Reino Unido
Fabián Picardo: «No seremos víctimas del Brexit»
Reconoce que el futuro del Peñón tras la salida de la UE de Reino Unido está por escribir, pero su rechazo a la cosoberanía que propone España parece su única certeza: «Permaneceremos 100% británicos».
Reconoce que el futuro del Peñón tras la salida de la UE de Reino Unido está por escribir, pero su rechazo a la cosoberanía que propone España parece su única certeza: «Permaneceremos 100% británicos».
El mismo día en que la UE respaldaba la tesis de España de vetar cualquier decisión sobre Gibraltar tras el Brexit, LA RAZÓN habla con el ministro principal de la colonia británica, Fabián Picardo. Defiende que la salida de Londres de la UE no es una catástrofe y que el futuro del Peñón no está en riesgo, pero se muestra prudente a la hora de valorar sus efectos y reclama un «acuerdo a medida».
–¿Qué valoración le merece que el punto 22 del borrador de orientaciones para la negociación entre la UE y Reino Unido hable de que cualquier asunto relacionado con Gibraltar habrá de ser pactado entre ambos estados dando, de facto, poder de veto a Madrid?
–Es penoso ver como el Gobierno de una gran nación como España intenta usar un momento difícil para toda Europa, como es el Brexit, para intentar, inútilmente, avanzar en su reclamación rancia sobre nuestra pequeña nación. Sin embargo, no nos coge por sorpresa para nada. Son muchos años viendo cómo operan diversos gobiernos de España en relación a nosotros y como fracasan con cada paso que intentan dar para usurparnos la soberanía. Pero, la verdad, ha sido muy, muy útil que España haya planteado en el borrador ese punto 22. De esta manera, todas las capitales de la Unión Europea ven como el Gobierno de España insiste en esta obsesión poco saludable sobre Gibraltar y como también ha omitido mencionar la fluidez en la frontera, que es tan importante para sus propios ciudadanos. Reino Unido no menciona a Gibraltar en su carta activando el artículo 50 porque no era necesario hacerlo. Pero el Gobierno de España, como siempre, demuestra estar más interesado en el suelo de Gibraltar que en el bienestar de los campogibraltareños.
–Usted definió el pasado miércoles como un «día triste para Gibraltar» ¿Será el Brexit un antes y un después en los 300 años de historia del Gibraltar británico?
–Indudablemente, el pasado miércoles fue un día triste para Gibraltar, como lo fue para todas las personas que en el Reino Unido optaron por la permanencia en la UE y para todos los españoles y europeos que no quieran ver a Reino Unido salir de la UE. El señor Tusk uso la misma descripción cuando recibió la carta de la señora May. Como es sabido, los gibraltareños votamos masivamente a favor del «remain», la permanencia. Y por lo tanto, es triste que nos vayamos en contra de nuestra voluntad libremente expresada. Ahora, definir el Brexit como un antes y un después de los 300 años de historia del Gibraltar británico es una gran equivocación. Estoy seguro que supone una etapa nueva en la historia socio-económica y comercial de nuestro pueblo, pero no va a perjudicar nuestras relaciones con el Reino Unido. Todo lo contrario. Trabajaremos ferozmente para convertir esta nueva etapa en un éxito económico en conjunto con el Gobierno británico, a través de sus nuevas relaciones con los países de la Commonwealth y del resto del mundo. No cabe duda de que se abren nuevas oportunidades y estaremos a la altura de las circunstancias, como siempre.
–Si un mayor control de las fronteras propias está en el corazón de la filosofía que subyace en el Brexit, ¿cómo es posible que no tenga consecuencias cercanas a lo catastrófico para una colonia con las peculiaridades de Gibraltar?
–¡De catástrofe nada! ¡Mas quisieran algunos! En primer lugar, Gibraltar no se considera una colonia, ya que tiene plena autonomía salvo en defensa y representación exterior. Dicho esto, el Reino Unido nunca ha estado conforme con la pérdida de su autonomía en los controles de sus fronteras externas y las repercusiones de este estado de cosas en relación con la inmigración. No hay que olvidar que el Reino Unido es un país isleño y no pertenece al continente europeo. Por tanto, la posibilidad de ejercer control propio en esta materia tiene un gran atractivo para muchos ciudadanos británicos. Este factor ha repercutido muchísimo en los votantes del referéndum y les ha inclinado hacia el Brexit. Por el contrario, Gibraltar esta físicamente en Europa y los gibraltareños, de hecho, somos más europeos, étnicamente, que los británicos del Reino Unido. Nos sentimos europeos y mediterráneos al mismo tiempo que británicos. El libre paso por la frontera es positivo para nosotros y nuestra economía, como también lo es para nuestros vecinos del Campo de Gibraltar. La continuidad de la flexibilidad en la frontera es esencial para que podamos trabajar juntos con la zona y continuar el desarrollo económico que hemos conseguido en beneficio mutuo. Incluso con más cooperación transfronteriza podemos convertir el Brexit en un éxito para los ciudadanos de toda esta zona.
–¿Puede darse un Brexit y que, milagrosamente, no se produzca un Gibrexit?
–Podía haber ocurrido, pero no se nos ha facilitado. España no ha estado a la altura insistiendo en un precio que nunca vamos a considerar. Entonces, como dijo la primera ministra, Theresa May, «Brexit es Brexit». La decisión está tomada. Ahora comienza la etapa negociadora y ya veremos cómo se desarrollan las cosas. Con buena voluntad, todas las partes tendrán que hacer un gran esfuerzo para pactar y evitar los escollos que habrá en el camino. Está claro que entramos en territorio desconocido para todos y es difícil pronosticar qué va a ocurrir. Si no hay acuerdo, todos los países tienen mucho que perder. Así que confiemos en que el sentido común y el interés propio de las partes implicadas impondrán soluciones que conduzcan a fórmulas de entendimiento para la convivencia. Por la parte que nos afecta más a nosotros, Gibraltar, el Reino Unido y España tienen muchísimos intereses en común, y es deber de sus respectivos gobiernos buscar acuerdos de mutuo beneficio para el bienestar de sus ciudadanos y sin cruzar nuestras respectivas líneas rojas.
–¿Qué preparativos ha realizado ya Gibraltar para hacer frente a los retos planteados por el Brexit?
–Todos los necesarios. Ya se ve el resultado. Nuestra economía sigue creciendo!
–Durante las negociaciones que comenzarán en breve, ¿qué directrices pide Gibraltar al Gobierno británico para minimizar los efectos negativos para el Peñón?
–Es un tema no público. Trabajamos estrechamente con el Reino Unido en todos estos temas. No les voy a contar más.
–Usted se ha referido a un «acuerdo con múltiples facetas» de salida del Reino Unido de la UE y también a que Gibraltar aspira a un acuerdo propio. ¿Qué características debería tener ese «acuerdo a medida»?
–También trabajamos en este tema directa y discretamente con el Reino Unido.
–El ministro Dastis ha dicho repetidas veces que no tiene intención de cerrar la verja, ¿le tranquilizan sus declaraciones?
–Yo nunca pensé que el Gobierno español, ningún Gobierno español democrático, contemplará cerrar la frontera. La historia ha demostrado que el cierre en 1969 por el general Franco fue un gran error que causó mucho sufrimiento, no sólo a los gibraltareños, sino también a los españoles que perdieron sus puestos de trabajo y sus negocios. El corte en las relaciones personales y familiares también trajo mucho dolor. Es más, esa estupidez histórica forjo más que nunca los lazos entre Gibraltar y el Reino Unido. Somos más británicos después del cierre que antes. Las declaraciones del ministro Dastis son buena noticia para los ciudadanos de esta zona tan castigada por la política de algunos ministros de Exteriores anteriores y demuestran su talante diplomático pero no cambia el objetivo de España en relación a la soberanía de Gibraltar. Esperemos que este ministro traiga una nueva oportunidad de entendimiento y colaboración.
–Verja desmantelada, estatuto fiscal propio, instituciones de autogobierno análogas a las de cualquier otra comunidad autónoma, doble nacionalidad... ¿tan poco atractiva es la oferta de cosoberanía ofrecida por España?
–No se trata de que sea atractiva o generosa. El hecho es que los gibraltareños han votado en dos referéndums, en 1967 y en 2002, y han expresado claramente su voluntad. No es nada contra España, de hecho nos llevamos perfectamente bien con toda la zona de nuestro entorno. Pero es que no nos interesa para nada. No es que tenemos precio y no lo habéis alcanzado. Esto no es una subasta. ¿Por cuánto vendería usted España a Alemania? No se trata de compra –venta. Nosotros nacimos británicos en un Gibraltar británico y nada nos va a cambiar. ¿Por qué no respetáis eso y asumís que la historia ya ha determinado en perpetuidad la soberanía de Gibraltar?
–¿Qué estatuto especial debería ofrecer Madrid a los gibraltareños para que estos se dejaran seducir o al menos se lo pensaran?
–Creo que ha quedado bien claro que el pueblo de Gibraltar ha decidido continuar con sus relaciones estrechas con el Reino Unido. Esto no impide que deseemos las mejores relaciones con España. Pero, por favor, ni con palos ni zanahorias vamos a cambiar de punto de vista. No somos un burro que aligera el paso a palos un momento y con zanahoria en otro momento. Solo su pregunta es faltar el respeto a nuestro derecho a decidir.
–¿Tan inasumible es la cosoberanía y ser «coespañoles» como para arriesgarse a un cambio tan dramático como el sufrirá la colonia en el futuro próximo?
–No estamos en riesgo alguno. Y además, ya se lo ha dicho antes al público internacional: Gibraltar soportara cualquier carga, pagaremos cualquier precio y afrontaremos cualquier dificultad con el fin de determinar nuestro propio futuro y que nuestro peñón permanezca exclusivamente 100% Británico. Y ya lo hemos demostrado. Hace 50 años votamos en referéndum seguir siendo británicos. Nos cerraron la frontera y no cambiamos de opinión. Este pequeño revés no va a cambiar nada.
–En el último encontronazo con España acudieron a Bruselas. ¿A dónde van a acudir ahora?
–Esperemos que no haya encontronazos y esperemos que seamos capaces de resolver todos los asuntos entre Reino Unido, España y Gibraltar y los otros 26 miembros de la UE. Pero está claro que la corte de Luxemburgo seguirá teniendo alguna jurisdicción relevante y que hay otros foros relevantes. Desafortunadamente el gobierno español rehusa atender a los tribunales internacionales relevantes por la poca confianza que tiene en el mérito jurídico de su reclamación a Gibraltar. ¡Ya nos lo ha confirmado más de un embajador español retirado!
–¿Qué valoración le merece el hecho de que empresas gibraltareñas estén abriendo delegaciones en localidades del Campo en previsión de lo que pueda pasar?
–Me parece bien. Harán parte de su negocio desde allí y la mayoría desde aquí y tributaran algo en ambos lados.
–¿No cree que hay un poco de «wishful thinking» (pensamiento ilusorio) en sus recientes declaraciones de que Gibraltar «será capaz de crecer y prosperar aún más en el futuro en el contexto de acceso a nuevos mercados» una vez consumada la salida de la UE?
–En absoluto, Gibraltar siempre se ha adaptado a las distintas circunstancias para reorientar su economía y estoy convencido de que en esta ocasión lo lograremos igualmente. El «wishful thinking» es el pensar que Gibraltar se convierte en presa fácil. Seremos más fuertes económicamente y más británicos que nunca una vez fuera, desafortunadamente, de la órbita europea donde el gobierno español ha intentado poner siempre obstáculos en nuestro camino. Estando fuera de Europa, España pierde influencia en relación a Gibraltar. ¡Ese es el factor más positivo del Brexit que ni elegimos ni deseamos, pero no hay mal que por bien no venga!
–Me sorprendió escucharle hablar en su última comparecencia parlamentaria de los «ámbitos de interés y preocupaciones comunes» entre el Gobierno de España y las autoridades del Peñón. ¿Detrás de este cambio de retórica puede hablarse de un clima distinto de relaciones con Madrid?
–No es retórica. Por nuestra parte –ahí están los acuerdos de Córdoba– siempre hemos querido afrontar los problemas de cooperación policial y financiera o medioambientales, pero en estos últimos cuatro años no hemos encontrado ni siquiera interlocutores, por lo que esos «ámbitos de intereses y preocupaciones comunes» no se han podido poner ni sobre el tapete. No ha sido por falta de ganas y animo en Gibraltar.
–¿Qué diferencias ha percibido Gibraltar desde el cambio de titular de Exteriores?
–Un talante nuevo más profesional y más diplomático que debería traer oportunidades nuevas, pero desafortunadamente el mismo objetivo inasumible para los gibraltareños. Todo puede seguir igual o todo puede mejorar. Veremos.
–En su intervención en el Parlamento tras la invocación del artículo 50 dijo «No habrá un eslabón débil en el Brexit». ¿Podría explicar a qué se refería exactamente?
–Gibraltar se siente plenamente defendida por el Reino Unido en todos los apartados relevantes. Como confirme en el Parlamento también, no seremos moneda de cambio para nada ni para nadie en el Brexit y no seremos víctimas del Brexit; seremos un éxito del Brexit y en eso decepcionaremos a muchos que parecen querer vernos fracasar. ¡Qué pena que haya gente de ese tipo aun en España!
–Las aguas según Utrecht son españolas. ¿Por qué se boicotea el trabajo de la Guardia Civil?
–En el Tratado de Utrecht no se mencionan las aguas. Y según el Tratado UNCLOS de Naciones Unidas sobre la ley del mar, Gibraltar tiene aguas territoriales y por tanto son británicas. En lo que se refiere a la Guardia Civil, no es cierto dicho boicot. Es más, es mentira y puro invento diseñado para perjudicar la reputación del buen pueblo de Gibraltar y de nuestros magníficos cuerpos policiales y de servicio de aduanas. Las autoridades de orden público de Gibraltar colaboran constantemente con la Guardia Civil y han logrado conjuntamente importantes éxitos contra el narcotráfico. Me pregunto ¿por qué algunos quisieran propagar una falsa realidad contraria? Para la nación gibraltareña el imperio de la ley es esencial. Trabajamos constantemente contra el narcotráfico prevaleciente entre el norte de Africa y España que pasa por las aguas británicas de Gibraltar. Esa es la verdad de la tarea de nuestras fuerzas de orden público. Publiquen eso, y no mentiras que afirman lo contrario.
–¿Gibraltar británico o un referéndum para decidir?
–¡Gibraltar británico siempre, y si hacemos un nuevo referéndum le garantizo que el resultado sería ese!
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