Relevo en el PP
Pánico en el PP a una segunda vuelta fratricida
El carácter secreto del voto de los afiliados tensiona las estructuras territoriales del PP que quieren evitar una campaña de confrontación. Ya se producen movimientos regionales para pulsar por dónde puede ir el voto de los militantes.
El carácter secreto del voto de los afiliados tensiona las estructuras territoriales del PP que quieren evitar una campaña de confrontación. Ya se producen movimientos regionales para pulsar por dónde puede ir el voto de los militantes.
La campaña por la sucesión de Mariano Rajoy está tensionando de tal manera las estructuras territoriales del PP que en Génova mantienen que lo deseable sería que una vez que se celebre la votación de los afiliados, los dos candidatos que pasen ese primer corte sean capaces de forjar una lista de integración y no sometan al partido a la tensión de la votación en el Congreso. Los mensajes que están llegando a las direcciones regionales apuntan a que la militancia no es receptiva con una campaña de confrontación en la que se empieza a poner en cuestión el legado de Mariano Rajoy y en la que se visualizan malas maneras entre los aspirantes al liderazgo del partido. «Quien olvide que somos compañeros y que en el partido se está orgulloso de la gestión de Rajoy será, sin duda, penalizado», sostiene un alto cargo territorial.
De hecho, la previsión es que el Congreso de julio sea también un homenaje a Mariano Rajoy. El ex presidente del Gobierno sigue siendo muy apreciado por las bases del partido, que empatizan con él por cómo ha salido del Gobierno y por la generosidad que ha demostrado al apartarse a un lado para permitir que la formación empiece una nueva etapa. Por eso, los mensajes de campaña que ponen en cuestión el legado de Rajoy no son entendidos internamente, aunque puedan conectar con esa parte del electorado que dejó de votar al PP para fijarse en Ciudadanos. Pero el PP está con Rajoy, y el partido lo hará visible durante el cónclave en el que oficializará su total despedida de la política. Se espera que asuma la Presidencia de Honor a la que renunció José María Aznar, pero hasta ahora Rajoy ha sorprendido por romper todas las previsiones. Por cierto, no está previsto que en el Congreso participe Aznar, e incluso en el PP creen «que la desafección que han generado sus continuos empujones a Rajoy le han dejado sin predicamento interno hasta el punto de que si apoyase a algún candidato, le hundiría».
La militancia es un segmento del electorado que tiene sus particularidades y con una idea de partido que no tienen por qué compartir los votantes menos ideologizados. Dentro de las direcciones territoriales están haciendo tanteos para pulsar por dónde puede ir el voto de los militantes. Pero saben que las impresiones deben ponerlas siempre en cuarentena porque al final, como es un voto secreto, no hay manera de controlar si las preferencias que declaran se corresponden con las que luego van a trasladar a las urnas cuando llegue el momento de que señalen a uno de los seis candidatos que están en liza. El proceso de primarias es toda una prueba de fuego para el «aparato» del PP y para la capacidad del partido de amoldarse a una nueva etapa sin que hasta ahora hayan tenido en ningún caso cultura de confrontación interna.
Por eso los primeros escarceos de la campaña han confirmado la preocupación que existía dentro del «aparato» del partido respecto a las consecuencias que pueda tener este proceso de elección del líder. Ya se han dado casos en los que para asombro interno la diferencia con el contrincante se está llevando al terreno de enmendar la gestión del Gobierno de Rajoy, aunque se haya participado de él, o a «darse codazos». Y si esta primera batalla va seguida de otra aún «más fratricida» en el Congreso, con fuerzas que puedan estar bastante igualadas, advierten de que el riesgo de fractura es serio.
«Estas primarias están poniendo a prueba todo. Y si hay quien coloca su pelea personal por encima de los intereses del conjunto, la situación es tan débil que por supuesto que podemos salir mal parados de este Congreso», señala un presidente regional.
El poder territorial está recibiendo presiones de algunos candidatos para que se sitúen de su lado y trabajen también a nivel provincial a favor de su candidatura. El problema es que no hay presidente provincial ni regional que pueda asegurar que ese trabajo sirva para algo ni que la militancia vaya a colocarse del lado que él fije oficialmente en la «primera vuelta». En cada una de las candidaturas se hace lectura de parte de la situación, pero sin que se pierda de vista que todo son realmente elucubraciones aunque haya quien parta, supuestamente, de una mejor posición.
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