Caso Faisán
«¿Pero a quién estamos juzgando aquí?»
Las implicaciones políticas del caso, las cuentas pendientes entre policías y la relevancia mediática del proceso no permitían augurar una tranquila vista oral. Pero, por encima de todos esos condicionantes, el juicio del «caso Faisán» –el chivatazo que alertó a ETA en mayo de 2006 de una inminente operación contra su red de extorsión y que ha sentado en el banquillo a dos mandos policiales– ha estado en buena medida marcado por la personalidad del presidente del tribunal. Alfonso Guevara, presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Nacional, ha dejado sin duda su sello en un puñado de frases. Éstas son algunas de sus intervenciones más significativas durante el juicio:
«No nos vamos a asustar»
Al ex jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, se le escapó algún taco durante su declaración. Guevara, lejos de rasgarse las vestiduras, le animó a expresarse «libremente». «Somos mayores de edad y no nos vamos a asustar», terció. «Otra cosa es la educación...», apostilló. Sin embargo, minutos después frenó en seco a Pamies cuando el policía espetó al fiscal Carlos Bautista: «Si usted ya lo sabe, ¿por qué me lo pregunta?». El magistrado exigió al procesado que no «vilipendiara» al fiscal. «Sólo le ha faltado agredirle», le recriminó. El acusado replegó velas. «Nada más lejos de mi intención que faltar al respeto al Ministerio Fiscal», se excusó.
«¿Me quiere dejar hablar?»
Pamies también agotó la paciencia del presidente del tribunal cuando, tras concluir el interrogatorio del fiscal, se apresuró a aclarar que no pensaba contestar al resto de acusaciones (AVT, Dignidad y Justicia y el PP). «¿Me quiere dejar hablar cuando yo estoy hablando?», le llamó al orden voz en grito.
Un expulsado de la sala
La abogada de Pamies, María Ponte, ha tenido que andarse con pies de plomo durante sus intervenciones para no poner a prueba la paciencia de Guevara. Durante el interrogatorio a Carlos Germán, jefe del equipo policial que investigó el chivatazo, la letrada protestó al entender que el comisario «presuponía» las intenciones de su cliente al afirmar que le ocultó la presencia del también procesado José María Ballesteros en los alrededores del bar Faisán el día del chivatazo. La puntilla llegó cuando alguien entre el público exclamó airado: «¡Llevamos toda la tarde igual!». «¿Quién ha comentado?», saltó Guevara. «¡Pues fuera!», bramó después de que se identificara el autor de la frase. Pero no se había olvidado de la abogada. «No se le vuelva a ocurrir interrumpir a un testigo», le advirtió. Y, conteniéndose, añadió: «Evito lo que le iba a decir. Sólo le mando a repasar la Ley de Enjuiciamiento Criminal».
«No son los 100 metros lisos»
Especialmente ocurrente se mostró el juez cuando la abogada de Pamies intentó rebatir a Germán sobre la hora exacta en que Joseba Elosua salió del bar Faisán en dirección a unas cabinas cercanas para intentar avisar al presunto etarra Cau Aldanur de que lo iban a detener si pasaba la frontera. Cansado de tanto cronómetro, quiso dejar patente de una vez que, para el tribunal, resultaba irrelevante. «La Policía no precisa segundos y décimas como si esto fueran los 100 metros lisos», recordó a la letrada.
«¡Que yo no dialogo!»
El abogado de Ballesteros, José Luis Vegas, también tuvo su ración de llamadas al orden durante el interrogatorio de Germán. La reiteración de las preguntas encendió al magistrado. «¡Que no pregunte, que haga la protesta a efectos casacionales! ¡Que yo no dialogo!», exclamó. Y cuando el letrado cuestionó, una y otra vez, la investigación liderada por el comisario, zanjó la cuestión. «¿Pero aquí a quién estamos juzgando: al testigo o a los acusados?». Una cuestión a la que volvió, minutos después, en la declaración de «El Romano», el confidente de Pamies. «¡O se centran o se acaba el interrogatorio. Vamos a centrarnos en los acusados, que no estamos juzgando a los testigos. Ése es el problema de los letrados, intentar sólo desacreditar a los testigos. ¡No estamos en eso!».
«Insisto: es inútil»
La batería de preguntas de la defensa de Pamies sobre las llamadas intervenidas a su cliente exasperó a Guevara, empeñado, como todo presidente de tribunal, en ceñir la vista al objeto del proceso. «Insisto: es inútil. ¿Qué tiene que ver esto con los hechos? Nada de nada de nada. Si quieren preguntar, cada uno estamos pensando en una cosa...».
«¡Céntrese!»
La prueba del algodón para la paciencia de Guevara fue, sin duda, la declaración del casi octogenario (y presunto atolondrado, según el fiscal) Joseba Elosua. Guevara, cansado de su tendencia a la dispersión (real o simulada), le advirtió al fin. «¡Céntrese! ¡Calle un momento!», casi le rogó. «¿Se ha centrado?», le preguntó después para alivio de la sala.
«Para eso estamos nosotros»
El desfile de peritos –cuyos dictámenes el tribunal confrontó acertadamente de forma simultánea– también motivó una intervención de Guevara. El magistrado reconvino a uno de los técnicos que se aventuró a asegurar que el «móvil político» del chivatazo «se infiere del propio análisis del contenido de la filtración». «Eso no lo podrían decir, porque para eso estamos nosotros», intervino para recordarle que ese papel sólo corresponde al tribunal.
Mañana, visto para sentencia
El juicio del «caso Faisán» quedará mañana visto para sentencia. Después de la intervención del fiscal Carlos Bautista del pasado jueves
–cuando mantuvo, en contra de su voluntad, la acusación de colaboración con ETA contra los dos procesados por orden expresa del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce– llegará el turno de los letrados del resto de las acusaciones: Dignidad y Justicia, Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) y el PP. A continuación, serán los abogados de José María Ballesteros, José Luis Vegas, y de Enrique Pamies, María Ponte, quienes expongan al tribunal sus argumentos para intentar convencer a los magistrados de la inocencia de sus defendidos. La vista oral se cerrará con el derecho a la última palabra de los detenidos, del que pueden hacer uso o no. Pero, si como espera el fiscal los dos policías tiran de la manta en un futuro «como en los GAL», habrá segunda parte. Veremos.
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