Pactos
¿Y si Otegui lo cuenta todo?
Los de EhBildu no esconden su malestar y pensar que se van a tragar si más la “traición” de Sánchez es mucho suponer
ETA, por mucho que nos hayan contado los que se hayan aprovechado de los votos de los que fue su “aparato político” durante los últimos cinco años, no ha desaparecido. Existe, vaya que existe, como referencia, como marca a la que nunca han renunciado y de la que muchos, cada día más si nos atenemos a los resultados de las elecciones, se sienten muy orgullosos. Han desaparecido las células asesinas y los atentados, los secuestros, las extorsiones, pero, sinceramente, ¿el miedo está desterrado de poblaciones del País Vasco y Navarra, fruto de la chulería insoportable de los herederos de los pistoleros?
Se trata de un mundo, cada día más cohesionado (lo de los disidentes es para hacérselo ver después de los últimos comicios) y que, una vez que uno decide sentarles en su mesa, dejarles sin postre puede resultar un mal negocio. En ese sector de la población vasca y navarra hay gente cuyo nivel de inteligencia es el de una medusa, además lleno de odio hacia España, pero también hay personajes de una gran preparación --no reconocerlo sería de necios—y es Arnaldo Otegui el que da la cara por todos ellos.
Los socialistas han echado cuentas de lo ocurrido el 28-M y han decidido, al menos de momento, escenificar un alejamiento de los que parlamentariamente son calificados de filoterroristas. Y, lógico, los de EhBildu se mueven entre el enfado y el desconcierto con esa sensación de haber sido equiparados, ¡a ellos que son lo más de lo más!, a otros tantos a los que Pedro Sánchez ha dejado literalmente colgados de la percha por sus intereses personales.
La pregunta es obligada: ¿Qué van a hacer ahora Otegui y los suyos? Lo de aceptar democráticamente el bofetón político no está en el ADN de esta gente, pero ya no tienen a ETA (¿qué útil era en momentos parecidos, verdad, cuando iban mal las negociaciones de Argel –atentado contra la Guardia Civil de Zaragoza—o las de Suiza –coche bomba contra la T-4 de Barajas--?). Lo de echarse al monte, políticamente hablando, no queda muy elegante y, a la larga, puede no ser rentable.
Entonces, ¿cuál puede ser la respuesta? Esta gente no es de las que perdona (ni, por supuesto, pide perdón, se lo pueden preguntar a las víctimas) y algo deben estar planeando. No se trata de acabar con la “gallina de los huevos de oro”. A ver, si cosas del destino, Sánchez sigue en La Moncloa, que hasta la noche del 23J todo es toro.
Un escarmiento, a modo de aviso, podría consistir en filtrar el contenido de las negociaciones que han mantenido socialistas y bildutarras desde que ETA escenificó aquello del fin de las armas hasta el cambio, ahora, de rumbo del inquilino de La Moncloa. El mundo de ETA ya lo ha hecho en otras ocasiones.
Deben tener en marcha la calculadora de hasta qué punto determinadas revelaciones pueden beneficiar al Partido Popular y perjudicar al PSOE; o, tal vez, como hemos observados por algunos movimientos diplomáticos recientes, a Sánchez se la da por amortizado. Es una incógnita y no pasará mucho tiempo sin que sepamos el resultado de este curioso algoritmo.
Los de Otegui harán, por supuesto, lo que les convenga, pero la opinión pública acogería con satisfacción todas esas revelaciones. ¡Venga, Arnaldo, explícale a Sánchez que vosotros sois lo que sabéis jugar a pelota; y la dejada y el dos paredes lo domináis como nadie! ¿Zer gal dezakezu? Guztiz dagoeneko badituzu presoak (¿Qué puedes perder?, total ya tienes los presos).
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