Declaración de la Infanta
Otro día histórico para la Monarquía
Zarzuela confía en que la declaración de la hija del Rey sea el primer paso para cerrar el «calvario» del «caso Noós»
Martirio. Calvario. Estas inequívocas palabras han sido utilizadas en dos ocasiones por el Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, para definir cómo se vive el interminable «caso Nóos» dentro de los muros de La Zarzuela. Durante casi cuatro años de proceso judicial, la Corona ha mantenido una prudente actitud de espera, de mover ficha según la que haya movido antes la Justicia, y sólo adelantarse en estudiadas ocasiones. Declaraciones «off the record» a la prensa con titulares de frases cortas y exactas para no «meter la pata» en un asunto que ha sumido a la Monarquía en la mayor crisis de su historia. Una partida que lleva mucho tiempo en el tablero y que, como señala Spottorno, desgasta. La política de la Casa ha sido clara durante este tiempo: ejemplaridad, transparencia y austeridad. En «Román paladino»: presentados los hechos y las partes, continúa el servicio al Estado de cada uno de los miembros, se plantean iniciativas para que se conozcan todos los pormenores de la Institución –como el desglose detallado de su presupuesto– y, acorde con la actual crisis, se economiza el gasto lo máximo posible –de ahí la renuncia al mítico barco «Fortuna»-. Paralelamente, el Rey ha intentado desvincularse lo máximo posible de la figura de Urdangarín. El 12 de octubre de 2011 fue el último acto oficial de los duques de Palma hasta el día de hoy. A partir de esa fecha comenzó el distanciamiento público del Monarca hacia el ex jugador de balonmano, en un gesto acertado, no fue él quien dio el primer paso. El 10 de diciembre de ese año, el «yernísimo» emitió un comunicado en el que aseguraba que la Casa del Rey no tenía «nada que ver con sus actividades privadas». Dos días después, Spottorno convocó a los medios: Zarzuela apartaba a Urdangarín de las actividades de la Corona por su «comportamiento poco ejemplar». Y, aunque no de modo oficial, Doña Cristina también dejó de tener agenda pública. Al poco tiempo se publicó que el Rey conocía desde hacía cinco años las actividades fraudulentas de Urdangarín, y la Casa reaccionó asegurando que fue el propio Monarca quien puso en conocimiento de la Justicia los negocios de su yerno. Por si cabía alguna duda, el Jefe de Estado sorprendió con un discurso de Navidad en el que ató la postura de la Casa: «La Justicia es igual para todos». A pesar de que consideró natural que la sociedad reaccione ante «conductas irregulares», pidió que no se generalicen «los comportamientos individuales» para no dañar a las instituciones, «necesarias para la vertebración de nuestra sociedad».
A comienzo del año siguiente, Urdangarín se convirtió en el primer miembro de la Familia Real que declaraba como imputado. El día antes, la Infanta viajó con su marido a Madrid, pernoctaron en La Zarzuela y almorzaron con Doña Elena. Es en este punto donde la Corona se encuentra con uno de sus principales obstáculos: el de conciliar su parte familiar con la estrategia de levantamiento de imagen. Urdangarín, imputado, finalmente culpable o no, es el marido de Doña Cristina. Y esto implica situaciones que perjudican toda una iniciativa de «lavado», como la siguiente.
Paralelamente al proceso judicial, el Rey se rompió la cadera en un polémico viaje cinegético a Botsuana, por lo que tuvo que someterse a una operación. Después de ésta, Don Juan Carlos realizó una rehabilitación «exprés» y a las pocas semanas afrontó una intensa agenda de viajes al exterior para promocionar la «Marca España». En noviembre, una recaída provocó que el Rey tuviera que ser intervenido nuevamente. Y es aquí cuando una visita copó más titulares que la labor institucional del Rey durante meses: Urdangarín, en condición de yerno, se acercó a visitar a su suegro. El debate tertuliano duró semanas. La complicidad entre ellos, que transmitían las imágenes, levantaron nuevamente la polémica. Ese mismo verano, los duques de Palma evitaron veranear en Mallorca para no perjudicar a la Familia Real. A comienzos del año siguiente, la Casa del Rey actualizó su web para modernizarla. En todo: Iñaki Urdangarín dejó de tener su «sección personal». Es decir, desapareció de la página para «marcar distancias».
Nuevo varapalo judicial: Castro decidió imputar al secretario de las Infantas, Carlos García Revenga, para conocer las funciones que desempeñaba en el «caso Nóos». Zarzuela reaccionó en cuanto tuvo el auto en sus manos, entendiendo que «la toma de declaración en tal calidad no lleva consigo acusación alguna que pudiera justificar medidas inmediatas por su parte», afirmaba el escueto texto. Añadió, a continuación, que su citación como imputado «obedecería más bien a procurar una mayor garantía de los derechos de defensa del declarante».
Pero el «martirio» no había hecho más que empezar. A comienzos de año, la Casa Real publica sus nuevos presupuestos y, por primera vez, Doña Cristina deja de recibir una asignación por parte del Estado. Dos meses después, la noticia de un nuevo imputado en el caso se expandió mundialmente: Castro implicó judicialmente a Doña Cristina en el «caso Nóos». La reacción ésta vez fue diferente a las anteriores. Si en todo momento trasladó su «respeto» por las decisiones judiciales, sí «atacó» mostrando «sorpresa» por el cambio de «posición» del juez y su «absoluta conformidad» con la decisión de la Fiscalía de recurrir esta medida. Dos meses después, la Audiencia Provincial de Palma estimó el recurso de la Fiscalía y desimputó a Doña Cristina, aunque dejó abierta la puerta a su implicación por delito fiscal y blanqueo de capitales. Como finalmente ha sido. «Respeto por la decisión judicial». Sin sorpresa. Así de concisa fue la reacción de la Casa esta vez. Y ahí se han quedado. Porque, desde entonces, Zarzuela no ha vuelto a emitir ninguna información ni declaración respecto a nada que concierna a la Infanta. Ni de su paradero durante estos días, ni si bajará a pie o en coche... Máxima prudencia hasta que esta parte del «martirio», o «calvario», termine. Y entonces se verá si se mueve ficha.
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