas desde arriba. Las consecuencias pueden ser de todo tipo y no se descarta un cierto rebrote de la violencia, empezando por el terrorismo callejero, que se ha hecho especialmente presente en las últimas protestas estudiantiles. Ikasle Abertzaleak, el movimiento estudiantil de la izquierda abertzale, ha jugado un gran protagonismo en esas protestas. Este pasado fin de semana, un cajero de Caja Rural en Burlada sufrió un ataque a cargo de proetarras.

Por otro lado, los expertos se preguntan quiénes han sido realmente los beneficiarios de la reciente «excursión política» del secretario general de Sortu por Europa. Claramente, Podemos, aunque dentro de España se haya pretendido desmarcar de la organización del viaje para evitar las críticas. En el País Vasco, los de Iglesias han sabido rentabilizar la supuesta «invitación», con lo que se habrán atraído muchos votos que antes estaban en la izquierda abertzale.